Consideraciones al comienzo de la campaña electoral

Vamos a escuchar muchas cosas a lo largo de esta campaña electoral (en realidad las escuchamos todo el rato sólo que ahora estamos más cerca del momento del voto) respecto a las que conviene ordenar ideas cuando no vacunarnos, aunque ahora ser antivacunas parece la mejor manera de evitar caer enfermo, por si existía alguna duda de la necesidad de parar un momento y recapitular algunos conceptos.

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Es fácil prometerte cosas cuando el que las paga no va a ser el que te las promete, sino tú tururú

¿En qué momento olvidamos que las promesas electorales de los políticos no las pagan los políticos? Es decir, cuando los políticos prometen aumentar una prestación o mejorar un servicio, eso no lo paga el político que lo promete, sino la propia persona que recibe la prestación o el servicio. Los políticos no pagan nada. Los gobiernos no pagan nada. Los gobiernos pagan con el dinero que recaudan; es decir, con el dinero de la gente a la que le hacen las promesas. Sin embargo, muy poca gente es consciente cuando le prometen tal o cual cosa que es ella misma la que la va a tener que pagar, además de todo lo que ya está pagando, por supuesto. Puesto que las cosas no caen del cielo, lo que al ingenuo elector le dan por un lado por otro se lo tienen que quitar.

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¿Qué es preocuparse por la gente? ¿Dónde ha hecho vivir mejor a la gente el recetario de la izquierda?

Interesa poner en duda algunas verdades universalmente aceptadas como que la izquierda o el pensamiento progresista se preocupa más por los desfavorecidos o hace que la gente viva mejor. Todos queremos que la gente viva mejor. Todos nos preocupamos por los desfavorecidos. El punto es qué propone cada uno para que la gente viva mejor o haya menos desfavorecidos. En este sentido, casi podríamos afirmar como un axioma evidente por sí mismo, a la vista de los resultados en todo el mundo y en todas las épocas, que la gente vive mejor y hay menos desfavorecidos en los lugares donde no se aplican las recetas de la izquierda. Es decir, los países donde la gente vive mejor son donde hay orden, respeto a la ley, seguridad jurídica, tribunales independientes, medios no controlados por el gobierno, libre empresa, libre comercio, un sector privado pujante, competencia, responsabilidad personal, premios y castigos, una actitud positiva hacia los negocios, libertad educativa, gobiernos que ajustan los gastos con los ingresos. El caso opuesto extremo es Podemos. Hay ahora mismo varios países en el mundo, algunos más si tiramos del pasado, que han aplicado a rajatabla el recetario de Podemos: el resultado para la gente y los desfavorecidos no puede ser más catastrófico. Incluso los países más socialdemócratas, en la actualidad, son países en los que la condición básica para poder tener un estado del bienestar fuerte es tener un sector privado todavía más fuerte para poder mantenerlo. Obviamente no se pueden tener servicios suecos pagando impuestos marroquíes, pero tampoco se pueden pagar impuestos suecos teniendo salarios españoles. Tampoco se pueden cobrar salarios suecos por decreto sin crear antes la riqueza que crean los suecos. Hasta que todo esto no sea evidente para la inmensa mayoría de los españoles corremos un serio riesgo de caer en manos de demagogos, conductores de autobús venidos a más o lunáticos.

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Arruinar a un país es todo lo contrario de ayudar a la gente

Un partido que promete ahora mismo en España subir las pensiones gana votos. O eso se supone. Un partido que propugnara bajar las pensiones sería electoralmente masacrado. Un partido que cada viernes promete nuevos gastos sociales es contemplado con beneplácito por el electorado. Sin embargo, el hecho es que mientras por un lado se suben las pensiones o se aumenta el gasto por otro lado el sistema de pensiones es deficitario, el estado gasta más de lo que ingresa y la deuda aumenta. Todo es por tanto una farsa. ¿No entiende el electorado que si ya falta dinero para pagar las pensiones a sus niveles actuales no tiene sentido aumentarlas? ¿Alguien duda de que si a largo plazo gastar más de lo que se ingresa es la ruina aumentar aún más el gasto es acelerar esa ruina? Si gobernar bien consistiera en gastar más de lo que se ingresa no habría malos gobernantes. No habría países en ruina. No existiría la miseria. Si el salario mínimo o las pensiones fueran cosas que se pueden determinar por decreto, no habría ningún país en el que el más pobre no fuera millonario. El problema es que la pobreza se puede repartir ilimitadamente, pero la riqueza no. Sólo se puede repartir la riqueza que primero se ha generado. Repartir la riqueza que antes no se genera es repartir pobreza y engañar a los incautos.

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Gastar más de lo que se ingresa no es progresismo, es suicidio

En este sentido habría que ser muy críticos con el discurso de la izquierda populista. Esa izquierda gasticida que habla de austericidio y de que lo sano es gastar más de lo que se ingresa. Nadie sin emabrgo se arruinó jamás siendo austero. Es increíble que gran parte del país haya llegado a pensar que a la ruina se llega siendo austero en vez de gastando más de lo que se tiene. Si tú te gastas en Sanidad el 110% de lo que tienes, flaco favor le haces a la Sanidad. El primer año, el segundo o el quinto tienes una Sanidad por encima de tus posibilidades, poco después tienes una Sanidad quebrada. Creer que el estado del bienestar es gastar 120 ingresando 100 no es realmente creer en el estado del bienestar, sino en los unicornios. Alguien con ese tipo de mentalidad gestionando el estado del bienestar sólo puede cargárselo. Por otro lado, pedimos Sanidad, Educación, TV pública, traductores en el Senado, fútbol subvencionado, chiringuitos de género… O elegimos o perdemos todo, porque todo no podemos pagarlo. El año pasado, en plena recuperación, el estado español tuvo un déficit del 2,6%. Es decir, el gobierno gastó unos 30.000 millones más de los que ingresó. ¿Qué pasará cuando llegue la próxima crisis? ¿En serio no nos damos cuenta del peligro? ¿De verdad seguimos aplaudiendo al que más gastos promete cada viernes social? ¿Tenemos que volver a repetir todo esto como si no hubiéramos aprendido nada de la crisis de 2008?

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El patriotismo

La reflexión final de cara al comienzo de la campaña electoral tiene que ver con el patriotismo. Es más, con la reivindicación del patriotismo español. La cuestión patriótica tendría que ser la clave de las elecciones porque nunca desde 1934 unos gobernantes autonómicos, con 17.000 hombres armados a sus órdenes, organizaron un pucherazo, proclamaron una república liderada por ellos, la impusieron al 53% de los catalanes y al 90% del conjunto de los españoles y, a continuación, declararon su independencia. A fecha de hoy la rebelión sigue en marcha y la apuesta del PSOE es ofrecer una lista de cesiones a los separatistas para gobernar con su apoyo. Es muy triste que los izquierdistas argentinos amen Argentina, que los izquierdistas franceses amen a Francia, que los izquierdistas catalanes amen Cataluña, pero que los izquierdistas españoles odien España.

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