¿Pueden dejar caer a Sánchez los socios de Sánchez? Desde luego no será por la corrupción, el enchufismo o el decorado de las cloacas sino por cálculo electoral. En este sentido sin embargo Sánchez está más que blindado por los nacionalistas: nadie está dispuesto a caer más bajo ni a venderles España más barata que Sánchez. Para los nacionalistas no tiene sentido cambiar a Sánchez por otro que se rebaje menos ante ellos, y nadie se va a rebajar ante ellos como Sánchez.
Respecto a las esperanzas que se puedan tener de que alguien como Puigdemont, por poner un ejemplo, pueda escandalizarse por un caso como el de las andanzas de Begoña Gómez, conviene recordar el caso de su propia esposa, Marcela Topor.
Marcela Topor es una actriz rumana a la que Puigdemont conoció en una obra de teatro en Gerona, en 1998. Desde aquel momento se produjo un fructífero flechazo entre la mujer de Puigdemont y los presupuestos nacionalistas. De este modo, Topor fue pasando por diferentes puestos en diferentes medios del ámbito nacionalista hasta tocar cumbre en un medio llamado Xarxa audiovisual local (XAL), dependiente de la red de televisiones financiada por la Diputación de Barcelona, dirigiendo y presentando el programa The Weekly Mag.
La mujer de Puigdemont lleva desde 2018 presentando y dirigiendo este programa semanal por el que se estima que cobra unos 6.000 euros al mes. La audiencia del programa es de 12.000 personas al mes.

Cabe señalar que el programa de la mujer de Puigdemont sufrió una pequeña interrupción en enero, coincidiendo con el momento en que Puigdemont se negó a apoyar el famoso “Decreto Omnibus” y exigió una cuestión de confianza a Pedro Sánchez. En aquel momento, casualmente, la Diputación de Barcelona que financia el canal ya había pasado a manos del PSC. Felizmente Puigdemont acabó apoyando el decreto y la emisión del programa de la mujer de Puigdemont regresó a la normalidad, todo casualidad.
Todo lo anterior nos deja claro por tanto el nivel al que podemos confiar en que los socios de Sánchez le vayan a dejar caer por un caso de alcantarillado, malversación o enchufismo de su mujer. En el lado sanchista del muro sanchista, no hay salvación.