Por ejemplo, durante el juramento del cargo del concejal de UPN, Óscar Goñi, le sonó el móvil con música de aurresku al alcalde Floren Luqui. Tal vez eso fue lo más jocoso, porque otros hechos fueron menos edificantes. Un grupo de radicales campó por sus respetos en el salón de plenos y se permitió insultar constantemente al concejal de UPN Juan Pablo Gómez, ante la pasividad de la Policía Municipal y el Presidente de la mesa. Por otra parte, fue muy notoria la falta de convicción de buena parte de los ediles socialistas, que votaron a favor de los nacionalistas bajo la atenta mirada de algunos dirigentes del PSN. Como en los mejores tiempos del centralismo democrático.