Cada cual vive la Semana Santa a su manera. Juan Carlos Monedero, por ejemplo, la vive tratando de hacerse el interesante publicándose fotos con un libro en un terraza. La verdad es que esto de intentar hacerse el interesante parece ocupar últimamente el 90% del tiempo de Monedero y no sólo en Semana Santa, pero en este caso este lector y contribuyente ejemplar nos ha intentado ilustrar sobre estas fechas hablando de lo que estaba disfrutando y la mala conciencia por pasarlo bien que genera la cultura cristiana. Como si el cristianismo se opusiera a la felicidad o como si todo lo que promueve Monedero fuera lo opuesto a una vida desgraciada.
La cultura cristiana nos crea mala conciencia cuando disfrutamos mucho. Por ejemplo, de Madrid con poca gente, sin Ayuso (estará por ahí en un apartamento de Sarasola), con una cerveza fría y un libro mientras desalmados crucifican a Jesucristo. Tengo que llamar a Bergoglio. pic.twitter.com/VqeqD86n9W
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) April 7, 2023
Para empezar, algo de lo que no parece haberse enterado Monedero es que esto de la Semana Santa va de la historia de una resurrección. O sea, si Jesús sólo hubiera muerto, su muerte hubiera sido una más, acaso un poco más truculenta, puede que como remate dramático a una vida especial, pero a fin de cuentas con el mismo final que todos los demás. El punto de la historia que lo cambia todo es la resurrección. Tristes por tanto las demás culturas. La cultura cristiana, Monedero no se ha enterado, no es de penuria y muerte sino de esperanza y resurrección.
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En lo que sí acierta Monedero es en hablar de mala conciencia. Es decir, para tener mala conciencia hay que tener conciencia. Conciencia del bien y del mal. Tener mala conciencia es consecuencia de haber hecho el mal y de ser libre. Parece bastante obvio pero resultan ideas bastante revolucionarias en un mundo relativista o materialista y determinista. Poder tener mala conciencia es bueno, salvo para alguien que no crea en el bien y el mal. En lo que vuelve a errar Monedero es en que la mala conciencia sea en el cristianismo una consecuencia de disfrutar mucho. El cristianismo distingue cosas que están bien y cosas que están mal, pero en ninguna parte está escrito que hacer las cosas bien conduzca a la infelicidad o que hacer las cosas mal conduzca a la felicidad, no ya en la otra vida sino también en esta. Podemos pensar en muchas personas con una vida llena de acciones que en términos cristianos podríamos llamar malas, y no suelen ser personas particularmente felices. Al contrario, las personas con unas vidas llenas de acciones detestables, los grandes villanos, suelen llevar unas vidas más bien poco envidiables. Cuanto más detestables sus acciones, menos felices y menos envidiables generalmente sus vidas. Es Monedero quien por momentos parece pensar que tiene que hacerse el mal para ser feliz. Por lo demás, si para él disfrutar mucho consiste en sentarse en una terraza a leer un libro, Monedero quizá se sorprendería al saber que eso tampoco es algo desaprobado por el Vaticano, que no vive tan al límite como se piensa y que sentarse en una terraza a leer un coñazo de libro es algo que podría hacer cualquier cristiano en la mesa de al lado, puede que ni siquiera un cristiano particularmente dichoso, aunque al menos igual de dichoso en ese momento que Monedero.
#LoMásLeído | Monedero firma el manifiesto de Díaz-Canel en apoyo a la dictadura y contra la oposición cubana https://t.co/TuWlg83KGX
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) November 11, 2021
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Por lo demás, no es el cristianismo o la celebración de la Semana Santa lo que se opone a que cualquiera pueda estar en una terraza leyendo cuando quiera el libro que quiera y escribiendo en las redes sociales lo que le parezca. Monedero puede estar rebosando felicidad en una terraza leyendo el libro que quiere, criticando al gobierno y subiendo libremente fotos a las redes sociales no por no ser cristiano, sino por no vivir en un régimen como los que él defiende.
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