¿Quién es el PNV?

VOX ha decidido pelear la entrega del palacete al PNV de modo que ni el estado español quede desposeído de este bien de su propiedad, ni el PNV se vea enriquecido por la entrega de este valioso inmueble en París, propiedad del pueblo español. Al PNV no le ha gustado esta actitud y su presidente, Andoni Ortúzar, le ha respondido con una carta a Abascal llena de cosas dignas de comentar.

Para empezar, Ortúzar no puede evitar comenzar su carta denigrando a VOX en la misma medida en que ensalza la irreprochable (ya veremos) historia del PNV: “un partido centenario como EAJ-PNV, al que avala su intachable hoja de servicios en defensa de la causa de la democracia, la libertad y los derechos humanos a lo largo de sus casi 130 años de existencia”. ¿Y aún tiene Ortúzar la desfachatez de ser el que acusa a Abascal de propagar falsedades y bulos? Veamos.

Lejos de nacer como un partido que defiende la democracia, la libertad y los derechos humanos, el PNV es el partido creado por un racista delirante que creía en la superioridad de la raza vasca. Que Ortúzar se sienta orgulloso de presidir el partido fundado por un supremacista define perfectamente hasta qué punto el PNV rebaja el listón a partir del cual experimentar el orgullo. Lo normal sería sentirse más bien avergonzado de pertenecer a una organización de origen supremacista. He aquí algunas citas de Sabino Arana que ilustran todo lo dicho:

“Para nosotros sería la ruina que el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema bizkaíno, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida”.

“Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas”.

«Les aterra el oír que a los maestros maketos se les debe despachar de los pueblos a pedradas ¡Ah la gente amiga de la paz!»

“Nada importa, pues, la extinción de nuestra lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales; nada, esta misma esclavitud política de nuestra Patria; nada, absolutamente nada, importa todo eso, en sí considerado, al lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad”.

“Pues ¿qué? Es acaso la tierra que pisamos la que constituye la Patria? ¿Qué más nos da tener una Bizkaya libre aquí entre estas montañas, como tenerla en otra parte? Solamente nos importaría esto lo que aquel que, al trasladarse de domicilio, se ve precisado a dejar la casa en que naciera y se criara; y tan poco nos importaría a nosotros aquello como a éste le importara un traslado, con tal que lo hiciese acompañado de su familia. Por el contrario: si se diera una Bizcaya, libre sí, pero constituida por la raza española, ¿sería en verdad Bizcaya? Sólo en los mapas; y de éstos en los políticos, que no en los etnográficos o de razas”.

Don Sabino Arana, el fundador del PNV que tan orgullosamente preside el señor Ortúzar, no sólo era supremacista en la cuestión de las razas, sino que también lo era en cuestión de géneros, considerando inferior al género femenino y a la mujer poco menos que un animal de compañía. Lo tenía todo don Sabino.

“Esos defectos de esta infeliz mitad del género humano son ingénitos en ella e inseparables de su sexo: si la mujer, con lo vana que es, amara, el mundo sería una orgía continua y de sus locuras estaría saturada la vida social; y si es vana e inferior al hombre, es decir, si no tiene tanto seso y corazón como éste, es porque, de suceder lo contrario, la lucha entre el hombre y la mujer sería terrible desde el hogar doméstico hasta las esferas más elevadas del gobierno de los pueblos. La mujer, pues, es vana, es superficial, es egoísta, tiene en sumo grado todas las debilidades de la naturaleza humana […]. Pero por eso de ser precisamente inferior al hombre en cabeza y corazón, por eso el hombre debe amarla: ¿qué sería de la mujer si el hombre no la amara? Bestia de carga, e instrumento de su bestial pasión; nada más. La mujer necesita de la protección del hombre, de su tutela; como el hombre necesita de su compañía”.

