El consejero de Economía del gobierno de la CAV, Pedro Azpiazu, ha aprovechado un coloquio para afirmar que el impacto negativo del terrorismo nacionalista sobre la economía ha sido nulo. Sus palabras han desatado la lógica indignación. El blanqueamiento de ETA se nos va de las manos. Obviamente los delitos de los etarras serían igual de abyectos si por cada víctima de ETA el PIB de la CAV o de Navarra hubieran subido un 0,1%. Si sacrificamos 100 niños al año en un altar para que el IPC no pase del 2% no seríamos menos criminales ni aunque funcionara, de hecho puede que fuéramos peores. No hace falta que el consejero de Economía nos tranquilice diciendo que las violaciones no tienen un impacto negativo sobre el paro. El problema es que, de hecho, sí parece que la acción de ETA forzosamente tuvo que tener, aunque la niegue el consejero del PNV, algún impacto negativo sobre la economía.
Sr. @PedroAzpiazu, ETA extorsionó a más de 10.000 empresarios, perpetró casi 90 secuestros (muchos de ellos para financiarse) y asesinó a 53 empresarios.
Más de 100.000 personas tuvieron que irse de Euskadi.
Sus declaraciones son falsas e indecentes. Exigimos que rectifique. pic.twitter.com/3sZjoU371o
— COVITE (@CovitePV) March 25, 2023
En 2018, un estudio cifraba en 25.000 millones de euros el coste económico del terrorismo de ETA. Ya sólo los sobrecostes de la Autovia de Leizarán, tanto por su cambio de trazado como por la seguridad, resultan multimillonarios. Lo mismo se puede decir de la central nuclear de Lemóniz, tanto por el coste de su desmantelamiento como por el coste de oportunidad de toda la energía nuclear que no generó. Por no mencionar los ocho muertos que pagaron ambas obras con su sangre. ¿Y las decenas de millones de euros en que se calculan los sobrecostes de seguridad en la construcción del AVE? ¿Y los millones de euros que costó la bomba contra el edificio de la ETB? No sólo es que la acción de ETA haya tenido un coste brutal, sino que es una factura por la que la ETA de las pistolas y la ETA de la moqueta deberían aún responder, no en un mundo ideal sino en un país medio normal.
Un estudio eleva a 25.000 millones los daños económicos causados por ETA https://t.co/t5ObZUQ37z
— La Voz de Galicia (@lavozdegalicia) January 28, 2018
En el caso de Navarra, sólo el coste del sabotaje del pantano de Itoiz supuso un sobrecoste de varios millones de euros. A la UNAV se le tuvo que entregar una ayuda de 700.000 euros por el último atentado de ETA, más el sobrecoste en seguridad que le impuso a la institución todos los años aquel atentado. ¿Y cuántas empresas que podrían haber venido a Navarra no lo hicieron por un temor comprensible al terrorismo de ETA? Un artículo recién publicado por Manuel Sarobe Oyarzun en navarra.com recuerda un hecho significativo que viene muy a cuento en todo este cálculo. En 1973 la ETA secuestró en Pamplona a Felipe Huarte, hijo de Félix Huarte, justo en el momento en que la Ford estudiaba dónde instalar una factoría en España. Los americanos se fueron a Almusafes, donde montaron una planta de aproximadamente el doble tamaño que Landaben.
Votar para no ser cómplice de las próximas infamias https://t.co/MDnLtOT7Z3
— Navarra.com (@navarra_com) March 26, 2023
Regresando a las consideraciones iniciales, ETA no sería menos abyecta aunque no nos hubiera costado un euro. ETA sería igual de abyecta aunque nos hubiera beneficiado económicamente. Pero es que ETA nos ha costado mucho dinero además de mucho sufrimiento. No queda claro qué resulta más grave, si que el consejero vasco de Economía y Hacienda no vea los números o que no quiera verlos, porque hasta esa faceta del terrorismo deba ser también objeto de blanqueamiento.
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