Ha habido un momento curioso en la campaña electoral de Trump, durante un mitin dirigido a la comunidad “latina”, en el que precisamente Trump abre el debate sobre la forma en que dirigirse a esta comunidad. ¿Latinos o hispanos? Trump hace una encuesta sobre la marcha a los asistentes, los cuales responden abrumadoramente con sus gritos que prefieren ser denominados hispanos en vez de latinos. ¿Se trata de una cuestión anecdótica o encierra un asunto de mucha profundidad?
Si acudimos a la RAE, nos encontramos con que latino significa natural del Lacio, región de Italia. Perteneciente o relativo a los pueblos del Lacio. O perteneciente o relativo al latín. Obviamente el Lacio es la región italiana donde s encuentra Roma. Por tanto lo latino nos remite al latín y al Imperio Romano.
¿Pero qué tienen que ver los habitantes de Hispanoamérica con los romanos? ¿Han hablado alguna vez latín los habitantes de Hispanoamérica? ¿Acaso italiano? ¿Hubo alguna vez soldados romanos en América? ¿Qué sentido tiene entonces llamarlos latinos?
Obviamente España es un país que formó parte de Roma, como Francia, como gran Bretaña o como Alemania. Roma ejerció una influencia enorme en nuestra cultura. También Grecia ejerció una gran influencia sobre Roma y sobre la cultura española. Somos, entre otras cosas, culturalmente grecolatinos. Igual podemos empezar a llamar a los hispanoamericanos grecolatinos. Por otro lado la religión que llevamos a América no fue la romana. En las catedrales de Hispanoamérica se adoraba al Jesús crucificado, no al Zeus olímpico que adoraban en sus orígenes los habitantes del Lacio. De todas las denominaciones que podemos elegir para referirnos a los habitantes de hispanoamérica problemente la de latinos es la más inadecuada y desquiciada. Al imaginar cómo es alguien al que se llama latino sería mucho más lógico visualizar a a un italiano, un español o un portugués que a un mexicano, un peruano, un puertorriqueño o un dominicano. Algo fallaría con la palabra silla si nos llevara a visualizar un frigorífico. Algo falla con llamar a los hispanoamericanos latinos.
La pregunta es quizá si nos encontramos ante un error inocente o ante una equivocación premeditada e inducida. Es decir, al evitar hablar de hispanoamericanos lo que de algún modo se consigue, y acaso se busca, es romper o debilitar el nexo entre España e Hispanoamérica. ¿Y por qué interesa romper ese nexo? Porque hablamos de una comunidad de 475 millones de habitantes. Toda esa gente por separado seguramente tiene mucho menos poder en la medida en que está desunida. ¿A quién le interesa competir con una comunidad política, cultural y económica de 475 millones de personas? ¿A los EEUU? ¿A Gran Bretaña? ¿A China? ¿A Francia?
El problema si empezamos a usar el lenguaje no sólo como mejor describe la realidad y resulta más apropiado, sino también como mejor nos interesa, es a ver qué hacemos con los Latin Kings. ¿Les empezamos a llamar Hispanoamerican Kings? Será un problema que ellos mismos tendrán que dilucidar. No vamos a parar por los Latin Kings el progreso de la Hispanidad.
Un comentario
Al parecer lo de «latinos» es difundido por Francia e Inglaterra, cuando ambas, especialmente la segunda, ambicionaban el imperio español, como forma de minimizar la obra de España en América.