Hace escasas fechas ha tenido lugar ARCO, la célebre feria anual de arte moderno que siempre nos entretiene con alguna polémica y nos invita a pensar al menos una vez al año sobre la descabalada deriva del ser humano contemporáneo. Con el arte nos pasa un poco como a las feministas con la definición de mujer, que no puedes defender a la mujer si dejas de tener claro qué es ser mujer, y que dejas de saber qué no es una mujer. Si no tienes claro tampoco qué es el arte, tampoco tienes claro qué no lo es. El problema es que saber qué es una mujer es mucho más sencillo y mucho menos subjetivo que determinar qué es el arte. El resultado es que presuntos artistas nos pueden colar en una feria de arte las supuestas obras de arte más estrambóticas, a precios inimaginablemente desorbitados.
X
En último término, podríamos pensar que algo es arte porque está en una feria de arte. Bien es cierto que esto es cambiar la causa por el efecto. O sea, que una cosa no está en una feria de arte por ser arte sino que es arte porque está en una feria de arte. Así funciona el pensamiento moderno y así le va yendo al mundo. Pero a fin de cuentas así funcionan ARCO y todas las ferias similares. Tan evidentemente es así que una escalera de pintor apoyada en el muro exterior de ARCO es una escalera de pintor y vale 20 euros. Pero esa misma escalera de pintor apoyada en el muro interior de ARCO es arte y vale 400.000 euros.
@tardeartv Unas escaleras oxidadas se venden en ARCO por 400.000 euros como una obra vanguardista. #arco #escaleras #arte #exposicion
La gran pregunta es qué pasa si compras por 400.000 euros la escalera, te la llevas y la apoyas en la pared de tu casa. ¿Sigue valiendo entonces 400.000 euros o ya sólo vale los 20 que cuesta en el Leroy Merlin? ¿No es mejor comprar la escalera en el Leroy Merlin que en ARCO?
En la reunión con @CGaleriasArte hemos renovado el compromiso de @culturagob con la labor de las galerías.
Seguiremos trabajando para conseguir el IVA reducido para la compra de arte contemporáneo, una reivindicación histórica que debe ser atendida. pic.twitter.com/e5MYltG59f
— Ernest Urtasun (@ernesturtasun) March 5, 2024
Una cosa buena que tiene el arte, llamemos arte a lo que lo llamemos, es que el gobierno lo ve con buenos ojos. Un gobierno que no apoye el arte es un gobierno progresista. Los gobiernos progresistas están con los artistas y con el acceso del pueblo al arte, así que hay que bajar el IVA a las obras de arte. La cosa es un tanto paradójica porque tratar de encerrar el arte en una definición es poco progresista, pero no tener una definición de arte es lo que permite que una escalera de 20 euros pase a venderse por 400.000. Eso sí, le bajamos el IVA a la escalera para que en vez de tener que pagar 80.000 euros de impuestos el ciudadano común que quiera tener la escalera en su casa sólo tenga que pagar en impustos, precio aparte, 40.000. Los gobiernos progresistas detestan a los especuladores, pero pocos especuladores conseguirán vender por 400.000 euros una escalera comprada la víspera por 20, y además ver bendecida la operación con una fiscalidad especial. Si la razón por la que la gente compra por 400.000 euros una escalera que vale 20 es en el fondo que la gente no sabe lo que es el arte, al final va a ser que la gente compra el progresismo a un precio desorbitado por la misma razón: porque en el fondo tampoco sabe muy bien lo que es.
X