Como todo el mundo sabe, actualmente el respeto a los Fueros expresa y refleja un pacto bilateral entre Navarra y el estado que nos remonta a 1512, a Fernando el Católico, a los beaumonteses y a la incorporación de mutuo acuerdo a la corona española. Es por ello que el nacionalismo vasco no ha tenido nunca demasiada estima por el Fuero y su Amejoramiento, puesto que no se trata del reflejo de un enfrentamiento con el resto de España sino, por el contrario, de la consecuencia de un entendimiento y un acuerdo mutuo de respeto.
Lógicamente, un pacto bilateral puede ser desbordado tanto por una parte como por la otra. Normalmente damos por hecho, o el nacionalismo da por hecho, que todo ataque al régimen foral proviene necesariamente del estado central. Y efectivamente así ha sido en algunos casos, por no hablar de 1841 o de la Gamazada. Pero el hecho es que el incumplimiento puede venir tanto del lado del estado, por defecto, como del lado navarro por exceso. Es decir, que para hablar de incumplimientos o contrafueros tendríamos que analizar caso por caso.
Así, el propio Roberto Jiménez reconocía hace algunas semanas en una entrevista que el Parlamento de Navarra se ha dedicado a aprobar leyes más allá de sus competencias para luego crear artificialmente un conflicto con el estado. Entre los riesgos de esta política insensata se incluye el de que un conflicto se puede iniciar artificialmente para acabar luego siendo real y poner en peligro alguna competencia foral. Obviamente el propio PSN ha actuado como la gasolina del cóctel que necesita el nacionalismo, aunque Roberto Jiménez hable como si fuera un observador de la situación en vez de cómplice necesario.
Al nacionalismo no le gustan los Fueros porque no quiere un acuerdo con el resto de España sino ruptura y enfrentamiento. Por otro lado, cuando el gobierno de España no le gusta a la izquierda navarra, esta se dedica a sobrepasar el Fuero de la mano de los nacionalistas para disfrazar de navarrismo su falta de aceptación democrática de los resultados de las urnas a escala nacional. La realidad es que los Fueros se parecen un poco a poder hacer uno lo que quiere en su camarote pero, lógicamente, sin dedicarse a tratar de hundir el barco.
Obviamente no seremos nosotros quienes pidamos relajar la defensa del régimen foral en los casos que sean precisos y seguro que estos casos existen. Pero paradójicamente no falta quien, desde la órbita nacionalista, tan pronto considera que el gobierno de España ataca el régimen foral como que lo sostiene artificialmente, por encima incluso de sus posibilidades (véase el asunto del IVA de la Volkswagen), señalando que Madrid no puede dejar que las cuentas navarras quiebren mientras gobierne UPN, puesto que sería facilitar la llegada al gobierno foral del nacionalismo vasco.
Es decir, que desde el nacionalismo vasco lo mismo se crean conflictos con el estado que luego se denuncian esos conflictos buscados. O que lo mismo se asegura que “Madrid” pretende acabar con el régimen foral que se denuncia que el estado aporta al régimen foral mucho más de lo que debe, para mantener al gobierno y alejar a los nacionalistas del ejecutivo.
Por nuestra parte, lo mismo que nos reafirmamos en la defensa de los Fueros y la España plural remarcamos una vez más que una defensa de los Fueros sin unas cuentas equilibradas y saneadas es pura palabrería. Por no mencionar el hecho de que, para tener unos impuestos más altos que los del resto de España o nuestros vecinos más próximos, ¿para qué queremos un régimen fiscal propio? Los Fueros tampoco pueden ser un instrumento que se defiende intermitentemente según quién gobierne España. El mayor problema del régimen foral es que, a la vista de algunos de sus defensores, a los Fueros no les hacen falta enemigos mortales.
2 respuestas
Los fueros son usados como comodín multiuso para los nacionalistas; unos días les da por ningunearlos para absorbernos dentro de una Euscadi centralista y otros días piden la «reintegración foral plena», es decir, acabar con la Constitución Española…como paso previo para la anexión a la Euscadia Soñada.
Puro onanismo político continuado.
Nada que objetar al régimen foral de Navarra, cuando ésta ha demostrado siempre su lealtad y defensa de la idea de España, y ésta estaría amputada sin aquella . El régimen foral debe mantenerse en sus justos términos mientras los navarros lo deseen y sin perjuicio de su adecuación. No podemos caer el resto de españoles en actitudes propias de convencionalistas franceses respecto de Navarra como pretenden algunas formaciones políticas. Lo que si debe ser cuestionado es el concierto vascongado , aunque moleste a los separatistas.