La alcaldesa socialista de Marcilla le pide a la presidenta Chivite el cierre del centro de menas que está provocando permanentes problemas de convivencia en la localidad. Lo cierto es que este centro, como casi todos los centros de menas en todas partes, es una constante fuente de noticias sobre conflictos e incidencias, cuando no dentro del propio centro fuera del centro por parte de menas residentes en este centro.

Lo menos llamativo del caso no es que esta petición provenga de una alcaldesa socialista. No tiene mucho sentido que los habitantes de una localidad no quieran centros de menas y voten sin embargo mayoritariamente al PSN y Contigo, una de las muchas marcas blancas de Podemos. Cierto es que las fuerzas en Marcilla están bastante equilibradas, pero parece claro que el rechazo a los problemas de inseguridad y convivencia es transversal en el pueblo, como evidencian las declaraciones de la alcaldesa. Se hace precisa por tanto una mayoría política clara en las urnas si alguien pretende un cambio en Marcilla, en Navarra, en España y en toda Europa. No se puede esperar un cambio votando a partidos que llaman xenófobos a los que quieren un cambio. Los electores no pueden votar a los partidos que tienen un discurso pro-inmigración masiva y descontrolada y después de votarles pedir que apliquen una política distinta de inmigración. El elector petrificado que sigue votando unas siglas cuyas políticas le están perjudicando pierde el derecho a protestar. En realidad no lo pierde, pero ni es coherente ni -como está viendo- puede esperar demasiado por ese camino si no empieza a cambiar.

Esta situación en Marcilla llega además cuando el PSOE ha pactado con sus socios nacionalistas un reparto de menas en el que Navarra tiene que acoger una cantidad de ellos descomunal respecto a su población, y muy superior al que están recibiendo otras comunidades con una población mucho mayor, pero que pueden intercambiar su rechazo a los menas por sus votos de apoyo a Pedro Sánchez.
El Gobierno de Melilla (PP) admite que el coste de atender a cada mena asciende a 60.000 euros al añohttps://t.co/So14ArwQzd
— LA GACETA (@gaceta_es) April 8, 2025
Además de la vertiente que afecta a la seguridad, el coste de acoger a cada mena ronda los 60.000 euros anuales, por los datos que se conocen de otros lugares. Por consiguiente, los 364 menas con los que ha sido agraciada Navarra podría suponer a las arcas forales un coste anual de 21,8 millones de euros. Es decir, el coste de acoger a esos menas equivale a cerca de una cuarta parte de lo que nos cuesta la Policía Foral.