Los medios de la izquierda abertzale, desde el Gara al Diario de Noticias, han viralizado el escrito de un activista que durante su vida ha recogido y canalizado algunas herencias de particulares destinadas a financiar el MLNV, el cual pretende ahora financiar con su propio testamento a la izquierda abertzale, y que anima a todos los simpatizantes de la causa a que dejen la herencia a los movimientos, partidos y causas abertzales. A falta de impuesto revolucionario un testamento revolucionario, por decirlo de algún modo. Adolfo Araiz, ex miembro de la mesa de la muerte o Mesa Nacional de la ilegalizada Batasuna, ha retuiteado rápidamente el artículo, y es que si alguien sabía un rato de esto de las mortajas esa era la Mesa Nacional de Batasuna.
“La mortaja no tiene faltriquera”. Acertado articulo de Joxe Mari Esparza para reflexionar sobre una donación militante al final de la vida, según el compromiso y posibilidades de cada cual. La pelea la van a continuar, otr@s militantes seguirán luchando. pic.twitter.com/HaJe9YE2GA
— Adolfo Araiz (@AdolfoAraiz) August 18, 2025
Resulta conmovedor en todo caso observar a la izquierda abertzale defender la noble institución de la herencia, el Fuero y la libertad para testar del propietario. Lo llamativo es que la defensa de estas causas no sea general sino en el caso particular de que los beneficiarios de la herencia sean las plataformas abertzales. Es como defender la libertad de expresión o la libertad ideológica siempre siempre que pienses como pensamos y digas lo que decimos. Pero claro, qué se le puede explicar de esto a Bildu y a la gente que viene de Batasuna y del MLNV, el monstruo con tentáculos cuya cabeza era ETA y con el que si te enfrentabas, efectivamente, más te valía hacer testamento.
El hecho es que la herencia, esa institución tan odiada por la izquierda, es por otro lado sólo lo que te queda tras ir entregándole en vida al gobierno todo lo que tienes cuando gobierna la izquierda. Insatisfecha con que a lo largo de la vida sólo le entregues a los gobernantes izquierdistas la mitad o tres cuartos de lo que tienes, una vez muerto te invitan a que les dejes también en herencia lo que te quede a sus plataformas y sus causas. Por supuesto no a las Hermanitas de los Pobres, Cáritas u otras instituciones católicas que atienden a los necesitados ante la inoperancia de la administración. En este sentido no puede faltar la cita el Opus en el artículo mortaja. Por lo que sea el mundo abertzale vive obsesionado con el Opus. Hablando de lo que sea hay que citar al Opus. O cerrarle la carretera de acceso. O llegado a cierto extremo ponerle una bomba, como el MLNV y los presos a los que el articulista propone ayudar con las herencias. El articulista se presenta por otro lado como todos esos abertzales que llaman construir la patria vasca a matar a echar de su tierra a todos los vascos que no piensan como ellos, MLNV y futuros terroristas presos de por medio.
Ahora que los abertzales controlan todo y pueden hacer caer cualquier gobierno, nos podemos dar con un canto en los dientes con que dejarles la herencia a ellos sea al menos todavía optativo. Lo suyo estando en el gobierno es que te lo quiten ya todo en vida, asegurando que eso es lo social. ¿Mejora la vida de la gente en los lugares donde no hay herencia ni propiedad particular y el gobierno gestiona el 100% de los recursos? Salta a la vista que no. El problema a largo plazo es que los únicos que le dejen la herencia a Otegui o Joseba Santamaría sean de facto cuatro aberchalados. O sea, que esto de apelar a la libertad para testar a favor de la izquierda abertzale hay que concebirlo como una reclamación temporal, hasta que se den las condiciones para que por el bien de Euskal Herria el mandarinato socialista abertzale tenga el control de toda la propiedad. No sea que entre dejar la herencia al aberchalato o no, haya testadores que decidan que no.