Las elecciones europeas siguen siendo el patito feo de las convocatorias electorales en España. Error. En realidad, poca gente podría explicar para qué sirve y por qué es importante el Parlamento Europeo. Como decisión más relevante de los últimos tiempos, por ejemplo, parece ser que un año de estos decidirá si tenemos o no un cambio horario y dejamos de andar adelantado y retrasando la hora en primavera y otoño. Entretanto nuestros europarlamentarios bienamados, 751, se entretienen en cosas como escuchar a una niña sueca de 15 años explicándoles el cambio climático. A todo esto, el presupuesto del Parlamento Europeo en 2018 fue de 1.950 millones de euros. Alguien podría comentar ahora que seguramente se trata del cementerio de elefantes más caro del mundo. Y es que efectivamente el Parlamento Europeo, al menos en España, en general es un retiro de oro para elefantes políticos y jarrones chinos. Ya saben, esos jarrones que nadie sabe dónde ponerlos y que son como algunos políticos.
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Desde luego, en Europa se deciden muchas cosas importantes que nos afectan, como quién debe pagar los costes de formalizar las hipotecas o si se entierra la doctrina Parot y los terroristas, violadores y asesinos en serie salen en masa a la calle, pero eso no lo decide el Parlamento Europeo. Si se rescata financieramente a un país y en qué condiciones es otra cosa importante que se decide en Europa, pero lo decide el Eurogrupo (la reunión de los ministros de finanzas de los países miembros), no el Parlamento Europeo.
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El caso es que el domingo, además de elecciones autonómicas y municipales, se celebran elecciones al Parlamento Europeo. En lo que respecto a Navarra, una de las peculiaridades de esta elección es que Navarra Suma, una pequeña coalición de ámbito navarro que obviamente no podría obtener representación por sí misma, no se presenta a las elecciones europeas. Puesto que Navarra Suma es la unión de UPN, Ciudadanos y PP, parte de los electores votarán a Ciudadanos y al PP, pero cabe preguntarse a quién votarán por ejemplo los votantes de UPN. Una de las opciones posibles es la abstención pero, si uno ya ha tenido que tomarse la molestia de acudir al colegio electoral para votar en las municipales y autonómicas, al menos por pereza no tiene sentido dejar de votar. Esta coincidencia de votaciones podría favorecer por tanto la participación en las europeas y añadir sobre el votante el peso de elegir una papeleta más. Un ferviente partidario de VOX podría votar en las 3 elecciones con 3 papeletas de VOX, pero eso es algo que no podrán hacer los votantes de Navarra Suma. Obviamente nadie tiene por qué votar lo mismo en las autonómicas que en las municipales, pero es que los votantes de Navarra Suma no pueden votar a Navarra Suma en las europeas lo que les obligará a elegir entre PP, Ciudadanos y VOX, salvo que no puedan resistir la tentación de votar a Pernando Barrena.
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Un elemento facilitador de la elección, por otro lado, es que en las elecciones europeas decae bastante el argumento del voto útil. Puesto que sólo hay una circunscripción electoral para toda España, el censo es de casi 37 millones de personas y hay 54 euroescaños en juego, para conseguir un eurodiputado habría que conseguir 685.000 votos si votara el 100% del censo y 342.000 si votara el 50%. Se trata de cantidades que no puede alcanzar un partido como UPN o una formación como Navarra Suma pero sí cualquier partido con una cierta implantación nacional como PP, VOX o Ciudadanos, ya que hasta el menos votado de ellos, VOX, obtuvo en las generales 2,67 millones de votos. En este sentido el votante de centro derecha puede votar en las europeas a cualquiera de las tres candidaturas sin temor en este caso a que su voto se desperdicie y su candidatura no obtenga ningún diputado.
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