Estas primeras semanas de gobierno sirven sin duda para poner en evidencia las relaciones internas y el reparto de papeles del pentapartito, por lo que todo el mundo observa atentamente las relaciones de jerarquía entre Chivite y sus socios. Bajo esa escrutadora mirada de los analistas, no pasa desapercibido que cada vez que Chivite amaga con salirse mínimamente de la raya respecto a lo que hubiera hecho el cuatripartito la legislatura pasada, aparece Barcos cual perro pastor y Chivite vuelve sumisamente al redil incapaz de marcar mínimamente un territorio propio pese a ostentar la presidencia, o precisamente por ostentarla, pagando el precio correspondiente como no puede ser de otro modo.
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Así, Chivite ha amagado por ejemplo con abordar la devolución del IRPF a las madres navarras, sin tampoco demasiada convicción, siquiera para estudiar el asunto el año que viene. Pues bien, inmediatamente saltaba Barcos al marcaje indicándole a Chivite los términos a los que debe ceñir su discurso.
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Con ocasión de su reunión protocolaria con el jefe del estado, Chivite amagaba asimismo débilmente con retomar la presencia de Felipe VI en la entrega de los premios Príncipe de Viana, siendo de nuevo inmediatamente reconvenida por Barcos. Recibida la regañina, Chivite plegaba velas de inmediato y postergaba la presencia del jefe del estado en Navarra nada menos que hasta el año 2021, con ocasión de la apertura del Año Jacobeo, si a Barcos le parece bien, por supuesto.
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Hablando de lo que a Barcos le parece bien y retomando el caso de la devolución del IRPF a las madres navarras, resulta curioso que la expresidenta apele a un inusitado rigorismo legal para negarles esa devolución. En primer lugar porque, teniendo la voluntad, casi siempre se encuentra el modo, al menos cuando uno está en el poder. En segundo lugar, porque incluso en el supuesto de que tuviera razón, no es Barcos la más indicada para dar lecciones de cómo actuar con el respeto mas escrupuloso a la ley. Acaba de hacerse firme, por ejemplo, una sentencia anulando por ilegal una orden foral de Ana Ollo otorgando 17.900 euros para la elaboración de un informe sobre torturas.
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No es que la orden foral de Ollo sea ni mucho menos un caso aislado, ya que el El Tribunal Constitucional anuló la ley navarra de víctimas de la extrema derecha y de la policía, la ley foral que mitigaba el copago farmacéutico a 242.000 personas, la ley foral que regulaba las asociaciones de consumidores de cannabis en Navarra, la ley de plusvalías del cuatripartito… por no hablar de la OPE de Educación. Es decir, Barcos podrá tener razón o no cuando habla de las complejidades legales para devolver el IRPF a las madres navarras, pero es la menos indicada para dar consejos al respeto ya que su trayectoria como presidenta le deslegitima ampliamente para hablar del respeto a la legalidad y la seguridad jurídica. Para hablar del respeto a la legalidad, Barcos es la que más tiene que callar.
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Un comentario
Si con la actual Ley no es posible devolver el IRPF a las madres, ya está tardando Navarra + en presentar otra Ley que lo permita. Y todo el mundo a retratarse. Lo mismo para la presencia del Rey en los Premios Príncipe de Viana. Menos hablar y más hacer.