Si no sabes geografía, no entiendes lo que pasa con el petróleo, los iraníes y los hutíes

Dicen que es imposible enseñar historia, no digamos geoestrategia, sin saber geografía. O sea, que si sales de la escuela sabiéndolo todo sobre diversidad afectiva pero nada sobre geografía es probable que tampoco sepas nada de historia ni puedas entender tampoco ninguna crisis estratégica de la actualidad informativa. Una noticia como, por ejemplo, la de que EEUU ha formado un grupo naval de combate para garantizar el tráfico marítimo en la zona del Canal de Suez. Es decir, para proteger el canal que permite la comunicación del tráfico naval entre Asia y Europa. Por dónde nos llega, además de todo otro tipo de mercancías, el petróleo que consumimos en Europa, en una buena medida por los petroleros que constantemente atraviesan el Canal de Suez. Si se tapona el Canal de Suez la economía y el comercio mundial sufriría un infarto. Un problema en el tráfico marítimo del Canal de Suez es un problema económico y estratégico de primera magnitud.

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Como puede apreciarse en el mapa (de nuevo la maldita geografía), la existencia en el mundo de un grupillo más de chiflados islámicos no tiene mayor importancia, salvo que esos chiflados aparezcan en Yemen. ¿Por qué? Porque con unos cohetes y unos drones pueden poner en jaque el tráfico marítimo nada menos que en un extremo del Canal de Suez. En condiciones normales, quizá ya la flota estadounidense habría vaporizado a estos chiflados, pero hay que tener en cuenta un par de factores añadidos a la presente situación.

Por un lado, tenemos a Israel en plena ofensiva en Gaza, y EEUU trata de evitar que el conflicto pase de ser local a regional o global. Los famosos terroristas hutíes que están lanzando drones y cohetes contra los barcos lo hacen, dicen, en apoyo a los palestinos, por lo que no interesa entrar en este momento a trasladar el conflicto de Gaza hasta Yemen, como pretenden los hutíes. Por otro lado, si los hutíes tienen cohetes, drones y alguna relevancia en este momento es porque reciben el apoyo de los iraníes, que a su vez son aliados de los rusos y hasta cierto punto también de los chinos.

Una vez más, el mapa anterior nos indica la problemática estratégica de un país como Irán. No sólo es el petróleo que produzca o venda el propio Irán, sino que un conflicto con Irán compromete el tráfico naval de petróleo en todo el Golfo Pérsico. O sea, antes de llegar al Canal de Suez y atravesarlo, buena parte del petróleo que llega allí tiene que ser capaz de salir del Golfo Pérsico. Si Irán compromete el tráfico naval del Golfo Pérsico, compromete el petróleo que sale de Arabia Saudí, de Irak de Kuwait, de Baréin y de Qatar. Por eso los hutíes pueden andar molestando a los barcos de la zona con una cierta impunidad.

Pero claro, todo tiene un límite. Si los hutíes tensan demasiado la cuerda, alguien puede pensar que las consecuencias de no hacer nada con ellos empiezan a aproximarse tentadoramente a las consecuencias de hacerlo. En ese momento subirían por tanto las posibilidades de que eso pasara. Hasta este momento a los hutíes les favorece la persistencia del conflicto en Gaza, porque se está tratando desesperadamente de impedir que el conflicto se extienda y empiece a implicar a todo el mundo árabe, y Occidente se conforma con tomar medidas defensivas -de momento bastante eficaces- destruyendo con su flota los drones y misiles que lanzan los hutíes contra el tráfico marítimo. La pregunta final es si todo esto responde a un mundo en el que los conflictos los dirigen las ideas o la economía, como sostiene el marxismo. Puedes comprar una montaña con dinero, pero para moverla necesitas la fe. Desde luego Occidente está tratando de evitar el conflicto por motivos económicos, y sólo si el coste de evitar el conflicto fuera mayor que el de afrontarlo lo iniciaría, pero las acciones incendiarias de Hamás, los hutíes e Irán, no tienen como móvil la economía sino las ideas, la religión.

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