La futura unión de Puerto Rico a España vía Almándoz

¿Locura? Quizá no tanto. En Puerto Rico existe un movimiento creciente llamado Autonomía para Puerto Rico, que aboga por dejar de ser un estado asociado a los EEUU y convertirse en la comunidad autónoma española número 18. ¿Qué respaldo social puede tener esta posibilidad? No está demasiado claro, pero alguna encuesta llega a otorgarle un 20% de apoyo. El caso es que el presidente de este grupo, Ivan Arrache, tiene ascendencia española ya que su bisabuelo era un vecino de la localidad navarra de Almándoz.

En los últimos tiempos los españoles estamos mucho más pendientes de quienes quieren dejar de ser españoles que de quienes quieren empezar a serlo, por lo que puede resultar llamativo el caso de Puerto Rico. Pero no es un caso único ni el más importante. Nada menos que el 40% de los portugueses podrían estar a favor de la unión con España, e incluso más según algunas encuestas. El mismísimo José Saramago, premio Nobel de literatura, daba por hecho que algún día se produciría inevitablemente la reunificación de España y Portugal. En realidad es muy curioso que los españoles vivamos tan al margen de posibilidades como esta y desatendamos sistemáticamente todo lo que no sea dedicar toda nuestra atención a los independentistas. Una atención, además, bastante pasiva y contemplativa.

La quiebra de Puerto Rico

La posibilidad de una separación de los EEUU puede resultar beneficiada por la quiebra económica a la que se enfrenta Puerto Rico en estos momentos. El último editorial del diario Gara se refiere precisamente a esta ruina que atribuye totalmente a la maldad de los EEUU, el capitalismo, la especulación y los mercados. Por lo visto nadie en este planeta puede quebrar por gastar más de lo que ingresa o de lo que puede devolver. Naturalmente existe una explicación alternativa a la quiebra de Puerto Rico mucho menos del agrado de los editorialistas de progreso. Sobre todo porque tiene mucho que ver con el salario mínimo.

Aunque el salario mínimo puede parecer una idea maravillosa, lo cierto es que Puerto Rico ejemplifica todo lo contrario. Lo cual además resulta interesante en un momento en el que en España se discute mucho sobre la cuantía de los sueldos y la renta básica universal.

Como Puerto Rico es mucho más pobre que el resto de estados de la Unión, el salario mínimo federal resulta desmesurado en Puerto Rico. Como consecuencia pocas empresas pueden pagar el salario mínimo. El resultado es que un gran porcentaje de la población o no tiene trabajo o trabaja en la economía sumergida. Además las empresas tienden a instalarse en los países vecinos que tienen salarios más bajos. La población más castigada, paradojas del salario mínimo, es precisamente la menos cualificada, aquella a la que el salario mínimo teóricamente debería proteger. La razón es que los trabajadores menos cualificados son los que menos valor añadido pueden aportar, los que es más difícil que puedan producir bienes o servicios por encima de un salario mínimo exageradamente elevado y los que, por consiguiente, más difícilmente encuentran trabajo. Además, el salario mínimo demasiado elevado provoca también por otro lado un encarecimiento desproporcionado de los bienes en relación con la riqueza real del país. Obviamente todo esto repercute muy negativamente sobre la generación de riqueza en general, el nivel de vida de la población, la recaudación y los ingresos públicos. Si además el gobierno gasta más de lo que ingresa y es incapaz de combatir el déficit y el endeudamiento, el país acaba inevitablemente en la quiebra. Una explicación más amplia puede encontrarse en este interesante artículo del diario Expansión.

Lo cierto es que cuando uno no crece, mengua. Hace mucho que España se encuentra mucho más empeñada en la misión de restar que en la de sumar. Y no menos cierto es que algo que crece resulta mucho más atractivo que algo que decrece. Como poco, debería ser bueno para nuestra alicaída autoestima nacional saber que hay personas por ahí afuera que desearían unirse a España en vez de separarse de ella. Y si nos piden un gesto, a lo mejor deberíamos darles un poco de cuerda. Que igual no pasa nada. Pero si pasa, la culpa será de Almándoz.

