Ayer tuvo lugar una jornada bastante esperpéntica en el Parlamento de Navarra. Las fuerzas pentapartitas en el poder presentaron una declaración para que el parlamento foral se posicionara contra las medidas provida que se podrían implantar en Castilla y León. La declaración mostraba su «frontal oposición al recorte y a la limitación de los derechos sexuales y reproductivos que puede producirse en Castilla y León ya que suponen la institucionalización en la sanidad pública de medidas que coaccionarían y limitarían la libertad de las mujeres en el ejercicio de sus derechos”.
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No es posible encontrar algo que no esté mal en esa declaración.
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Para empezar, el Parlamento de Castilla y León no tiene por qué meterse en las cosas que decida el Parlamento de Navarra. O sea, que tampoco el Parlamento de Navarra tiene por qué meterse en lo que decida el parlamento de Castilla y León. Aparte de una cuestión de respeto institucional y respeto por lo que han votado los castellanoleoneses, tenemos 17 parlamentos autonómicos, como para estar cada uno de ellos a lo que hacen los otros 16. Si les sobra el tiempo con los problemas de Navarra, el debate es cuánto presupuesto y cuántos diputados sobran en el parlamento foral.
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Hablar de que el parlamento de Castilla y León quiere recortar y limitar los derechos sexuales y reproductivos es por otro lado una frase totalmente carente de sentido. Por un lado, podría pensarse que es el que parlamento de Castilla y León quiere castrar a los castellanoleoneses, o esterilizar a las castrellanoleonesas, o imponer el voto de castidad en toda la Comunidad. ¿En qué momento ofrecer información a las mujeres que están pensando en abortar es limitar sus derechos sexuales y reproductivos? De hecho son más bien los pentapartitos los que quieren limitar un derecho de las mujeres, el derecho a la información. Ofrecer más información será en todo caso aumentar derechos, no recortarlos. Claro que el pentapartito tiene una forma muy peculiar de entender los derechos de los demás.
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Hablando de derechos, por supuesto el derecho fundamental a tener en cuenta en este asunto es del derecho a la vida. Ese es el derecho fundamental que en España se lleva décadas recortando y pisoteando. Por supuesto una mujer o un hombre pueden elegir no ser padres o madres, pero esa elección es previa al aborto. Al abortar lo que se decide ya no es si ser padre o madre, sino matar al niño. Como vivimos en la ficción de que lo que se mata no es un niño, molesta mucho que siquiera se hable de que esos 100.000 niños anualmente eliminados en España tienen cara, y con una ecografía 4D (malditos avances científicos) puede verse; y tienen corazón, y sus latidos pueden escucharse. También tienen género y la mitad de ellos son niñas, por lo que sólo a una izquierda totalmente encasquillada en su discurso se le puede ocurrir que la eliminación de 50.000 niñas al año es un avance del feminismo y de los derechos de la mujer.
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La declaración, por otro lado, no salió adelante porque Navarra Suma se opuso a ella con buen criterio. Las declaraciones del Parlamento de Navarra tienen que salir adelante ahora por unanimidad y no por mayoría. Pero es que además Navarra Suma tuvo el buen tino de presentar una declaración alternativa proponiendo el «más firme compromiso» de la cámara foral con el derecho a la libertad sexual de las mujeres, «derecho que se está viendo comprometido como consecuencia de la reducción del límite máximo de penas a quienes cometan delitos sexuales realizada por la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, conocida como ‘Ley del solo sí es sí'», por lo que se reclamaba al Gobierno de España que «la revisase de forma inmediata llevando a las Cortes un proyecto de ley orgánica que elimine esa reducción«. La declaración también expresaba la oposición del Parlamento de Navarra “a las declaraciones y manifestaciones de la ministra de Igualdad y de la secretaria de Estado de Igualdad, señoras Montero y Rodríguez, relacionadas con la aplicación de esta Ley, por suponer un ataque intolerable a la magistratura y una burla a las víctimas», por lo que adicionalmente se reclamaba su cese inmediato.
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Como cabe imaginar, todos los pentapartitos votaron juntitos contra esta segunda declaración.
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O sea, que incrementar la información que se le ofrece a una mujer que está pensando abortar es un ataque a la mujer, pero excarcelar agresores sexuales y rebajarles las penas es defenderla. Y lo progresista es eliminar niños a los que ya les late el corazón en vez de defender el derecho a la vida.
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Hay quien se pregunta si con estas cosas se ganan o pierden votos pero, aparte de que quién sabe, la consideración es distinta. O los votos que ganas los quieres para defender el derecho a la vida, o para qué quieres los votos. De hecho para qué quieres los votos para hacer y decir lo mismo que los que están gobernando. Aparte de para ser presidente, claro. No puedes poner en cuestión la mayoría gubernamental sin poner en cuestión sus ideas. Claro que se puede perder un debate, lo que es imposible es ganarlo sin librarlo.
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