Zapatero es un tipo que, al mismo tiempo que sonríe y habla suave, promueve el odio, la división, y el autoritarismo. Por alguna extraña razón solemos pensar que las mentiras no se pueden decir mirando a los ojos o que los malvados sacan humo por las orejas. Lo cierto es que ni los malvados ni los mentirosos habrían prosperado tanto en el mundo si las cosas fueran así de fáciles en realidad. Zapatero fue quien trajo a España dos de los mayores males que ahora nos aquejan. Primero una memoria histórica sectaria y mutilada, destinada a restablecer el guerracivilismo y el enfrentamiento entre los españoles (“nos conviene que haya tensión”), y segundo un cambio de escenario político en el que los filoetarras y los separatistas, en vez de enemigos comunes de todos los españoles, se convirtieran en aliados que perpetuaran en el poder al PSOE. Con Zapatero fue con quien cada atentado y cada desgracia, en vez de para unirnos, fue empezado a usarse para enfrentarnos y para favorecer al PSOE, recuérdense el Prestige, el Yak-42 y los atentados del 11M como insuperable abyección. Zapatero convirtió a los enemigos objetivos de España en aliados estratégicos y a la media España no socialista en enemiga mortal. Sánchez no es por otro lado más que un sosias de Zapatero, su prolongación inevitable, la única planta que puede brotar en el monocultivo socialista. El campo socialista no puede dar otro fruto que un Zapatero o un Sánchez, otra cosa sería un fallo en Mátrix, una alteración en la fuerza, un milagro, un fallo en las leyes de la causalidad.
No habiendo perdido de vista nunca todo lo anterior, poco puede sorprender la cercanía de Zapatero a Maduro, que Sánchez gobierne de la mano de los chavistas ibéricos, o que el exilio del presidente legítimo de Venezuela sea vendido como un éxito del zapaterismo. Es Maduro quien debería estar volando al exilio y no el ganador de las elecciones. Bajo ningún concepto se puede considerar un éxito que el presidente democrático de Venezuela tenga que exiliarse y que se perpetúe la dictadura de Maduro. Si alguien considera un éxito que Maduro consolide su dictadura y que Edmundo González tenga que exiliarse, es que odia la libertad y la democracia. Obviamente en lo personal es mejor que Edmundo González pueda abandonar Venezuela a que lo encarcelen o lo fusilen.
Desde luego esto de llamar paz a que te exilien a cambio de que el dictador siga sin problemas en el poder es muy zapateriano. La PAX etarra a la que nos intentó llevar Zapatero era justo eso. Si haces tuyos los postulados de ETA, ETA a cambio deja de matarte. Si dejas marchar al exilio a la oposición, ya no eres un dictador. Toni Soprano no te rompe las piernas si le pagas cada mensualidad. El zapaterismo es que tú no tienes derecho a la vida al mismo tiempo que defiendes tus ideas. Para tener derecho a la vida tienes que renunciar a tus ideas. Si pretendes tener al mismo tiempo derecho a la vida y a defender tus ideas eres un enemigo de la paz. No tienes derecho al mismo tiempo a que no te rompan las piernas y a no pagar a al mafia. Es desde este mismo punto de vista zapateriano desde el que se nos vende el exilio de Edmundo González como una especie de equilibrio satisfactorio. Maduro sigue mandando pese a perder las elecciones pero deja que Edmundo González viva. Asunto arreglado. Maduro es un buen tirano izquierdista magnánimo y Zapatero el benefactor que saca del país a la oposición en vez de sacar al dictador.
Nadie en Venezuela, por algo será, percibe hace tiempo que Zapatero esté trabajando para sacar a Maduro del poder y llevar la democracia al país. Desde luego no lo percibe la oposición, pero sobre todo no lo percibe el propio Maduro, que si lo percibiera como una amenaza a la dictadura en vez de como un instrumento útil para ella ya lo habría echado hace tiempo del país. El problema es que toda la gente que blanquea a Maduro o es partidaria de su dictadura está en el gobierno o son apoyos necesarios del gobierno, y por tanto tenemos un gobierno dependiente de esos apoyos. No nos hagamos ilusiones al respecto. El que ama la libertad la quiere igual para España que para Venezuela, y el que acepta la falta de libertad en Venezuela abrazaría esa misma falta de libertad para España. La libertad en España se encuentra por tanto amenazada, porque el sanchismo se encuentra plagado de formaciones que justifican la tiranía y odian la libertad.
Un comentario
El sueño de Zapatero y de Sánchez es emular a la “Segunda República”. No en vano ambos han manifestado su admiración por Largo Caballero. Pretenden hacernos creer que este período fue de progreso y libertad. Ambicionan una purga jurídica, una república sólo de izquierdas, una democracia a su gusto, es decir ilegalizando PP y VOX y consintiendo los nacionalismos periféricos de derechas. En suma, no teniendo rivales políticos y asegurándose el gobierno eternamente. De momento la U.E. parece que consiente o al menos permanece callada. Tampoco les importaría mucho tener que hacer un “exit” a la española. Mientras los españoles dormimos soñando que en España eso no pasará, tampoco iba a pasar en Venezuela y pasó. Como decía Platón el desentenderse de la política nos lleva a ser gobernados por los peores.