La legislatura del cuatripartito se ha caracterizado por la radicalidad. El cuatripartito ha gobernado sólo para los votantes del cuatripartito, que paradójicamente ni siquiera representaron una mayoría de votos en 2015 (160.352 vs 161.141), aunque sí una mayoría de diputados (26 vs 24). La minoría votante del cuatripartito ha visto cómo ganaba una serie de privilegios (por ejemplo por utilizar el vascuence, ya fueran periodistas, padres, u opositores a un empleo público) frente a una mayoría de navarros que para sustentar esos privilegios veía equivalentemente recortados sus derechos.
x
Esta forma de gobernar sólo para los suyos, particularmente para el nacionalismo, ha venido facilitada por el apoyo de dos formaciones supuestamente no nacionalistas como IE y Podemos. El voto nacionalista que les faltaba a Geroa Bai y Bildu para imponer sus programas lo han completado con el préstamo de voto no nacionalista que les han extendido Podemos e IE como un cheque en blanco. A efectos prácticos, a los votantes de IE o Podemos les hubiera dado igual haber votado a Geroa Bai o a Bildu. Y a Geroa Bai y Bildu, por cómo han podido contar con ellos, les hubiera dado lo mismo que esos votantes les hubieran votado directamente a ellos. Podemos e IE han sido y se han comportado como meras marcas blancas de Geroa y Bildu.
x
x
¿Cómo será la próxima legislatura si vuelve a ganar el cuatripartito? Más radical, lógicamente.
x
Si esa forma de gobernar radical y sólo para los suyos resulta avalada en las urnas el domingo, el mensaje del electorado para los dirigentes de Geroa Bai y Bildu es que aún pueden pisar más el acelerador. El objetivo final de nacionalismo es una Euskadi independiente de la que Navarra sea una provincia más. Es más, el objetivo final de nacionalismo, al menos del de Bildu, es una Euskadi independiente y comunista de la que Navarra sea una provincia más. Para conseguir eso los instrumentos son: la inmersión lingüística, el adoctrinamiento educativo, el predominio en los medios, la discriminación de los castellanoparlantes y la utilización de la administración para promover todo aquello que normaliza el nacionalismo y relegar todo aquello que lo cuestiona.
x
Aún podría añadirse un vidrioso elemento más en la imposición del nacionalismo y es la utilización, la tolerancia o la ambigüedad en relación a esa violencia de baja intensidad de la que es buen reflejo Alsasua. Para el nacionalismo Alsasua es el modelo e ideal de convivencia para toda Navarra. Que como en Alsasua sólo puedan hacer política los partidos nacionalistas y sus aliados. Que en la calle y el espacio público desaparezca todo vestigio de los no nacionalistas. Que quien cuestione el modelo nacionalista sea considerado un provocador. Que los provocadores no puedan realizar actos públicos sin sufrir escraches “antifascistas”. Que cuando a alguien se le vaya la mano contra un fascista y provocador haya un manto de apoyo que cubra al agresor y que las víctimas tengan que acabar abandonando el pueblo entre el silencio y la resignación. Eso sí, consiguiendo además a través del predominio en los medios y la educación que esto pase pero sin que se simpatice con las víctimas ni el nacionalismo aparezca como un elemento de opresión. Al revés, el oprimido es el percibido como el opresor. La supuesta pluralidad de la que constantemente hablan el nacionalismo o la extrema izquierda consiste en que se admitan ciertos grados, matices y ritmos pero sólo dentro del nacionalismo y del izquierdismo.
x
Pese a una legislatura caracterizada por la radicalidad y la ganancia de privilegios de unos frente a la pérdida de derechos de otros, la decisión de poner a Geroa Bai al frente del gobierno sin la presencia del resto de partidos tenía de hecho como finalidad ofrecer de cara al exterior una imagen de moderación. Si el cuatripartito ve recompensada su forma de actuar en las urnas los partidos que lo componen ni siquiera ven ya necesario guardar la apariencia de moderación. Para la próxima legislatura, los demás miembros del cuatripartito ya van avisando que exigirán consejerías.
x
x
En definitiva, si el cuatripartito vuelve a ganar las elecciones no sólo parecerá que hay más radicalidad aún, sino que realmente la habrá. Es por ello que tanto el votante pasado del cuatripartito como el votante que no quiere cuatripartito debe valorar que el cuatripartito que viene, si viene, no será como el que ya ha sido, sino todavía más radical.
x