Desde luego si de algo cabe estar seguro es de que Santiago Abascal no es un fascista, porque lo que enseña la historia es que cuando los peneuvistas ven un fascista se le rinden de inmediato. Así vino a pasar en la Guerra Civil cuando, tras unos cuantos reveses con poco esfuerzo (recuérdese a los 40 de Artajona tomando San Sebastián) frente a las tropas nacionales, mediante el vergonzoso Pacto de Santoña el PNV acordó la rendición de los gudaris a las tropas de Mussolini. Esta rendición representa un bochorno histórico tanto porque el ejército italiano no ha tenido otra victoria desde tiempos de los romanos salvo esa ante los gudaris del PNV como por ser, esa sí, una verdadera rendición ante el auténtico fascismo, el de verdad, el genuino, no el de llamar fascista a todo el que piensa distinto.

Antes de esa rendición, sin embargo, no pueden pasarse por alto las atrocidades sucedidas durante la Guerra Civil en la retaguardia de la zona gobernada por el PNV. Cualquiera puede buscar en Google la historia de los barcos prisión “Cabo Quilates” o “Altuna Mendi”, asaltados para asesinar a todos los nacionales allí detenidos. O el caso de la cárcel de Larrinaga, el Convento de El Carmelo, el Convento de Los Angeles Custodios o la Casa Galera. Los lugares donde eran acumulados los presos nacionales eran sistemáticamente asaltados para asesinar a los detenidos, y eso sucedía bajo el gobierno del PNV. También se asaltaron las cárceles de Ondarreta, Tolosa y Guadalupe. Víctor Pradera y su hijo fueron asesinados en una acción represiva del bando peneuvista justo en las fechas en las que el PNV dice que se estaba comprando el palacete parisino.

Pero es que el PNV resulta que estaba a favor de los dos bandos. O sea, el PNV estaba con los defensores de la dictadura del proletariado en Vizcaya y Guipúzcoa y con los alzados en Alava y Navarra. ¿Cuál debemos considerar que es el PNV genuino? ¿El de Aguirre o el de Urmeneta? ¿El que estaba con los franquistas o el que estaba con los estalinistas?

A lo mejor es un exceso sostener que el PNV intentó un idilio con los nazis por amor verdadero, pero lo cierto es que parece bastante claro que un intento de romance con Hitler sí que hubo. En el mejor de los casos se podría alegar que en aquel momento parecía que los alemanes tenían ganada la guerra y que no cabía otra opción que intentar entenderse con ellos, en el peor que el PNV de la época volvió a demostrar escaso valor y que a fin de cuentas el supremacista Sabino Arana y el supremacista Adolfo Hitler eran a nivel ideológico almas gemelas. A tal punto hablamos de similitudes ideológicas que hasta los nazis y los peneuvistas también compartían en lo estético un espontáneo, separado y telepático gusto por las esvásticas.

No podemos terminar esta relación histórica sin mencionar el hecho de que ETA es en definitiva una escisión del PNV. La organización terrorista ETA nace en los años cincuenta como fruto de una escisión en EGI, las juventudes del PNV. No hay ni un sólo minuto en los 130 años de historia del PNV de los que presume Ortúzar que no sea motivo de vergüenza. Es todo lamentable. En una situación de normalidad, el PNV se hubiera refundado y dado lugar a otra cosa, acaso también nacionalista pero desligada de su pasado aranista, racista, antidemocrático y bochornoso desde todos los ángulos. Lo que desde luego no cabe es que Ortúzar pretenda hablarle a Abascal desde una situación de superioridad moral. Abascal es una persona que aún no había nacido cuando Franco murió. VOX es un partido democrático fundado en 2013. El PNV, con toda la funesta historia que arrastra a sus espaldas, no está para dar lecciones morales ni al Ku-Klux-Klan. Esperemos al menos que el PNV no quiera ese palacete, que tiene que conseguir en los decretos de Sánchez en vez de en los tribunales, para guardar las metralletas que decía Arzallus que tenía guardadas el partido, y que seguimos todos sin saber qué se hizo con ellas a fecha de hoy.

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