La libertad de expresión es un preciado bien a proteger, ¿pero se encuentra bien asegurado en nuestra época actual o, por el contrario, cada vez más perseguida por un marco cada vez más amenazador?
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En la época actual nos podemos pasar más tiempo que en ninguna época anterior pegados a una pantalla, continuamente recibiendo y enviando mensajes, ¿pero realmente con ello recibimos más información y tenemos más libertad para opinar? Recibir más mensajes no es necesariamente recibir más información, si se trata de mensajes reiterativos y expresivos de un mismo punto de vista. Recibir veinte veces una misma información falsa es estar sometido a un peligro mayor que recibir una información falsa sólo una vez. Pero además, ¿qué es la libertad de expresión?
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Hace no muchos años, la libertad de expresión lo comprendía prácticamente todo menos las amenazas y los insultos. Es más, a veces también comprendía las amenazas, las ofensas y los insultos. De algún modo estaba claro que no existía un derecho a insultar o un derecho a la amenaza, pero que sin insultar ni amenazar se podía decir cualquier cosa. Lamentablemente eso eran los buenos viejos tiempos. Ahora se están estrechando mucho más los límites de la libertad de expresión en nombre de la lucha contra la “desinformación”.
Yolanda Díaz propone en su programa regular la prensa como hacía Franco y luego rectifica a medias https://t.co/aM1pDVpEWR
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) July 7, 2023
Por supuesto antes alguien podía responder a lo que otro decía acusándole de mentir o de ofrecer datos incorrectos, pero ahora la situación ha cambiado a una mucho más peligrosa. En primer lugar porque ahora es el poder quien se arroga el derecho de determinar lo que es verdad y lo que no, y de a continuación censurar o castigar -no sólo contradecir- lo que supuestamente es desinformación. El concepto de desinformación y la lucha contra la desinformación se ha introducido por tanto como un límite a la libertad de expresión. «Desinformación» es cualquier cosa que contradice el discurso oficial o el discurso dominante. En la pandemia hemos visto por ejemplo cómo los organismos oficiales minimizaban el impacto del COVD, o primero desaconsejaban la mascarilla y después obligaban a llevarla, exhortando eso sí en todo momento a la población a no confiar más que en la información oficial, persiguiendo y censurando a quien cuestionara la información oficial. Sin embargo, la información oficial era casi siempre la más contradictoria, errónea e ilógica de toda la que se difundía. El que lucha contra la desinformación y que en nombre de esa lucha se arroga el poder de censurar y perseguir, ha resultado frecuentemente el primer desinformador. La lucha contra la desinformación es la nueva herramienta del poder para acallar a la oposición.
Te venden eso sí que tienes libertad de expresión porque puedes quemar una Biblia, escupir a un crucifijo o hacer una exposición con ostias consagradas robadas, pero en realidad no has tenido menos libertad de expresión en tu vida. No puedes cuestionar el calentamiento global. No puedes cuestionar el choque de civilizaciones. No puedes cuestionar el discurso feminista. No puedes cuestionar que las niñas pueden tener pene. No puedes cuestionar el estado del bienestar. No puedes cuestionar la memoria histórica. No puedes cuestionar las energías renovables. No puedes cuestionar la Agenda 2030. No puedes cuestionar las cifras oficiales macroecnómicas. No puedes cuestionar a la ONU ni a la OMS. No puedes cuestionar a los sindicatos. No puedes cuestionar al lobby rosa. No puedes cuestionar la eutanasia. No puedes cuestionar el aborto. No puedes cuestionar la inmigración. Si niegas estas cosas te conviertes en un machista, en un xenófobo, en un negacionista, en un terraplanista, en un homófobo, en un fascista.Y por tanto no se te puede dejar expresarte libremente, porque han aparecido nuevos límites a la libertad de expresión que son el racismo, el machismo, la homofobia… o lo que el discurso dominante denomina de ese modo.
#29May | Jean Noël Barrot, ministro de Transición Digital de Francia, informó que si Twitter no cumple con las normas de la Unión Europea (UE) sobre la lucha contra la desinformación, se podría prohibir el uso de la red social en ese país.
📰: @EFEnoticias pic.twitter.com/V1cG3E2Tnp
— El Diario (@eldiario) May 29, 2023
Además del concepto de “desinformación” para referirse a todo dato o todo razonamiento que se oponga al discurso oficial, otra nueva limitación a la libertad de expresión es la generalización de los delitos de odio. Todo el que cuestiona el discurso dominante, como decíamos, inmediatamente se convierte en un machista, en un negacionista, en un xenófobo o un homófobo. Y quien sostiene un discurso negacionista, xenófobo, machista y homófobo, incurre en un delito de odio. No sólo hay que censurar a quien discuta el discurso dominante en nombre de la lucha contra la “desinformación”, también hay que perseguirlo en nombre de la lucha contra los delitos de odio. Odio es cualquier cosa que contradiga a los portavoces del discurso oficial. Desinformación es cualquier cosa que no se ajuste al discurso oficial. Hay que odiar a los que se acusa de odiadores, excluir a los que se acusa de divisores, lanzar piedras a los que se acusa de violentos, tapar la boca a los que se acusa de amenazar la libertad de expresión.
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Pero puedes escupir a un crucifijo. De hecho hay que pasarse el día escupiendo a los crucifijos porque es casi lo único permitido por el discurso dominante actual, ¿o acaso saben hacer mucho más los «artistas» del discurso dominate actual? Tiene que haber un montón de gente haciendo lo único que se permite para que parezca que hay libertad. Pero intenta hacer algo que no sea escupir a un crucifijo y verás. Intenta que te den una subvención por contar cómo se mata a un feto o por recordar lo que defendía el PSOE antes de la Guerra Civil a ver la cara que te ponen. De hecho si hay un ámbito en el que todo el mundo piensa igual es en el ámbito cultural. ¿En qué ámbito es más característico que todo el mundo piense lo mismo? ¿Y cómo llamamos a que todo el mundo piense lo mismo? ¿Consenso o dictadura? ¿Cómo le llamamos a la creciente igualdad de pensamiento del mundo actual?
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Un comentario
Existe un truco para saber si te mienten: tan sencillo como «si te cuesta dinero o te impide hacer algo que siempre se ha hecho, te mienten».