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4 respuestas

  1. La política tiene distintas caras, de un extremo a otro cabe encontrar desde politicastros a grandes estadistas.
    Ahora sufrimos inflación de politicastros, hasta con perroflautas, vagos y toxicodependientes elevados a la categoría de alcaldes y diputados, pero algunos estarán trabajando en términos de Geoestrategia, unos a favor de España y los españoles, y otros en contra, como traidores a favor de potencias extranjeras.
    Mientras sigamos dedicados a elucubrar si una parte de España se puede desgajar del resto, no iremos en la vía geoestratégica correcta de la Unión Ibérica, para deleite de otras potencias, alguna europea tacticsta, pero sobre todo fuera de Europa.

  2. La reunificación de Las Españas es muy deseable pero los gobernantes españoles actuales siguen siendo del mismo palo que los que dejaron perder el Imperio.

    El grupo Bildeberg apuesta por Pedro Sánchez.

    Será más fácil verlo prejubilado en Miami que en una mesa de negociación con los EE.UU recuperando Puerto Rico.

  3. Dan de alta un perfil en Facebook llamado “Reunificación de Puerto Rico con España” u otro “Autonomía para Puerto Rico” y listo ya es suficiente para que el que firma este artículo lo califique como “hipotética unión de Puerto Rico a España, dicen que cada vez más popular entre la población portorriqueña”. Los seguidores de esas páginas es evidente que han pinchado al “Me gusta” desde alguna ip española.
    Puerto Rico fué colonia española(no parte de españa, se llegó allí siendo los primeros occidentales y para nosotros) y pasó a ser colonia estadounidense tras la guerra. ¿Para qué queréis que vuelva a ser española? ¿Para tener playa en el caribe?

  4. Estoy siguiendo con mucho interés el movimiento por la reunificación de Puerto Rico a España. Por cierto, Iván Arrache está enemistado con el movimiento mayoritario, representado por José Nieves Seise. Es una pena que estén enfadados, porque dificultan su progresión.

    Puerto Rico se encuentra en una encrucijada. De las tres opciones ofrecidas a su pueblo por medio de la autodeterminación, ninguna les satisface. La independencia conduciría al país a la miseria y la ruina. El ELA (Estado Libre Asociado) murió definitivamente por no impedir problemas como la deuda. La estatidad (integración en EEUU como un estado federado) acabaría con la cultura e idioma puertorriqueños, tan defendidos por su pueblo a pesar de la intención americana de erradicarlo, como hicieron en Filipinas.

    En 2012 los puertorriqueños votaron en referéndum a favor de la estatidad. Sin embargo, en aquella ocasión mucha gente se abstuvo, resignada ante la inevitabilidad de integrarse en EEUU para evitar el hambre. También, los EEUU no han respondido a la petición: desde el referéndum ni el Congreso ni el presidente han dicho nada. ¿Por qué? En mi opinión, por los problemas que ello generaría al país: Puerto Rico no está en la misma “onda” cultural e idiomática que EEUU. Por otro lado, la desigualdad social y económica es galopante.

    En esa coyuntura surge el movimiento por la reunificación, que abre una nueva opción al problema. Por un lado, permitiría a la isla pertenecer a un país, continente y moneda fuertes que garanticen su progreso. Por otro, permitiría en el régimen autonómico mantener la idiosincrasia puertorriqueña. Finalmente, evitaría el recelo mutuo entre EEUU y PR, ya que la isla, a diferencia de Cuba y Filipinas, no tuvo un movimiento independentista fuerte. PR no quiso la independencia, fue arrebatada a España por las armas.

    Es verdad que en la actualidad el movimiento es mínimo. Es más, la idea de la reunificación puede considerarse una quimera. Sin embargo, expuesto el problema y las soluciones, parece una salida correcta, natural y viable. Incluso beneficiaría a EEUU, que se quitaría de encima un problema mediante la ayuda de un país que, a diferencia de 1898, es hoy aliado y amigo.

    Creo que deberían plantearlo.

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