El pasado sábado día 21 de julio, por la mediodía, el Partido Popular (PP) pasó a tener nuevo líder, Pablo Casado. Este le ganó en todas las mesas electorales a la ex vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, sucediendo así a Mariano Rajoy.
Las actitudes serviles a la cúpula genovesa marianista-sorayista y ciertos acercamientos en el partido permiten atreverse a afirmar que tanto monta, monta tanto, la pucelana como el palentino. No obstante, para aquellos que prefieran concederle el beneficio de la duda a este político, plantearmemos unos interrogantes.
No hablaremos del susodicho master de la Universidad Rey Juan Carlos (UCM) y la dudosa veracidad sobre un proceso de evaluación en base al cual sacó su carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Nos centraremos en acciones programáticas, batalla ideológica y todas esas cuestiones.
En primer lugar, si reivindica para España el modelo económico de California, la economía estadounidense más intervenida así como una de las menos solventes, que sufre un éxodo hacia Estados más prósperos como Texas, ¿cómo va a sostener sus ambiciosas propuestas de reducción de impuestos y supresión de Sucesiones?
Los californianos tienen una presión fiscal bastante elevada, y el otro territorio previamente mencionado es un polo muy atractivo para la inversión. Por lo tanto, qué haría, ¿aplicar rebajas cosméticas? ¿No recortar gasto público? ¿O es que acaso no tuvo tiempo de documentarse mejor y enmendar su error?
Si tan consciente es de que hay profesores que adoctrinan, ¿por qué cree en centralizar estatalmente la competencia educativa en vez de devolvérsela a la sociedad civil? Luego, ¿será capaz de defender la libertad lingüística en toda España (aunque no haya hablado de ello) al mismo tiempo al nacional-galleguista Núñez Feijóo?
Luego, ¿exigirá a sus compañeros autonómicos que trabajen por la derogación de las totalitarias leyes de ideología de género y empezará a reprobar lo ignorado en su día? ¿No va a haber ninguna clase de estrategia para que en las autonomías donde gobiernan se inclinen por habilitar el cheque escolar o algunas deducciones fiscales?
Adicionalmente, si tanto defiende la vida y la familia, ¿por qué habla de leyes abortistas y eutanásicas que sean “inclusivas”? ¿Fue una cursilada “agradaora” basada en un tropiezo? ¿Significa que no hará nada, como se sugiere cuando dice defender la ley del aborto aprobada en los 80?
Por otro lado, si dice defender un programa basado en el liberalismo económico, ¿por qué considera como hombres de confianza a Moreno Bonilla, que en su día propuso una renta básica, y al socialista José Antonio Monago, en cuyo aparato confía de hecho? ¿Impondrá desde Génova un programa con ideas de la Escuela Austriaca?
En cualquier caso, lo único en lo que unos y otros podemos estar de acuerdo es en que su liderazgo deja más incertidumbres que certidumbres. Cada cual que extraiga sus propias conclusiones; de hecho, le animamos a compartirlas con nosotros. Tan libre es de hacerlo como de confiar o dudar de Casado.
6 respuestas
No es cuestión de ideas, es cuestión de parecerse a Macron y tener una mujer mona y estilosa. Ahora todos son calcados del mismo patrón, Casado, Sánchez, Rivera e incluso, con sus matices izquierdosos Iglesias. Pura cuestión de imagen. Pero al Pueblo le gusta. No hay más.
Dentro de poco comparemos a los políticos en Zara.
Dentro de poco compraremos a los políticos en Zara.
La capacidad de masoquismo del votante del Pp nunca debe ser despreciada. El Sr. Aznar, brújula y faro de la derecha española (la única del mundo que reniega de sí misma), nos mostró el camino con su interminable viaje al centro, sus negociaciones con la banda terrorista ETA, su renuncia (que ha llegado a ser definitiva) a defender el derecho a la vida y su infame renuncia a una política de verdadera unidad nacional, entregando España a los separatismos de todo pelaje y condición.
Qué decir de Mr. Rajoy, cuyo ministro de interior (fiterano) soltaba etarras sin despeinarse con excusas de medio pelo, que se comió con patatas toda la legislación zapaterina sobre memoria histórica e ingeniería social, a pesar de su muchimayoría absoluta (desconocida hasta la fecha) y que ante el golpe de estado separatista perdió hasta la vergüenza.
Queda muy bien el Sr. Casado cuando habla con Jiménez Losantos o con Herrera, pero yo me acojo a la sabiduría popular del refranero español: «no hay dos sin tres» o «no hay más ciego que el que no quiere ver».
Es difícil ver su giro a la derecha. Entonces que entendemos por política de derecha? O queremos decir política conservadora?. La derecha nunca se fue y con Casado a vuelto para regenerarse, quizás tuvo su pequeña desviación al centro, por agradar a sus socios del centro izquierda. Pero eso fue un espejismo. Asistimos a un híbrido entre Aznar y Rajoy.
Entre los dos candidatos, Ana Beltrán optó por Casado. Luego, seguro que ha ganado el menos malo.
¿No van a comentar el ABUCHEO fenomenal del chupinazo de Tudela?