La fruición con la que la derecha se ha arrojado sobre el caso Koldo, o sea el caso Avalos, o sea el caso Armengol… o sea el caso Sánchez, revela además de las malas mañas de la izquierda una cierta desesperación de la derecha. Naturalmente es normal que la derecha se lance en tromba sobre este asunto. Tonta sería si no lo hiciera. Es que además debe hacerlo. Sobre el PSOE y medio gobierno recaen ahora mismo acusaciones y sospechas gravísimas. Algo huele a podrido en ese lado del muro. Pero no sobrevaloremos el poder que puede tener la denuncia de la corrupción para derribar ese muro.
X
Para empezar, corrupción hay a los dos lados del muro. Allá donde hay humanos hay corrupción. ¿Y entre qué grupos de humanos hay más corrupción? Entre aquellos que se creen más puros y más libres de corrupción, que están menos vigilantes y más relajados ante la propia corrupción. Así que en cualquier momento el PSOE puede encontrar algún caso de corrupción en la derecha para contraatacar, teniendo en cuenta además la ventaja de la aplastante mayoría mediática de la izquierda. Como siempre señalamos, con esa ventaja la izquierda puede multiplicar la repercusión de un caso en la derecha por 10, y cuando el caso de corrupción se produce en la izquierda dividirlo por 3. Faltan por otro lado tres años y medio para el fin natural de la legislatura y ni nos imaginamos lo que podemos ver hasta entonces. Nos enfrentamos además a un tipo del que la “resiliencia” parece su única virtud conocida y reseñable. ¿Acabará por tanto el caso Koldo con el sanchismo? Puede que no.
#Exclusiva El Gobierno de Armengol ocultó que las mascarillas de la trama eran ‘fake’ para recibir fondos europeos. En noviembre de 2020 informó a la UE que el material estaba perfecto pese a que 5 meses antes había certificado que era inservible. https://t.co/vJv2aUIwGS
— Esteban Urreiztieta (@eurreiztieta) February 28, 2024
x
La cuestión de fondo es que derrotar a la izquierda es algo que tiene que suceder en el ámbito ideológico y no en el judicial. Claro que hay que denunciar la corrupción del sanchismo o de quien sea. Claro que hay que desgastar a Sánchez y atacarlo con todo lo que se pueda usar contra él. Pero la batalla fundamental no está ahí.
X
La fruición con la que la derecha (o una parte de la derecha) se ha lanzado sobre el binomio Abalos-Koldo puede entenderse como un síntoma de debilidad si es el resultado de interpretar que la única forma de ganarle a la izquierda es denunciando la corrupción. ¿Realmente se puede ganar a la izquierda sólo usando la carta de la corrupción? Y sobre todo, ¿en qué condiciones entonces se puede ganar?
X
Aunque obviamente haya que denunciar la corrupción, el arma esencial para derrotar al sanchismo, o a la izquierda en general, debe ser la convicción, eso que llamamos la guerra de las ideas y que la derecha deja a menudo abandonada o suele dársele tan mal. Una cosa que abandonas y no practicas, lógico que no se te de bien. ¿Por qué esto es así? En primer lugar porque no siempre, puede que nunca, vas a tener a mano y en el momento electoral oportuno un caso de corrupción que automáticamente te vaya a dar la victoria en las urnas. No se puede fiar el futuro de España a los casos de corrupción que se le puedan encontrar al contrario, si es que se le pueden encontrar, y a la repercusión que estos casos puedan tener. A su vez, la repercusión de esos casos se encuentra totalmente ligada a una cuestión ideológica. Una sociedad escorada a la izquierda le va a perdonar mucho más a la izquierda que a la derecha. Hay que escorar el tablero a la derecha para invertir la repercusión. Pero hay un problema más y todavía más fundamental.
X
Aunque una mayoría te entregue el poder sólo para echar a los corruptos, eso sirve de poco si esa mayoría no comparte además tus ideas. Una vez expulsados los corruptos y llegado tú al poder dejarías de tener el apoyo de la mayoría. Todo lo que intentaras hacer no tendría un apoyo mayoritario, al menos en la sociedad. Es por eso importante que la gente no te vote por lo corrupto que es el otro, sino porque le has convencido de tus ideas. Esa es la forma más sólida y productiva de llagar al poder. La gente te tiene que votar a tí aunque tu rival sea un ejemplo de honradez, porque tus ideas y tus recetas para arreglar los problemas son mejores que las suyas.
X
Además se puede dar el supuesto de que, caído en desgracia un partido por los casos de corrupción, sus votantes cambien el voto, pero dentro de la misma orilla ideológica. En tal caso no habría un vuelco electoral ni ideológico sino un mero trasvase de votos dentro del mismo bloque. Perseguir la corrupción tiene que ser por tanto un asunto con un fundamento moral más que electoral. Aunque no seamos ingenuos, también tenga una relevancia electoral. Lo que no se puede es fiar todo a la carta de la corrupción, desatendiendo una vez más la batalla principal, porque aparentemente parece más fácil derrotar al rival en el campo de la corrupción. Si tan mucho más fácil nos parece derrotar a la izquierda usando la corrupción que la argumentación, precisamente es que tenemos un problema fundamental ahí.
X
Un comentario
Si lo que hacen con el narcotráfico (responsabilidad por la muerte de dos guardias civiles) quedara en evidencia, es decir, que se demostrara que Sánchez y su partido facilitan el negocio de la droga de Mohamed VI, y si además los medios hicieran eco de semejante escándalo, el PSOE quedaría herido, si no de muerte, de gravedad.