Tomás Caballero no era negro ni vivía en Minneapolis

Aparte de las ya habituales y constantes manifestaciones por Pamplona negando el carácter criminal del asesino de Tomás Caballlero (calificado como preso político), y exigiendo su impunidad (amnistía para todos los asesinos de ETA), el nivel de osadía y exhibición de fuerza de la izquierda abertzale ha subido un peldaño más este fin de semana, evidenciándose en el corte de la autovía A-1 a Vitoria durante casi una hora, casualmente a su paso por Alsasua. No podían ser txabales de otra parte. No podía ser otra localidad.

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Esto ha pasado esta mañana en la N-1 al paso por Alsasua. Una docena de vándalos ha querido manchar la carretera para pedir la impunidad de un asesino. Y lo reivindican porque no temen consecuencias. Así se crían radicales. #ViolenciaNO. https://t.co/lX04geGHCr pic.twitter.com/UK2BH6TBxm

— Asociación Pompaelo (@APompaelo) June 6, 2020

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Animada por su impunidad, además de diversas concentraciones la txabalada amagó también un peligroso acercamiento al Parlamento de Navarra. Más que nada por tradición y teatralidad, ya que a fin de cuentas la izquierda abertzale decide lo que se cuece en el parlamento foral.

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❌Nueva concentración prohibida proetarra en #Pamplona

👉🏼Cortes carretera, insultos a policías y intento asalto @parlamentoNA

⛔️De nuevo @UipVi tiene que intervenir.

🚫Hasta cuando se va permitir estos actos de enaltecimiento del terrorismo⁉️@DelegGobNavarra 🚷
#SUP pic.twitter.com/ecRdHTHxP0

— VI UIP – SUP NAVARRA (@VIUIPsup) June 6, 2020

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Ante este rosario de acciones dos son las preguntas que se formula la ciudadanía, la primera de ellas casi retóricamente. ¿Cómo es que campan a sus anchas reivindicando la figura de este asesino? La pregunta es retórica porque salta a la vista que no se puede al mismo tiempo pactar con la izquierda abertzale y reprimir a la izquierda abertzale. O sea, que todos sabemos por qué campan a sus anchas sin grandes problemas salvo los que ellos mismos causan.

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La segunda pregunta es cómo a estas alturas todavía hay tanta gente apoyando a un terrorista como Patxi Ruiz, un tipo que se acercó a Tomás Caballero al montarse en su coche y le metió dos tiros en la cabeza. Hasta en una guerra matar a alguien desarmado disparándole en la cabeza es un crimen de guerra. Pero Tomás Caballero no era negro. A la izquierda abertzale le importan mucho las vidas de los negros en Minneapolis, pero muy poco la de los vecinos que no piensan como ellos. No veremos a la juventud vasca abertzale, antes de protestar por las muertes lejanas, arrodillándose para pedir perdón por los cercanos crímenes del nacionalismo vasco. ¿Y por qué no veremos eso? ¿Y por qué Patxi Ruiz es un héroe y no un villano? ¿Por qué tantos jóvenes siguen apoyando y justificando la violencia nacionalista?

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Para ser sinceros hay que ser un poco ingenuo para extrañarse del apoyo que sigue teniendo la violencia nacionalista. Esto sólo le puede extrañar a alguien que no sepa cómo el adoctrinamiento de la izquierda abertzale campa por sus respetos en todos los centros públicos del modelo D. No hace falta ser un genio para relacionar causa y efecto. ¿Queremos que desaparezca lo segundo sin que desaparezca lo primero? ¿Y quién va acabar y cuándo con eso? ¿Necesitándose a la izquierda abertzale para gobernar va a acabar el gobierno con el adoctrinamiento en los colegios? ¿Y las subvenciones a los medios? ¿Cuántos medios pagamos entre todos para que a las jóvenes camadas de la izquierda abertzale no les falte el relato épico de su noble lucha? Tras cuatro años de apoyo institucional cerrado a los “txabales” de Alsasua y la madre de uno de ellos convertida en diputada, ¿nos extraña que aún haya tantos txabales en Navarra? ¿Pero cómo va a haber menos si las fábricas de chavales trabajan a pleno rendimiento? ¿Y cómo se desactiva eso ahora que el dique se ha roto y ya están en el gobierno?

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