El odio al empresario es un fenómeno llamativo. ¿A qué país que haya destruido sus empresas le va bien? ¿Hay algún ejemplo de país que haya prosperado a base de perseguir a los empresarios? ¿O más bien todo lo contrario? En España, la izquierda gobernante está señalando como a sus principales enemigos y causa de todos los males a los empresarios, los inversores y los turistas. Esto es como si una planta considera sus peores enemigos al agua, la luz y los fertilizantes. Pero está pasando. Lo dicen abiertamente. No sólo eso, sino que es un mensaje que todavía lo compra una parte significativa de la sociedad española.

Es curioso que cuando un gobierno es “progresista” preste ayuda a las empresas con problemas, pero se dedique a atacar a las empresas con beneficios. ¿No será mejor que haya empresas con beneficios que con pérdidas? Para los políticos de progreso, cuanto menores son los beneficios de una empresa más respetable es la empresa. Una vez más, ¿en qué país o en qué espejo en que mirarnos esta mentalidad no conduce a la ruina? Por otro lado, ya sabemos la izquierda antiempresa en qué espejo se mira y cuál es su modelo. ¿Quieren que vivamos como en Cuba? ¿Se creen que el nivel de libertad o prosperidad de Cuba es mejor que el de España? La paradoja es evidente: si no creen que el nivel de prosperidad y libertad en Cuba o Venezuela es consecuencia de su modelo político, ¿por qué defienden ese modelo político? Parece que prefieren el modelo al margen de sus resultados, posición que no se puede explicar más que por la ceguera fanática de un adepto a una secta.

El objeto del último ataque de la izquierda son los beneficios de la banca en el último año: 30.000 millones de euros. Si fuera por la izquierda, nacionalizaría esos beneficios, respecto a los que ya propone un impuesto extraordinario añadido a todos los impuestos ordinarios y extraordinarios que ya paga la banca. De hecho, antes de escandalizarnos por lo que ha ganado la banca procedería hacernos alguna que otra pregunta, sin que se trate desde luego de santificar tampoco a la banca.

Por ejemplo, ¿dónde gana la banca esos 30.000 millones? Porque resulta que los grandes bancos españoles ganan ya la mayor parte de sus beneficios fuera de España. En el caso del Santander, por ejemplo, el 80% de su beneficio lo obtiene fuera de España. O sea, que los grandes bancos del IBEX ganan 30.000 millones no en España, sino por todo el mundo. Habría que preguntarse además cuál es su cifra de negocio. ¿Cuánto dinero tienen que prestar, invertir y arriesgar los bancos para ganar 30.000 millones? A lo mejor 20 veces más. Ganar 30.000 millones parece mucho hasta que piensas que a lo mejor para conseguirlos tienes que jugarte 900.000. Y habrá años buenos y años malos, con tipos altos y tipos bajos, ¿les piensa rebajar la izquierda los impuestos o devolverles dinero a los bancos cuando bajen sus beneficios?

Hablando de impuestos, ¿cuánto dinero deja la banca al estado para ganar 30.000 millones? Entre cotizaciones sociales, salarios e impuestos la banca deja al estado, directa e indirectamente, mucho más dinero que esos 30.000 millones que tanto escandalizan a la izquierda. Es decir, deuna parte están los impuestos directos y las cotizaciones que pagan los bancos, como cualquier empresa. Pero es que además los bancos generan decenas de miles de puestos de trabajo, que por un lado son subsidios que no tiene que pagar el estado, y por otro salarios que pagan IRPF o IVA que también acaba en las arcas del estado y que en últimos término también proceden de los ingresos del banco.

Los bancos, por otro lado, no son nadie. O sea, esos 30.000 millones de beneficio los ganan los accionistas del banco, que son millones de personas. Tampoco el beneficio se reparte por completo. De hecho, normalmente la mitad se reinvierte para seguir creciendo y generando más beneficio, y con ello creando más empleo y pagando más impuestos. No es desde luego que una persona se quede con los 30.000 millones. Los accionistas grandes o pequeños, de todos modos, acumulan toda una cadena de pagos antes de recibir su trozo de beneficio. El banco, como decíamos, paga sus salarios, sus cotizaciones sociales y sus impuestos sobre el beneficio, pero después el beneficio que se distribuye entre sus accionistas paga su IRPF o su IVA. Uno no deja de pagar los impuestos por un dividendo porque la empresa que los reparte ya ha pagado impuesto de sociedades. Por tanto, esos 30.000 millones son auténtico maná para las arcas del estado. Es más, si Ione Belarra o Yolanda Díaz fueran inteligentes, se darían cuenta de que les interesa que los bancos ganaran 60.000 millones en vez de 30.000. Para el gobierno sería maravilloso que no ya la banca en particular, sino las empresas en general, doblaran sus ingresos. No hay sociedades en las que a las empresas les vaya mal y a la sociedades les vaya bien, ni sociedades en las que a las empresas les vaya bien y a las sociedades mal. Es un falso dilema. No existe esa oposición.