Por un lado está la realidad y por otra los medios. O sea, se supone que las cosas que dicen los medios tienen que coincidir con la realidad, pero hay medios cuyo fin es precisamente distorsionar la realidad. Hay asuntos en los que al ciudadano común le resulta más difícil percibir si un medio distorsiona o no la realidad, particularmente cuando se habla de datos muy abstractos o de temas muy técnicos, pero el problema de la izquierda con la delincuencia y la inmigración es que se trata de algo que la gente puede percibir en la calle en el día a día. Es muy difícil que la izquierda pueda negar lo que la gente percibe en el mundo real por más que ponga toda su maquinaria mediática a trabajar. De hecho, lo que puede pasar es que la maquinaria mediática de la izquierda y sus voceros vayan perdiendo poco a poco, como está sucediendo, todo atisbo de credibilidad.
En los últimos días, por ejemplo, la izquierda negacionista ha ido paseando a un sujeto por todos sus escaparates mediáticos para esgrimir una serie de datos mediante los que, aparentemente, desmontaban cualquier relación entre delincuencia e inmigración. No estar de acuerdo con este señor, por otro lado, era discurso del odio, máquina del fango y xenofobia. Vamos, que no estar de acuerdo con este señor no sólo no era optativo sino que te convertía en mala persona. El caso es que los datos de este señor, como han ido revelando las redes sociales (por eso hay que encarcelar a los dueños de las redes sociales), carecen del más mínimo rigor informativo, pero claro, para eso hay que tomarse la molestia de contrastarlos.
Por lo que se refiere a los delitos en general y su autoría, el periodista de La Sexta utiliza el truco de usar según le conviene el dato de población extranjera y el de población nacida fuera de España. La diferencia es evidente. Hay extranjeros que ya no computan como tales porque han conseguido la nacionalidad española. De este modo, el vocero de La Sexta endosa a la población de origen español delitos cometidos por personas de origen extranjero.
El segundo truco más burdo que utiliza el periodista de La Sexta es el de diluir los delitos cometidos por extranjeros en la masa amorfa de todos los delitos. Es decir, hay delitos en los que la autoría extranjera es mucho menos apreciable que en otros, como revelación de secretos, delitos societarios, ordenación del territorio, prevaricación de los funcionarios públicos… mezclando todo en el mismo saco, la delincuencia de origen extranjero se diluye. ¿Pero qué sucede si atendemos por ejemplo a los delitos de tipo sexual? Para que nadie tenga ninguna duda, acudimos como fuente al último “Informe sobre delitos contra la libertad sexual en España” del Ministerio del Interior, publicado en 2023 con datos de 2022. Los datos de 2024 seguro que no dibujan un panorama mejor. Como puede apreciarse, las agresiones sexuales, particularmente las más graves, se han duplicado entre 2016 y 2022.
El dato anterior pone de manifiesto que la alarma social relativa a este asunto no es gratuita. El deterioro de la seguridad es real. La siguiente pregunta lógica es: ¿por qué se está produciendo este deterioro? ¿Por qué de repente se están duplicando las agresiones sexuales? ¿Qué está cambiando en la sociedad española y en nuestras calles para que las cosas sucedan así?
Como se aprecia en la gráfica anterior, insistamos que publicada por el propio Ministro del Interior, el 35% de las agresiones sexuales las cometen ya personas de origen extranjero. Esto no sería llamativo si los extranjeros fueran el 35% de la población, pero según el INE los extranjeros sólo eran en 2022 el 11,6% de la población. O sea, que la delincuencia sexual entre la población extranjera triplica la delincuencia sexual entre la población nacional. Esto sin tener en cuenta, como decíamos antes, que entre los delincuentes que computan como nacionales hay un porcentaje que ha obtenido la nacionalidad española pero es de origen extranjero.
La gráfica anterior resulta significativa porque detalla la proporción de delincuentes sexuales nacionales y extranjeros entre los mayores de 65 años. En ese tramo de población, el 90% de los delincuentes son españoles. Sin embargo, como se observa en la siguiente gráfica, en el tramo de edad de entre 18 y 30 años, los agresores sexuales de origen extranjero son el 45%.
¿Existe una inseguridad importada? ¿Hay una relación entre inmigración e inseguridad? Es evidente que sí. Naturalmente no todos los inmigrantes son delincuentes, la gran mayoría no lo son, pero como poco habría que repensar qué filtros de entrada colocamos en la puerta, porque ni todos los inmigrantes son malos, pero ni todos los inmigrantes son buenos, así como qué mecanismos tenemos para expulsar de inmediato a los inmigrantes que vienen a generar problemas. Como dice María Chivite: “si no respetas, no vengas”.
La segunda cuestión que evidencia todo lo anterior, además de la relación entre inmigración masiva y descontrolada e inseguridad, es que para sostener su discurso negacionista la izquierda miente y difunde bulos sin el más mínimo pudor. Es más, a difundir sus bulos la izquierda le llama desmentir bulos. Pero como pese a toda esta desfachatez para mentir el contraste de datos le perjudica, la izquierda y el discurso dominante no se limita a mentir, negar, manipular y esconder, sino que ya está en el próximo nivel, que es controlar la redes sociales, censurar y perseguir penalmente con nuevas leyes mordaza a todo el que intente desmentir con datos su discurso. No hay otra forma de que puedan mantener su ficción.
Un comentario
La izquierda está sometida al dictado de quiénes promueven la inmigración ilegal. Éstos ya sabían a quiénes iban a traer, prófugos de la justicia de sus países y presos indultados con la condición de emigrar a Europa. También sabían que eso iba a aumentar mucho la delincuencia y violaciones, y tomaron al asalto a los partidos de izquierdas, muy disciplinados, y a las organizaciones feministas. Así callaron las voces que podían acabar con su plan.