El pasado jueves 26 de julio, Día de Santa Ana y San Joaquín, una avalancha de más de seiscientos inmigrantes africanos entró en la ciudad autónoma de Ceuta, asaltando la valla fronteriza con Marruecos, y atacando a varios agentes de la Guardia Civil encargados de garantizar la seguridad en la zona, para lo cual llegaron a utilizar cal viva.
22 guardias civiles tuvieron que ser atendidos mientras que 6 fueron trasladados a dependencias hospitalarias, para ser tratados de problemas tales como inflamación ocular, irritaciones cutáneas, quemaduras y varias contusiones. Todo esto fue causado por individuos de la masa migratoria previamente mencionada.
La situación es tan grave y preocupante que hay agentes que ya han advertido de que no pondrán su vida en peligro si el Ministerio del Interior acabase retirando las concertinas instaladas en la valla fronteriza, como herramienta para intentar afianzar la seguridad fronteriza. Señalan incluso que España se ha convertido en un destino atractivo para estos inmigrantes.
Ahora bien, el Gobierno de España aún no ha dedicado ni un escueto tuit de apoyo a esos miembros de la Benemérita que se jugaron la vida. Luego, mientras que el izquierdismo en general opta, en cambio, por criticar las “devoluciones en caliente”, los líderes del Partido Popular y Ciudadanos, caladeros de electorado de centro-derecha, se han planteado ir a Ceuta, pero tras ver que el Secretario General de VOX sí lo había hecho.
Pero es que, para colmo, ninguno de los partidos del mainstream partidista político ha puesto sobre la mesa una propuesta de hoja de ruta para reforzar la seguridad fronteriza y el control migratorio, aparte de expulsar a aquellos que no piensen acatar las leyes de España y los valores de nuestra sociedad.
Solo podemos escuchar muletillas traducidas en el hecho de “tirarse los trastos”, solicitudes de ayuda al multiculturalista y globalista politburó bruselense, y apuestas por seguir abriendo las puertas a quienes forman parte de una estrategia de invasión del continente europea, auspiciada también por élites y asociaciones “progres” (muy buena parte de ellas están bajo “la manita de Soros”).
Nadie propone solución alguna. Los acomplejados y los esnobistas podrán intentar hacernos creer que “la cosa no es fácil”, que “los toros se ven muy bien desde la barrera” y cosas similares. Pero es que la inacción solo es algo propio de aquellos que carecen de la suficiente y necesaria altura de miras a la hora de afrontar los retos de la realidad. Eso sí, ¿qué plantearnos?
Para comenzar, dejando aparte las políticas de restricción de beneficios sociales, el llamado “Estado del Bienestar”, en otras palabras, el entramado asistencialista sociosanitario y educativo que tenemos que financiar coactivamente con nuestros impuestos y perjudica a la institución familiar, no deja de fomentar el “efecto llamada”.
La ingente cantidad de ayudas sociales, subsidios diversos y servicios sufragados a costa del contribuyente es atractiva para inmigrantes que en muchos casos provienen de países con un poder adquisitivo mucho menor que el de los países de Europa Occidental. Para colmo, en nuestro país, les garantizan “sanidad universal”.
Por ende, conviene romper con el asistencialismo, aunque no solo por un utilitarismo aplicado, sino porque, en base al principio de subsidiariedad y la libertad defendida moralmente, creemos que hay que respetar la autonomía familiar y sus roles, y permitir al ciudadano que elija libremente el servicio que más le satisfaga, según sus propios criterios.
Eso sí, por otro lado, entendiendo que la seguridad fronteriza es una cuestión esencial (el proteger tu territorio y controlar quién entra en el mismo), urge reforzar la seguridad fronteriza, especialmente en Ceuta y Melilla. La idea del “muro de Trump” podría adoptarse en este contexto. No es descabellada, sino más bien de sentido común. Por cierto, en el cortísimo plazo, habrá que destinar más efectivos policiales y militares.
Finalmente, conviene reafirmarse en que no se puede seguir tolerando la irresponsabilidad política ante lo que es una invasión en toda regla. No hay derecho a que la libertad y la seguridad de los españoles sigan corriendo peligro. Y si no es políticamente correcto lo que se está diciendo, pues recordemos que dicha corrección nos está haciendo mucho daño.
Un comentario
-¿Y estos nos pagarán las pensiones? claro.
-¿Y los moros que agredieron sexualmente el otro día en Tudela a una menor? Ya están las lilas y feminazis corriendo a manifestarse masivamente. claro
-Por mi como si vienen 50 millones de negros. Elcolor de piel no es el problema, sino la cultura que conllevan completamente contraria a los valores humanistas y cristianos de Europa que no son otros más que los DDHH y la libertad. Es decir, culturas tribales, cero planificación familiar, musulmanes, violentos, cero formados (qué trabajo van a desempeñar??) .
Es la primera vez en la Historia que se emigra para vivir de ayudas en lugar de emigrar para trabajar.