¿Puede que Pablo Iglesias sean un fascista? ¿Es posible semejante blasfemia? Tampoco nos escandalicemos antes de tiempo. A fin de cuentas se ha trivializado y extendido tanto el término fascista que cualquiera sabe ya dónde está la frontera. Seguramente todo lo que no es ETA es ya fascista, pero intentemos ser un poco científicos, o en su defecto remitámonos a la definición de fascista que ha aportado al mundo este verano el propio Iglesias en una entrevista.
El marco de esta sesuda definición hay que inscribirlo en la entrevista a Iglesias en el conocido canal de Youtube llamado “El sentido de la birra”. Iglesias protagonizó algunos momentos gloriosos en esta entrevista, pese a no serle un terreno particularmente combativo. De este modo, Iglesias reprochó al entrevistador que hubiera invitado en su programa a personas como Vito Quiles o Ndongo, acusándole de validar al fascismo al sentarse a su lado. La ironía se cuenta sola, porque en LaTuerka de Monedero, Iglesias y compañía era frecuente hace unos años encontrar como tertulianos a Abascal o Díaz Ayuso, a los que Iglesias y el podemismo en general acusan todos los días de fascismo.
Santiago Abascal, Isabel Díaz Ayuso, Antonio Segura, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre, María Montero y Eduardo Garzón.
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La Tuerka, año 2015. https://t.co/s6zMzTZRuU pic.twitter.com/491X1qVucm
A la pregunta concreta de qué es ser fascista, Iglesias respondió que a grandes rasgos podíamos definir a los fascistas en la actualidad como “aquellos que no comparten el mínimo común denominador de las reglas democráticas, aquellos que no respetan los derechos humanos, aquellos que normalizan la mentira a la hora de hacer periodismo y aquellos que justifican la violencia política contra sus adversarios”. ¿Hace falta hacer un dibujo para advertir que Pablo Iglesias es entonces según su propia definición un fascista por los cuatro costados?
Si fascistas son los que no comparten el mínimo común denominador de las reglas democráticas, el fascismo es entonces común entre las filas de Podemos o el discurso de Iglesias. Podría decirse incluso que Iglesias está casado con el fascismo.
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Si aquellos que no respetan los derechos humanos son fascistas, entonces hay que pensar que Pablo Iglesias asume la metodología fascista al apoyar él y su formación regímenes que sistemáticamente han pisoteado y pisotean los derechos humanos.

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Si fascistas son también aquellos que normalizan la mentira a la hora de hacer periodismo, podrían citarse muchas del líder de Podemos. ¿Cuántas veces por ejemplo ha llamado Pablo Iglesias o su entorno mediático corrupta a Ayuso sin una sentencia o siquiera una imputación? Una mentira muy sonada de Pablo Iglesias, sin ir más lejos, fue presentarse a las elecciones de la Comunidad de Madrid asegurando que si las perdía se comprometía con los electores a quedarse 4 años haciendo oposición en el parlamento de la comunidad. Por el contrario, renunció en cuanto el recuento electoral le dejó sin posibilidades de entrar en un gobierno alternativo. En Pablo Iglesias hay mucho guerracivilismo y poca verdad.

El criterio más definitivo, sin embargo, es el etiquetar como fascistas a aquellos que justifican la violencia política contra sus adversarios. Efectivamente, este podría ser un criterio bastante serio. El problema es que aquí una vez más Pablo Iglesias no pasa el filtro. ¿Cuántas veces ha condenado el partido de Iglesias las agresiones que sufre VOX? Iglesias se emocionó con la violencia del Rodea el Congreso cuando gobernaba el PP. Iglesias ha presumido de ser el hijo de un frapero, se rodea de todos los tiranos violentos de Hispanoamérica y es aliado de la izquierda abertzale que no condena a la ETA. El propio Iglesias personalmente se ha dedicado a boicotear por la fuerza las conferencias de sus rivales políticos, como Rosa Díaz. Cuando el fascismo lo practican los suyos, lo único que sucede es que lo llama jarabe democrático en vez de fascismo.

Salta a la vista que el problema de fondo es que la izquierda ha convertido en fascista a todo aquel que le lleva la contraria a la izquierda, y que en nombre de la lucha contra el fascismo está legitimando toda violencia y toda limitación de derechos, empezando por el de expresión, contra cualquiera que piensa distinto. De este modo, a base de ampliarla, Iglesias acaba aprisionado por su propia definición. Es más, en realidad Iglesias encaja mucho mejor que sus rivales políticos en su propia definición.
Un comentario
El fascismo es una ideología de izquierdas, lo miren por donde lo miren. Son hijos ideológicos de Hegel, nacen del partido socialista italiano, son estatalistas, y hacen lo mismo que los comunistas. Lo que no tiene explicación es por qué se llevan tan mal entre ellos.