A nivel periodístico la última inundación siempre es la mayor inundación, igual que el próximo partido siempre es el partido del siglo y por la misma razón. Los medios mitad venden mitad informan. Para vender necesitan audiencia. Y nadie consigue más audiencia diciendo que ha caído una gota fría más que diciendo que ha caído la mayor y más devastadora gota fría de los últimos tiempos, y que tras la publicidad les ampliamos los datos. Y si lo de gota fría ya está muy visto pues ahora la llamamos DANA, o cualquier cosa que nos haga pensar que no vamos a ver o leer lo mismo que todos los años.
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En el aeropuerto de Almería, por ejemplo, se han recogido durante este evento climático catastrófico 99 litros por metro cuadrado, en Murcia 169 litros, y 452 litros por metro cuadrado en Beniarrés, 425 en Orihuela ó 339 en Ontiyent. ¿Se trata de registros nunca antes vistos a lo largo de la historia? La hemeroteca nos indica que no.
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Si nos remontamos al año 1973, por ejemplo, nos encontramos con que en Zurgena (Almería) llovieron 600 litros por metro cuadrado en dos horas, los mismos que en Albuñol (Granada). Aquella gota fría, DANA o lo que fuera provocó más de 100 muertos en la zona de Lorca y Puerto Lumbreras (Murcia).
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El 20 de octubre de 1982 otro fenómeno de este tipo dejó cerca de 1.000 litros por metro cuadrado en la Muela de Cortes (Comunidad Valenciana), de acuerdo con los registros de la la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Aquellas lluvias torrenciales de 1982, sin embargo, se recuerdan sobre todo por la rotura de la presa de Tous, que provocó un número de muertos que según algunas fuentes superó las 30 personas fallecidas.
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Echando un poco más hacia atrás en la historia, nos encontramos con la gran riada de Valencia, que tuvo lugar en octubre de 1957 en la cuenca del Turia a su paso por Valencia, provocando la muerte de más de 80 personas.
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Cambiando totalmente de zona, resulta sin embargo difícil no recordar la inundaciones en Bilbao en 1983, donde un 26 de agosto se superaron los 500 litros por metro cuadrado y murieron más de 30 personas, o las de Andorra.
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Vemos por tanto que ni por el agua caída ni por el número de víctimas nos encontramos ante unas inundaciones históricas sin precedentes. Pensando mal, la idea de que la inundación que nos ocupa no tiene precedentes es algo que le interesa a los gobernantes de turno. Es decir, si nos encontramos ante un fenómeno inusitado y la fuerza desatada de la naturaleza, poco podemos hacer al respecto. En cambio, si nos encontráramos ante un fenómeno más o menos recurrente y característico de estas fechas, quizá nos preguntáramos si se hace lo suficiente para evitar que un fenómeno previsible y recurrente cause tantos muertos y destrozos año tras año.
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Si desde el punto de vista político y periodístico interesa lo nunca visto o lo que tiene una magnitud inusitada, desde el punto de vista científico habrá zonas de Murcia en las que se hayan batido récords históricos y otras en las que no, como suele suceder ante este tipo de fenómenos. Y por lo visto hasta será más riguroso hablar de DANA que de gota fría que no distinguir unas de otras. Aunque esa distinción siempre estuvo ahí y, al menos desde el punto de vista mediático, nadie hasta ahora la usó, y de repente ya nadie usa otra expresión.
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4 respuestas
¿Inundaciones en Bilbao? Nadie se acuerda de eso. Sólo nos acordamos de la Guardia Civil rescatando, incluso a hombros, a cientos de vascos, de esos de «ETA mátalos». (Vean: https://farm6.staticflickr.com/5453/6898205022_25ff1cd2b6.jpg)
No cabe mayor dignidad. A ver si vamos recordando las cosas. Porque con los que andan #pesandocamiones, por muchas cadenas que lleven no vamos a ningún sitio. A ninguno.
Ah! Si. A pillar vacas en la rotonda de Sarriguren.
El vecino de Uxue Barkos, se cree un juez de la Audiencia Nacional, proclamando el TODO ES ETA.
… y por cierto, oír a Matías Prats una vez tras otra durante todo el fin de semana decir «Los Alcázeres» en vez de «Los Alcázares» es otra muestra de #lacrisisdelosmedios…
¡Quién te ha visto y quién te ve!
En 1979, por la caída de temperaturas acaecida entre 1940 y 1975, el ecologismo vaticinaba el enfriamiento global y una nueva Edad de Hielo ¡casi nada!, a causa de la malvada industrialización capitalista. Pero en las siguientes décadas se produjo un aumento de temperaturas y la consigna mudó a “calentamiento global” y descubrieron un nuevo enemigo también achacable (cómo no) a la industrialización: el CO2 o sea, el alimento por excelencia de árboles y plantas. Pero como la temperatura del planeta dejó de aumentar desde 1999 hasta 2014 se decidió que el calentamiento global se convirtiera en “cambio climático”, causante tanto del aguacero como de la sequía, del calor y del frío, del huracán o de la calma chicha. En las campañas de propaganda más recientes los ecolojetas se han centrado en el supuesto aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, o sea, tornados, huracanes, inundaciones o sequías; aumento cuya falsedad ya ha sido demostrada (pero no divulgada) y que ha dado pie a la última consigna: la “crisis o emergencia climática”, que oirán ustedes machaconamente cada vez más. Como pueden ver, todo vale para los fines del adoctrinamiento izquierdoso basado siempre en un huracán de falsedades (de categoría 5, como el reciente Dorian caribeño).