Según publicaba ayer navarra.com, en las últimas semanas han sido varios los padres que han denunciado el acoso y los tocamientos que han sufrido sus hijas a manos de lo que aparentemente sería un grupo de menas (menores extranjeros no acompañados) en las inmediaciones de Carlos III. Los actos de acoso habrían afectado a varias niñas en varias ocasiones, teniendo como protagonista a un mismo grupo de entre 8 y 15 menores, que para más señas vivirían en una residencia del Gobierno de Navarra.
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A lo mejor la información publicada por navarra.com no es exacta, o los padres denunciantes están equivocados, o los testimonios de las víctimas no son creíbles, o en Carlos III reina la armonía más absoluta. Ahora bien, en caso de no ser así, la información es gravísima, y no sólo la información sino la aparente falta de reacción.
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Buscando información relacionada y limitándonos sólo a noticias de hace una semana, encontramos casos de abusos y agresiones sexuales protagonizados por menas en Canet de Mar, en Masnou, en Bilbao… Todos estos casos, ¿se produjeron sin previo aviso o ya venían pasando cosas como las que parecen estar pasando en Pamplona? ¿Hay o no hay un problema en España con los menas?
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El mal negocio de exportar científicos e importar violadores
Hay un creciente número de partidarios de no publicar la nacionalidad de los agresores sexuales en las noticias. Sin embargo, algo pasa cuando se plantea la necesidad de ocultar ese dato. Algo revela un dato cuando se pretende ocultarlo y los problemas no se arreglan ocultándolos. Por un lado puede que tengamos un problema con un determinado colectivo y las agresiones sexuales. Ocultando la verdad no se ayuda ni a las mujeres ni a los inmigrantes. No hacer nada con un grupo que representa un problema para la seguridad de las mujeres no ayuda nada a las mujeres. Y para evitar la xenofobia, lo peor que se puede hacer es rodear de un manto de silencio o de impunidad a un grupo de agresores sexuales por su origen. Individualizando las responsabilidades, obviamente, porque hasta para los menas que no son conflictivos es contraproducente que no se actúe duramente contra los que sí lo son.
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4 respuestas
Cualquiera que pasee por Carlos III un sábado por la tarde los puede ver trapicheando y repartiéndose tareas. Y estos angelitos viven en un chalet de la colonia Argaray, junto al colegio Sagrado Corazón, a nuestra costa. ¿Puede una sociedad y un gobierno ser más imbéciles?
No son militares ni guardias civiles. Son islámicos. No hay manifestaciones. Ya no os creemos, hermanas (o primas). El Gobierno de Navarra no emite comunicado para presionar a la Justicia. Los menas son así y debemos integrarnos en su cultura y tradiciones milenarias.
Contestando a la pregunta de Urko Jon, la sociedad y el gobierno han alcanzado la cúspide en cuanto al grado de imbecilidad. Sin embargo, en cuanto a cantidad, tal como indica un viejo dicho italiano, todavía queda recorrido: “la madre di imbecilli è sempre incinta” (la madre de los imbéciles está siempre embarazada).
Y en un italiano más antiguo: “Patiendo multa, venient qua nequeas pati”.
(A fuerza de soportar mucho, llegará lo que no pueda soportarse)