Dolça Catalunya

Pues no, resulta que la guerrilla digital anónima no es sólo una cosa navarra. Tampoco es de extrañar. Allá donde extiende su sombra el pensamiento único nacionalista totalitario por una parte es normal que aparezca una resistencia, y no menos normal que la resistencia sea anónima o la amenaza no sería demasiado totalitaria. O sea, más te vale que ningún “txabal” sepa que eres de NC si un fin de semana te vas a tomar una copa a Alsasuna. Como los icebergs y en aras de la operatividad, sin embargo, en este tipo de empresas siempre suele haber una parte visible y otra que permanece convenientemente sumergida.

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Todo lo anterior nos hace contemplar con una gran afinidad a la web que se ha convertido en los últimos años, y más desde el brote apoteósico de locura de las formaciones separatistas, en la referencia analítica e informativa en Cataluña. Nos referimos naturalmente a la web Dolça Catalunya (Dulce Cataluña).

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Describiéndose a sí mismos, los autores de la web se presentan como “un grupo de catalanes normales. De los que os cruzáis por la calle o en el bar”. O sea, igual que Navarra Confidencial. Los dolços añaden que “somos lo que fueron nuestros abuelos y bisabuelos: catalanes, españoles y europeos”, o que disfrutan “pan con tomate, los espaguetis, el fuet, la butifarra con secas, el arroz a la cubana, la escudella, el vino, la música, los niños, el mar y la montaña, la familia, la senyera y la rojigualda, los animales, las ermitas, los libros, la Navidad, las cosas de nuestros padres y de nuestros hijos, lo divino y lo humano”, y que están aquí (o sea allí) “para decir que nos gusta Cataluña, a secas. Y que no nos gusta la Cataluña nacionalista, porque el nacionalismo es la degeneración de todo lo que queremos”. Cambien ustedes Cataluña por Navarra, la butifarra por la chistorra, o el fuet por los espárragos y la borraja y ya somos hermanos.

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Para definir a alguien, sin embargo, a menudo resulta inestimable la ayuda del rival. Así por ejemplo encontramos que de Dolça Catalunya se dice que es una “web ultra” (esto lo dice la muy moderada web de kaosenlared),o que representa “sectores reaccionarios y ultracatólicos” (avantguarda.cat), aunque otros opinan que “son los franquistas barceloneses de buenas familias” (metropoliabierta.com), e incluso que son “El Ku Klux Klan catalán” (cronicaglobal.elespanol.com).

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Más amistosamente, otros dicen de Dolça Catalunya que es “el ariete humorístico contra el secesionismo” (Heraldo), o que “es un movimiento completamente odiado por los independentistas, no recibe subvenciones ni tiene trabajadores contratados, todo es voluntario” (Okdiario).

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Como cualquier guerrilla digital que se precie, Dolça Catalunya también tiene editado un libro homónimo. Unos escriben libros y otros los queman, o persiguen a sus autores. Lo que escriben unos les lleva a sonreír y reflexionar a sus lectores y lo que escriben y dicen otros les lleva a sus seguidores a tirar piedras y quemar contenedores, decida usted mismo cuáles son los fascistas o predican y producen fascismo.

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Naturalmente no podemos concluir esta reseña sin mencionar el notable éxito de audiencia de Dolça Catalunya, que se traduce en meses en los que ha rozado los 8 millones de lectores. Cuando todos los medios de un territorio son capaces de publicar el mismo editorial de forma sincronizada, tampoco podemos extrañarnos de que la gente, en este caso los catalanes, se dividan entre los que tienen el cerebro lavado y los que experimentan la acuciante necesidad de buscar un punto de vista alternativo a tanto pensamiento sincronizado, o sea tanto no pensamiento.

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