La decencia pública seguramente es como una presa que o funciona o revienta, y cuando revienta es como si no hubiera presa o no hubiera decencia pública. La decencia del de al lado sostiene la decencia del otro igual que la indecencia del de al lado también se contagia. De este modo, lo que nos encontramos en la vida pública con el sanchismo no es algún que otro escándalo, sino que todo es escandaloso. Todo lo que toca el sanchismo queda corrompido. En vez de convertir en oro todo lo que tocan con la mano meten la mano en todo donde hay oro. Los sanchistas son los Midas inversos. El caso de los túneles de Velate o las VPO de Sernibanar ha eclipsado otro caso no menos sospechoso y escandaloso, el de las obras de Sendaviva.
Tras el incendio de 2022, el Gobierno de Navarra adjudicó en noviembre de 2023, a través de la sociedad pública NICDO, cinco obras en el parque de ocio Senda Viva, cuatro de las cuales se las ha llevado la constructora Adentro Construimos. Estas obras han sido la construcción de un nuevo edificio de acceso al parque, la urbanización de acceso al parque, la urbanización de la plaza y la construcción del edificio de la granja.
El problema es que estas cuatro obras en un mismo lugar en realidad son una misma obra. Lo llamativo a este respecto es que las leyes de contratación pública exigen que los contratos de más de 200.000 euros tengan que ser sometidos a un proceso público de concurso para poder ser adjudicados. Lo que aparentemente se ha hecho por tanto para no tener que someterse a ese proceso y poder adjudicar las obras a dedo, ha sido trocear las obras en partes. Se ha hecho además tan descaradamente que para quedar por debajo de los 200.000 euros dos de las obras se han adjudicado justo por 199.999 euros. Las otras dos obras se han adjudicado por 198.886 euros y por 199.848. Esto no es disimular, es reírse de todo el mundo a la cara.
Este fraccionamiento de estas obras en Sendaviva ha permitido adjudicarlas a dedo en cuatro de los cinco casos a una misma empresa, Adentro Construimos, que casualmente es la misma empresa que ahora sabemos que poco antes de la adjudicación realizó las obras en la sede del PSN y que se encargó también de la reforma de la casa de Alzórriz.
El gerente de NICDO, Ramón Urdiáin, ha comparecido en el Parlamento de Navarra negando cualquier irregularidad, asegurando que Sendaviva pertenece a Parquenasa, una sociedad privada, que por tanto no está sometida a las normas de contratación pública y que todo se ha hecho de manera transparente y conforme a la legalidad.
La realidad, sin embargo, es que la sociedad pública NICDO es propietaria del 45% de Parquemasa. Sendaviva-Parquemasa, por lo demás, es un agujero negro presupuestario que acumula más de 80 millones de euros en pérdidas y que financian los Presupuestos Generales de Navarra. En 2024 sin ir más lejos, Sendaviva recibió 3,2 millones de euros de los Presupuestos.

No es cierto además que Parquemasa pudiera contratar a Adentro Construimos como una mercantil privada cualquiera. La Ley Foral de Contratos Públicos afectaba a la contratación de Adentro Construimos porque así lo exige esta normativa para los contratos celebrados por entidades privadas que hayan sido subvencionadas directamente en más de un 50%, como era el caso de las obras de Sendaviva. Es por esto y no por casualidad que las obras aparentemente se trocearon para que no alcanzaran los 200.000 euros (o 400 chistorras), y que además el troceamiento fuera tan descarado como para dejar el presupuesto en 199.999 euros en dos de las cuatro obras.
UPN ha elevado este caso a la Oficina Anticorrupción de Navarra y VOX lo ha denunciado ya directamente a los tribunales. Respecto a lo que pueda decir Anticorrupción ya hemos visto en el caso de Servinabar que el Gobierno de Navarra desprecia totalmente a la Oficina Anticorrupción. Da igual por tanto lo que pueda decir Anticorrupción respecto a Sendaviva. María Chivite, como Pedro Sánchez, no asumen responsabilidades políticas. Por consiguiente sólo queda la vía judicial y los ejecutivos de Chivite y Sánchez asumirán en su momento o responsabilidades judiciales o ninguna. Otra cosa es el desgaste que todos los escándalos que hasta para los más ciegos se van acumulando puedan acabar por desencadenar a nivel electoral. La generalización de la corrupción en el gobierno, por otro lado, no se suele entender salvo allá donde el gobierno goza de impunidad o en una sociedad que electoralmente no penaliza la corrupción.