¿En qué clase de país intentan matar dos veces al candidato de la oposición y no es Rusia ni Venezuela? ¿Qué ambiente se respira en esa sociedad y qué está pasando en los Estados Unidos? Damos la democracia por supuesto en los EEUU, en Francia, en Alemania o en España, pero el hecho es que nos encontramos bajo un ataque brutal y global contra la libertad en el mundo. El ataque es cultural y mediático, pero por eso mismo no es raro que aparezcan los pistoleros.
Las crónicas mediáticas de este segundo intento de asesinato de Trump casi explican el asesinato de Trump. Como la primera vez, parece que en realidad no ha existido un intento de asesinato. También pareciera que no es importante que intenten asesinar a Trump. La forma de contar la noticia en muchos medios es que ha habido disparos en un lugar por el que andaba Trump, casi como si hubiera habido disparos en el mismo estado o en el mismo país en el que estaba Trump, o como si hubiera habido disparos cerca de Trump sin tener nada que ver con Trump. Como si el objetivo último del tirador no fuera Trump. Como si las balas no buscaran a Trump. El odio a Trump que destila esta forma de contar lo sucedido explica lo sucedido. Este odio es el caldo de cultivo mediático en el que aparece un tirador y otro tirador. Es tanto el odio que esparce la mayoría mediática sobre Trump que intentan asesinarlo y no gana un voto. Una vez más en ese caldo de cultivo lo raro es que no surja algún tirador. Trump no está a salvo tras el último tiroteo, Trump se encuentra constantemente en peligro.
Imaginen que el candidato fuera negro e intentaran asesinarlo dos veces, y que nadie hablara de racismo. Debe ser que intentar asesinar al candidato de la derecha o que se opone al pensamiento woke es algo natural, ¿o cómo hay que interpretar que no se hable del discurso de odio woke para explicar estas intentonas? Es mas, el propio hecho de que estas intentonas no sean ya lo único de lo que se hable, y de que se esté hablando menos de un segundo intento de asesinato que del primero, como si cada intento de asesinato no expusiera una gravedad mayor de la situación, ¿no es otra prueba de la tiranía woke? Y en una tiranía, ¿no es lo normal tener que jugarse la vida para oponerse a ella?
Podríamos pensar que hemos llegado a tal punto que la tiranía woke ha pasado a las armas. No es un pistolero contratado por la izquierda el que ha atentado contra Trump; eso sí, la izquierda esta generando tal cantidad de odio y fanatismo hacia el que no piensa como ella que lo raro sería que no apareciera el zumbado de turno, saturado de ese discurso y sintiéndose el depositario de la misión social de apretar el gatillo.
Desde luego hay algo muy raro y sospechoso en que quienes sufren las consecuencias del discurso del odio y los atentados sean distintos de los que quieren restringir la libertad de expresión e imponer la censura en nombre de la lucha contra los discursos de odio. Al que padece el discurso del odio y sufre sus consecuencias, encima se le acusa de ser el responsable de los discursos de odio. El origen del discurso del odio se busca en el punto al que se dirigen las balas en vez de en la dirección de la que provienen. Nos estamos volviendo locos.
Antes de empezar a normalizar los intentos de atentado contra Trump, como si no pusieran de manifiesto que la democracia se encuentra en estado crítico, ya se normalizó siendo aún Trump presidente que medio país estuviera en llamas con revueltas generalizadas y que se produjera durante semanas una ola de violencia alentada por los medios anti-Trump. Ya en aquel entonces se debieran haber encendido todas las alarmas. No puede ser que o gobierne la izquierda o ardan las calles. A eso no se le puede llamar democracia.
Finalmente, si Trump muere en un tercer atentado , ¿en qué lugar quedará el gobierno demócrata? Es decir, nos encontraríamos ante un candidato de la oposición al que se habría intentado asesinar una y otra vez hasta conseguirlo. No sólo es que eso resulta inconcebible en una democracia normal del Primer Mundo, es que eso no cabe entenderlo bajo un gobierno que sea democrático. Un gobierno que no garantiza la vida de sus opositores, a los que se puede intentar asesinar una y otra vez hasta conseguir su eliminación, no sería democrático. Un gobierno o es responsable de la protección de sus opositores, o es responsable de su eliminación.