Es posible hacerse provida leyendo El País

Ayer en el diario El País se podía leer la noticia de que Colombia había logrado un “avance histórico” al despenalizar el aborto hasta la semana 24.

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Sin salirnos del diario El País, nos encontramos con una noticia de mayo de 2019 en la que se puede leer que la bebé prematura más pequeña del mundo, que pesó 245 gramos, había logrado sobrevivir. La niña nació en la 23 semana de gestación:

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https://elpais.com/elpais/2019/05/30/mamas_papas/1559209024_971724.html

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De nuevo en el diario El País podemos leer una entrevista en noviembre de 2018 al doctor Máximo Vento, presidente de la Sociedad Española de Neonatología. El primer párrafo que introduce la entrevista señala que “el 7 de agosto de 1963, Jackie Kennedy dio a luz a su tercer hijo: Patrick B. Kennedy, bebé prematuro de 34 semanas y cerca de dos kilos, que no sobrevivió a las primeras 39 horas de vida. Si en lugar de 1963 hubiera nacido hoy, Día Mundial del Prematuro, posiblemente el pequeño de John F. Kennedy hubiera sobrevivido gracias a los avances científicos en neonatología en los últimos años”. Ya durante la entrevista, el doctor Vento explica respecto a la supervivencia actual de los niños prematuros que “a las 24 semanas estaría alrededor del 50% y 60%, en la semana 25 está en el 70% y a partir de la semana 26 y 27 llegamos ya al 85 o 90% de supervivencia, de los cuales, más del 80% por ciento tendría una supervivencia íntegra”.

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https://elpais.com/elpais/2018/11/17/mamas_papas/1542439545_266062.html

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Sin acudir a otra fuente que no sea el diario El país, por consiguiente, tenemos por un lado la noticia de que es un avance histórico poder abortar hasta las 24 semanas, por otro que hay niños que han nacido y sobrevivido a las 23 semanas, y por otro que en los años 60 la supervivencia de los prematuros era casi imposible a las 34 semanas, cuando actualmente en esas fechas ya sobreviven casi todos los prematuros y en las 24 semanas la supervivencia oscila entre el 50-60%.

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Como inevitable conclusión de todo ello, no cabe sino deducir que el diario El País celebra como un gran avance el que se mate a niños de 24 meses de gestación. O sea, no cabe el debate sobre si a las 24 semanas hablamos o no de un ser humano. No se puede alegar que no sabemos lo que hay ahí dentro a las 24 semanas. Los niños nacen con 23 y 24 semanas y sobreviven. Si el diario El País publica la noticia de que ha nacido y sobrevivido un niño de 23 semanas, no puede pretender que el gran avance histórico de poder abortar a las 24 semanas consiste en otra cosa que en matar niños.

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Por otro lado, vemos la debilidad del argumento de intentar marcar como límite del aborto o como inicio de la vida humana el plazo en el que puede sobrevivir un bebé prematuro, ya que ese plazo en los años 60 eran unas 34 semanas y ahora son menos de 24. No es que los niños de 24 semanas sean más humanos ahora que en los 60, sino que las incubadoras que éramos capaces de hacer entonces eran peores. Cuando las incubadoras que hacemos sean todavía mejores, los niños podrán sobrevivir a las 14 semanas, o incluso ser totalmente gestados en una incubadora. No hace falta esperar a que las incubadoras futuras permitan la supervivencia a las 14 semanas para concluir que lo que se está matando ahora a las 24 semanas son seres humanos, igual que no hacía falta esperar a las incubadoras actuales para saber que los niños que se abortaba por encima de la semana 24 en los años sesenta eran seres humanos. El momento del nacimiento vemos que tampoco significa nada de cara a considerar humano o no humano a un bebé puesto que ninguna lógica tendría considerar humano al niño nacido en la semana 24 y no considerar humano al niño no nacido que sigue gestándose en la semana 26.

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Todo lo anterior no es más que lógica. No hace falta leer el Catecismo, ni a la prensa de la derecha para darse cuenta de que el aborto es una barbaridad. Si se atan los cabos, aunque sólo se lea El País, se puede llegar, se debe llegar, a la misma conclusión. Sólo hace falta tener un poco de cabeza y de corazón. De cabeza porque, si no, a lo mejor no se es capaz de atar los cabos aunque se tengan delante. Y de corazón porque a lo mejor se pueden atar cabos pero, a fin de cuentas, darle lo mismo a uno si de lo que se trata es de eliminar seres humanos o no.

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