Vecinos de la zona de Leiza siguen demandando un servicio de pediatría, esto es, la ocupación de un puesto que quedó vacante con la jubilación del anterior facultativo. Ahora bien, a la espera de que la Sanidad Navarra acuerde proceder a la sustitución de la vacante, de momento dos tardes por semana, en horario extralaboral, una pediatra de otro centro sanitario acude al consultorio de Leiza.
Es más, representantes de los Ayuntamientos de Leiza, Areso, Goizueta y Arano, han remitido un comunicado al ejecutivo foral para denunciar el “déficit de pediatras”, que como es sabido es una cuestión general, que se ha ido paliando habilitando con formación específica a médicos de familia, que están haciendo de pediatras. Eso sí, clamando que “se tenga en cuenta la realidad lingüística y les sean garantizados los derechos lingüísticos de la población infantil de la zona”.
No limitan sus demandas a que la Administración cubra las necesidades de pediatras, sino que quieren que estos pediatras cumplan con las necesidades lingüísticas de los afectados, exigen que la atención a los pacientes sea en vascuence. Si fuese fácil parecería lógico, pero no dejan de reflejar el no dar ningún paso atrás por parte del nacionalismo vasco.
Algo parecido es lo que ha dado lugar, en la isla de Ibiza, a que se haya perdido al único neuropediatra de la zona, tan solo por no tener dominio del catalán. Sí, bajo un gobierno que decía defender la “sanidad pública y de calidad” aunque opta por colaborar con el expansionismo pancatalanista que amenaza tanto a la Comunidad Valenciana como a la Balear.
En el caso de Leiza parece que prefieren que un médico hable el vascuence, a que tenga una excelencia y habilidades considerablemente satisfactorias en su profesión, de modo que pueda dar lo mejor de sí a la hora de contribuir a la salvaguarda de la calidad de vida de los niños de esas localidades navarras.
Aunque bueno, sabemos ya, de sobra, que la sinrazón nacionalista no tiene límites, y que igual que promuven unas conductas férreamente excluyentes en base a sus conceptos identitarios, incurren en el inaudito hecho de que los profesionales (en este caso médicos) conozcan el vascuence, aunque todo el mundo también se exprese y conozca el español, a que se garanticen los conocimientos que les permiten ejercer aquello para lo que están trabajando, en este caso la cuantificación de médicos pediatras.
2 respuestas
Si tuvieramos un sistema con verdadera representación (un único representante por distrito pequeño elegido por mayoría a doble vuelta), sabríamos cual es la verdadera demanda de los vecinos.
Y fuera cual fuese la demanda real, podrá ser opinable pero siempre será legitima.
Y dicen que en Salamanca no solo prefieren un médico que hable Castellano a que sea bueno, sino que incluso le imponen el conocimiento del Castellano… ¿Será que la sinrazón del los radicales abertzales proetarristas -siguiendo las directrices de la innombrable, por supuesto- van expandiéndose, desde Lugo hasta Salamanca, pasando por Girona, Bretaña o Estonia?