Cuando Sayas y Adanero rompieron la disciplina de voto de UPN y votaron no a la contra reforma laboral, podía pensarse que aquello era el punto inicial de un conflicto, por el contrario el punto en el cual afloraba una mala gestión anterior. Desde este punto podríamos hablar de los errores de Esparza previos a la crisis del partido y de los errores posteriores. Son ya demasiadas las cosas malas que le están sucediendo a UPN como para pensar que Esparza, siendo el líder del partido, no tiene nada que ver con ellas, tanto da si pensamos que es el propio catalizador de la crisis o, en el mejor de los casos, un capitán que no ha sabido responder a lo que iba sucediendo de forma eficaz.
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Hasta ayer mismo, por ejemplo, Esparza iba por los medios celebrando la crisis y la expulsión de los diputados, como poseído por el infantil eslogan pandémico que de esta salimos más fuertes, sin reconocer que no son diputados cualesquiera sino dos de los diputados más carismáticos del Congreso y dos de los elementos más valiosos del equipo de UPN. Esparza aseguraba poco menos que la crisis había sido estupenda, que ahora sin Sayas y Adanero había más unidad que nunca dentro del partido, que todos los órganos del partido le otorgaban un respaldo putinesco y que, frente a las noticias de que estaba habiendo bajas llamativas en la afiliación, muchos más eran los que se estaban afiliando en UPN desde la expulsión. Tras estallar la crisis, Esparza no trató de recoser el desgarrón sino de denigrar a los diputados. Si en las redes sociales se apreciaba una marejada mediana serían elementos ajenos al partido, ruidosos simpatizantes de VOX haciéndose pasar por votantes de UPN. Un 0% de votantes de UPN se había sentido representado por Sayas y Adanero. La relación del 100% de los votantes respecto a Esparza era de adoración. La demanda unánime del electorado de UPN era el arrastramiento de Sayas y Adanero, que además y convenientemente era lo que complacía al PSOE. Desde luego todo este discurso carecía de la más mínima solvencia para cualquier observador pero, por si alguien tenía alguna duda, el decorado cayó ayer de forma estrepitosa para dar paso a la verdad.
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La primera noticia es la confirmación de que se están produciendo bajas numerosas e importantes en la militancia de UPN. Todos los afiliados del comité local de UPN de Berriozar se han dado de baja en el partido, incluidos los cuatro concejales de la localidad. No son los únicos. También han abandonado UPN el portavoz de la formación en Huarte, Severiano Maillo, y Paola Aisa, la portavoz en Orkoyen. Se trata sin embargo sólo de la punta del iceberg.
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La segunda noticia es la constitución de una plataforma que podría ser el embrión de una nueva formación política en Navarra, la cual surgiera para disputarle a UPN su espacio electoral. Esta plataforma, que evidentemente se nutre de personas que han dejado de sentirse representadas por UPN y por Esparza, se ha presentado proponiéndose como alternativa para toda aquella ciudadanía navarra “crítica” hacia un Gobierno coaligado con un nacionalismo que “busca la desaparición de Navarra“. La nueva plataforma promueve “la defensa de una Navarra que avance, progrese y vuelva a ser ejemplo para el resto de España” y “la libertad como principio irrenunciable”.
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A estas alturas parece bastante claro que Esparza no ha sabido ni evitar la crisis, ni una vez ocurrida la crisis gestionarla de la forma menos traumática posible. Los resultados ya son desastrosos para UPN porque en las divisiones, por pequeñas que sean, siempre se pierde algo. O sea, no hay una división en la que a un lado quede el 0% y a otro el 100% porque entonces no hay división. De hecho, ya se está hablando de la baja de un centenar de militantes. Pocas dudas puede haber de que fuera del corsé estructural del partido la desafección del electorado puede ser incluso mayor. A lo mejor hoy comparece Esparza celebrando una vez más la situación y asegurando que todo va fenomenal, que a UPN esto es lo mejor que le podía haber pasado y que bajo su batuta cada día es mejor que el anterior para la formación. Sayas y Adanero todavía no se han pronunciado pero el diagnóstico para UPN, que ya es malo, ya sólo puede o quedarse como está o empeorar.
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