En el centro de todas las recientes concentraciones y actos violentos de la izquierda abertzale en Navarra se encuentra la figura de Francisco Javier Ruiz Romero, el autor material del asesinato de Tomás Caballero en 1998. El etarra, irredento, partidario de la línea dura, contrario al abandono de las armas, lleva unos días en huelga de hambre y desde entonces es objeto de toda una campaña de apoyo por parte de la izquierda abertzale. Lo llamativo en este caso, sin embargo, es que Bildu denomina abiertamente a Ruiz Romero como “preso político”. Es decir, al criminal que le pegó dos tiros en la cabeza a una persona desarmada, Bidu no lo considera un asesino sino un preso político.
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Llamar “preso político” al autor material del asesinato de un concejal de UPN pone de manifiesto más allá de toda duda razonable que es mentira que Bildu condene la violencia de ETA. Si condenas la violencia de los etarras, entonces son criminales, su condena es justa y merecida y no los puedes llamar presos políticos. Si los llamas presos políticos es o porque niegas o porque justificas su violencia, pretendiendo que no están en la cárcel por acciones criminales sino al ser injustamente perseguidos por sus ideas políticas. En definitiva no se puede condenar la violencia de ETA y al mismo tiempo llamar presos políticos a los etarras. Una de las dos cosas es falsa.
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Los contenedores quemados, las manifestaciones en apoyo del asesino y el lenguaje exculpatorio de Bildu son la prueba de que Ruiz Romero se tiene que pudrir en prisión. No se dan las condiciones para que estos asesinos sin arrepentir y que por el contrario llaman a retomar la violencia salgan a la calle, mucho menos a la vista del apoyo político y social del que gozan. Ruiz Romero no es un etarra cualquiera, es uno de los pistoleros más crueles y sanguinarios. Si consiguen beneficios o sacar a la calle a este etarra, podrán conseguir beneficios o sacar a la calle a cualquiera. Si no son capaces de renegar ni de este etarra, no renegarán de ninguno. Por lo demás, el tipo de medidas que el etarra merece son exactamente las mismas que merecería cualquier miembro de la manada que se pusiera en huelga de hambre. O la atención que merecerían en la misma situación otros presos políticos ilustres como “el chicle” o José Bretón.
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2 respuestas
Esto pasa porque se legalizó un partido que nunca debió ser legalizado. Se debe deshacer esta injusticia.
Pero la ETA ¿no había sido derrotada?. Ahí están las consecuencias de las políticas antiterroristas de ZP y Rajoy.