La pillada a Irene Montero

La ministra de Igualdad y mujer de Pablo Iglesias se convirtió ayer en la protagonista de la actualidad por un vídeo publicado por ABC en el que, en el previo a una entrevista concedida el 8M a la ETB, hablando distendidamente con la periodista, Montero realiza una serie de afirmaciones que confirman las peores sospechas respecto a la gestión de la epidemia del coronavirus por parte de este gobierno,

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https://twitter.com/i/status/1267383566968774656

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Sería muy duro y extraordinario pensar que este gobierno quiso adrede celebrar el 8M a toda costa para provocar más muertos, o a pesar de los muertos que se pudieran provocar. Seguramente sólo la cabeza de un loco funciona así. A fin de cuentas, muchos de los organizadores de las manifestaciones acudieron a ellas personalmente, acompañados de sus seres queridos, ¿acaso deseaban que estos se contagiaran? Es más probable pensar, por el contrario, que alguien que desea mucho hacer algo busca la manera de evitar asumir a la realidad si esa realidad le aconseja no hacerlo. Lo mejor que se puede decir de este gobierno es que deseaba tanto celebrar el 8M que era incapaz de ver lo que todo el mundo estaba viendo. Era tan importante para él la celebración del 8M que sus deseos de celebrarlo nublaron su juicio para valorar adecuadamente lo que estaba sucediendo, lo cual eso sí objetivamente provocó muchos más contagios y fallecimientos. Lo dicho por Irene Montero cuando pensaba que no estaba siendo grabada confirma que si los miembros de este gobierno no han tenido un comportamiento criminal, al menos son responsables de lo que ha sucedido por su incompetencia e inutilidad.

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Para empezar, Irene Montero reconoce en esa grabación que existía una gran alarma social y que por eso las manifestaciones no fueron un éxito. La gente se quedó en casa por miedo pese a los llamamientos de los partidos del gobierno a que acudieran a las concentraciones. Todo esto pone de manifiesto varias cosas:

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-Que es ridículo pretender que nadie podía prever lo que pasó, cuando una gran parte de la sociedad ya lo estaba viendo venir y hasta entre los propios partidarios del gobierno se evitaba acudir a la manifestación.

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-Que frente al miedo que ya experimentaba la sociedad y la valoración que estaba haciendo la ciudadanía respecto al peligro que nos acechaba, era el gobierno el único que no se estaba enterando del peligro.

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Las palabras de Montero también evidencian que el gobierno era muy consciente de que en otros países se estaban tomando medidas muy “drásticas” (sic) ante la súbita acumulación de muertes y contagios. Sabiendo esto, el gobierno español en cambio decidió no hacer nada. Peor que no hacer nada: decidió convocar manifestaciones masivas por todo el país.

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La titular de la cartera de Igualdad califica además de ineficaces las medidas drásticas de contención, exactamente el mismo tipo de medidas draconianas que iba a dictar una semana después. No ha habido en esta crisis ni una cosa importante que hubiera que hacer que el gobierno no haya estado antes diciendo que no había que hacerla.

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De lo dicho por la ministra se deduce que el gobierno también sabía de la idoneidad del 8M para favorecer los contagios y del peligro de los apretones de manos, abrazos y besuqueos característicos de este tipo de eventos.

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Montero dice en la grabación que el gobierno estaba evitando ser llevado por el sentimentalismo, pero llama sentimentalismo al miedo al coronavirus, que era precisamente lo razonable, y no a poner por encima de la razón el sentimiento de querer celebrar el 8M.

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Irene Montero invoca el consejo de los expertos, pero la población estaba alarmada porque, además de que uno debe creer antes a sus ojos que a los expertos del gobierno, había multitud de expertos en los medios para ese entonces advirtiendo del riesgo que corríamos. Otra cosa es que el gobierno decidiera rodearse de los expertos que decían lo que el gobierno quería escuchar. En cualquier caso, un gobierno puede consultar a los expertos que quiera antes de tomar una decisión, pero de la decisión que toma tras escuchar a los expertos es responsable el gobierno, tanto si estaba bien aconsejado como si no. A estas alturas, por lo demás, todos los “expertos” que nos han llevado al desastre deberían haber sido totalmente purgados, empezando por el infausto Fernando Simón.

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¿Criminales o inútiles?

La pillada a Irene Montero, en definitiva, prueba que en el mejor de los casos hemos tenido la desgracia de afrontar una gravísima crisis sanitaria en un momento en el que estamos gobernados por una cuadrilla de inútiles, tan cegados por su activismo y su militancia que, cuando la amenaza del coronavirus era ya un clamor popular, fueron los últimos en enterarse de lo que estaba pasando y en tomar medidas de contención. La alternativa es mucho peor: pensar que sabían lo que estaban haciendo y sin embargo conscientemente decidieron supeditar a su agenda política la salud y la vida de la población.

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