La semana pasada, la secretaria general del PSN, María Chivite, realizó una encendida defensa de SKOLAE sobre la que seguramente merece la pena detenerse a reflexionar un momento.
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De algún modo, la líder socialista vino a hacer suyo el discurso de Marisa de Simón y la izquierda radical en general en el sentido de que la libertad educativa no existe, la educación es un derecho sólo del menor y en absoluto de las familias, y el derecho del menor a la educación consiste en que debe ser educado por el gobierno.
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Chivite defendió también un modelo de escuela en el que “todos los centros que reciben fondos públicos se imparta una asignatura que aborde cuestiones como la igualdad y la educación afectivo-sexual”, reclamando a Barcos que “no dé ni un paso atrás respecto al programa Skolae porque en estas cuestiones no solo no debemos retroceder, como quiere la derecha, sino que debemos avanzar para que la igualdad sea real y efectiva, cosa que hoy aún no lo es”.
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Que todos los que pagan impuestos puedan elegir la educación que quieren para sus hijos
Estas consideraciones de Chivite sobre la Educación resultan chocantes porque da la impresión de que, tal y como entiende lo público María Chivite, si el gobierno te paga la educación de los hijos, el gobierno puede elegir la educación de los hijos. ¿Se puede tener un concepto tan desenfocado sobre en qué consiste lo públic,o? Es decir, el gobierno no paga nada. No existe algo así como el dinero del gobierno. Mucho menos la educación de nuestros hijos la paga María Chivite de su bolsillo, como para que pueda decidir sobre ella. Por el contrario, precisamente porque se paga con dinero público, la gente tiene que tener libertad para poder elegir. Naturalmente que sí, que todos los que pagan impuestos puedan elegir la educación que quieren para sus hijos. Porque no son los ciudadanos los que reciben dinero del gobierno, es el gobierno el que recibe el dinero de los ciudadanos. Sólo si Chivite pagara la educación de los hijos de alguna familia con su dinero particular, tal vez entonces podría creerse con el derecho a elegir sobre la la educación de esos hijos. Por el contrario, resulta aberrante acostumbrarnos a que el gobierno le quite a las familias vía impuestos el dinero con el que podrían pagar la educación de sus hijos, para después hacer como que es él quien paga la educación y, a cambio, cobrarse el peaje de elegirla en vez de las familias a las que primero les quita el dinero y después les quita la libertad educativa a cambio de devolverles el dinero.
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¿Y si de una familia no se puede decir que pague la educación de sus hijos sólo con sus impuestos? Pues a esta familia, si acude a la educación pública, le sigue pagando la educación el conjunto de los ciudadanos, no María Chivite, y tampoco se entiende que por esta razón deba perder esta familia su derecho a la educación.
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Chivite consideró además “desmesurada” la reacción que está habiendo “en sectores conservadores de la derecha, que consideran que educar en afectividad y sexualidad, es decir, en lo que es inherente al ser humano, es adoctrinar, pero en cambio siguen queriendo que la religión esté presente en las aulas, cosa que los socialistas pensamos que es una cuestión que pertenece al ámbito privado”.
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Una casilla del “no” a SKOLAE para ya
De nuevo vuelve a haber una radical oposición entre Chivite y la libertad. ¿Por qué la sexualidad es inherente al ser humano y no la espiritualidad? ¿Eso quién lo decide? ¿Chivite otra vez? ¿Y qué sexualidad? ¿El concepto de sexualidad de Chivite? ¿Y por qué la gente religiosa que paga impuestos no puede elegir formación religiosa en los centros públicos? ¿Por qué la formación religiosa debe ser erradicada de lo público y no puede elegirse voluntariamente y en cambio los conceptos de sexualidad y ciudadanía basados en la ideología de Chivite no sólo pueden estar en lo público sino que deben ser obligatorios? La educación pública deber ser o neutral y por tanto consensuada o de libre elección. Lo contrario se llama adoctrinamiento e imposición, que lógicamente puede darse en el terreno de la religión, pero también en cualquier otro campo, como parece soslayar la líder de los socialistas navarros.
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Chivite remató sus consideraciones sobre SKOLAE declarando que “los socialistas seguiremos apoyando el programa porque no hay que dar ni un paso atrás en esta materia y el Gobierno ha de mantenerse firme con los centros concertados”.
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La libertad no sólo hay que defenderla en la educación concertada, que por supuesto también
En los últimos días se está generando un debate sobre si SKOLAE va a ser o no obligatorio en los centros concertados, habiendo declaraciones de los miembros del gobierno para todos los gustos. Sin embargo, parece como que algunas personas aceptarían de buen grado SKOLAE si se ciñera únicamente a los centros públicos. Efectivamente, esto sería una solución parcial y el adoctrinamiento gubernamental y sus experimentos afectivo-sexuales con niños no debería alcanzar a los centros concertados, ¿pero acaso significa esto que se de por bueno todo ese contenido en los centros públicos? ¿Por qué las familias de los centros públicos no han de poder elegir? ¿Por qué el sistema público ha de convertirse en un instrumento de adoctrinamiento gubernamental? El adoctrinamiento gubernamental está mal en todos los ámbitos. Por supuesto que en el privado y el concertado, pero también en el público. Otra cosa es que eventualmente no se pueda defender la libertad más que en la educación concertada, o ni allí, pero eso no puede significar que el adoctrinamiento en los centros públicos sea objeto de una cierta aceptación general resignada.
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Un comentario
¿Sabino Arana se ha enterado de última super-idea de sus mariachis?
Hasta ahora, los niños estaban mejor en el cole que deambulando por la calle; con la implantación del «skolae» tengo serias dudas de que siga siendo así.