La “trata de votantes”

La democracia es un concepto mucho más vaporoso de lo que a veces parece. Consiste en que la gente vote libremente, ¿pero qué gente? Quien puede determinar el sujeto que elije, puede determinar lo elegido. Cambiando el sujeto electoral, podemos alterar lo que decide el sujeto electoral. El sujeto electoral parece claro a priori, los españoles mayores de edad, pero podemos camiar el sujeto electoral reduciendo la edad de voto, por ejemplo. Otra forma de alterar el sujeto electoral es incluyendo en el censo unos cuantos cientos de miles o millones más de electores. ¿Cómo llamar a intentar alterar el censo introduciendo nuevos votantes con un determinado sesgo? Trata de votantes podría ser un nombre tan bueno como cualquier otro y más descriptivo que muchos.

La democracia también puede alterarse por la vía de alterar el sujeto pasivo de la elección. O sea, el sujeto activo de la elección sería el conjunto de los españoles mayores de edad, pero el sujeto pasivo son los candidatos que se presentan a la elección o los partidos y candidatos susceptibles de poder presentarse. En Rumanía o Francia, por ejemplo, ya se está alterando la normalidad democrática impidiendo a tal candidato o tal candidata poder presentarse, siendo el tal candidato o la tal candidata la del partido más votado o el favorito en las encuestas. La democracia se altera tanto prohibiendo a la gente que vote como permitiéndolo votar sólo dentro de un marco.

En la dura realidad europea actual, no es que estemos ante uno u otro factor interfiriendo la normalidad democrática, sino que ambos factores se suman con escandalosa intensidad. Por un lado se está alterando el censo de forma escandalosa, y por otro se están cancelando abiertamente candidaturas, todas por supuesto del mismo signo. Soy demócrata mientras la gente vote lo que tiene que votar, parece ser lo que piensa una proporción no peligrosa de dirigentes europeos en este momento. La democracia está siendo limitada ante nuestros ojos para que sólo podamos votar entre esto y lo otro, y ya es mucho pensar que en realidad lo uno y lo otro son cosas distintas, cuando lo uno y lo otro defienden la misma Agenda y llevan prendido el mismo pin en la solapa. La elección se limita entre dos defensores distintos del mismo recetario, pero propiamente no hay libertad para elegir un recetario distinto. ¿Y esto no lo impedirán las instituciones europeas? No sólo no lo impedirán, sino que las instituciones europeas son las principales impulsoras de esta deconstrucción de la democracia.

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