¿Por qué no te callas?
Allan Greenspan, el antecesor de Bernanke, era un hombre singular. Dicen que se tuvo que declarar a su esposa tres veces. Las dos anteriores, la mujer no entendió una palabra de lo que Greesnspan trataba de decirle. Sabiéndose que el mercado mira con lupa cada una de las palabras que salen de la boca del presidente de la Reserva Federal, Allan Greenspan era el hombre perfecto para el cargo. Tenía un talento natural. La víspera de sus comparecencias, escribía su discurso en la bañera, mientras tomaba un baño relajante con espuma. Parece ser que el hombre disfrutaba paladeando cada palabra que escribía, imaginándose la perplejidad de los analistas al día siguiente, tratando de descifrar qué demonios había vuelto a intentar decir este hombre. En los últimos 5 días, Bernanke ha comparecido un par de veces a hablar sobre la situación económica. En ambas ocasiones, la bolsa ha sufrido un desplome. Decíamos que cada decisión, cada palabra de este hombre afecta de inmediato a nuestro bolsillo. En el gráfico siguiente, hemos marcado en rojo las caídas del SP500 en cada una de las intervenciones de Bernanke. Otro tanto, con el correspondiente desfase horario, podría señalarse tomando como referencia el IBEX35. En conjunto, alrededor de un 5% de pérdidas gracias a la locuacidad de Bernanke.
ISM index (Institute Suply Management).
Hemos conocido también el dato del ISM manufacturero y el ISM servicios. La mala noticia es que en este momento ambos marcan contracción de sus sectores respectivos (valores por debajo de 50). La buena es que el ISM servicios, aunque sigue señalando contracción, se recupera bastante y lo hace en mucho menor medida de lo que lo hacía en enero. El ISM servicios representa cerca de 2/3 de la economía USA. Se trata por tanto de datos malos, pero no peores de lo esperado. La gráfica presenta su evolución en los últimos 12 meses.
En cuanto a Navarra, la producción industrial mejora levemente respecto al dato anterior, con una subida del 1,3% en enero.
El problema, de momento, básicamente aún no ha cruzado el Atlántico. Salvo en la construcción, donde la situación es más desoladora que ayer pero menos que mañana. Por tanto hablaremos de ella mañana.