Como todos los días, resulta difícil elegir qué es lo más denigrante que ha hecho el gobierno sobre lo que ponernos a reflexionar. Esta inciativa, sin duda, no es lo menos denigrante de los últimos días que podemos comentar.
❗️ El Congreso debate una proposición de Ley en la que Sumar pide despenalizar los delitos de injurias a la Corona, ofensa a los sentimientos religiosos, enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) December 19, 2023
No hay más remedio que preguntarse, como primera reacción, qué clase de ideas tienen unos partidos cuya inquietud es despenalizar las ofensas a los sentimientos religiosos o el enaltecimiento del terrorismo. Será. lógicamente, que quieren ofendernos y enaltecer a los que nos matan, o por lo menos defender a los que nos ofenden y matan. Son los mismos que después, por otro lado, pretenden perseguir los delitos de odio. Lo que pasa es que persiguen o toleran selectivamente lo que les conviene. Hay una vara de medir para los odiadores e insultadores que piensan como ellos y otra para el resto. Confunden la hipocresía con la democracia y en vez de defender la libertad de expresión se inventan un supuesto derecho a ofender e insultar, e incluso a enaltecer la violencia aplicada al contrario. No comprenden, o no quieren comprender, la diferencia entre discutir e insultar, los muy gilipollas. Si alguien se ofende es que sí comprende la diferencia entre discutir e insultar.
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Se puede enaltecer a un terrorista, pero hay que sacar al general Mola de la tumba. No digamos a Franco. No sea que alguien vaya a la tumba de Franco o de Mola o de cualquiera enterrado en los Caidos a rezar un padrenuestro. Lo que se puede hacer es enaltecer a Txapote. Que esa es otra. Tantos ofendiditos por nombrar a Txapote y ahora resulta que se puede enaltecer a Txapote. Enaltecer al asesino de Lluch es un derecho inalienable de los etarras. Ofender a los creyentes es un derecho inalienable de los ateos. No discutir con ellos, ojo, sino ofenderlos. Se entiende que el derecho inaliebable es ofender a los católicos, que son buena gente, no a los muslmanes que se enfadan, y además eso es islamofobia y no se puede tolerar. A los gays o a los trans tampoco se les puede ofender, hay que canalizar hacia las victimas del terrorismo y los creyentes todas las ansias de la sociedad de ofender.
Expertos en yihadismo alertan sobre la supresión del enaltecimiento: 'Para nosotros es un delito clave' https://t.co/6OM5Pm5AUn
— ursus willer (@Uwiller) December 21, 2023
Una de las consecuencias de la eliminación del enaltecimiento, para así poder enaltecer a Txapote, a Otegui o al padre de Pablo Iglesias, es que se ata las manos a la policía para luchar contra el yihadismo. El enaltecimiento del terrorismo es un instrumento clave para luchar contra el discurso yihadista, el adoctrinamiento yihadista y el reclutamiento de yihadistas. Menos mal que ahora somos amigos de Hamás y los yihadistas. Y todo porque este no es un gobierno que promueve el respeto sino la ofensa. En principio esto debería resultar bastante inaudito, pero quién sabe ya lo que es normal y anormal en la España sanchista.
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