¿La derecha ha votado que la alternativa sean Abascal y Ayuso?

Hace justo un mes el título de nuestro análisis fue: “La vida le sonríe de cara a las generales a Pedro Sánchez Castejón”. Ahí está la hemeroteca.

No cabía otra interpretación, puesto que tras el éxito en las municipales y autonómicas el foco del debate pasó de estar en las catastróficas políticas de la izquierda (asesinos en las listas de Bildu, empobrecimiento de la población, suelta de violadores) a estar en que si VOX era un partido machista, racista y homófobo. Los errores del PP de Feijóo resultan ahora, retrospectivamente, más que evidentes.

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Feijóo con su discurso ha movilizado contra VOX a la izquierda. A la movilización de la izquierda al grito de que viene la extrema derecha por supuesto ha llamado la izquierda, pero a esa movilización  también se ha sumado Feijóo. Enhorabuena por tanto y que lo disfruten ahora el PP y don Alberto Feijóo.

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O sea, en vez de desarticular el discurso de la extrema izquierda y normalizar la relación con VOX, como por otra parte hizo por ejemplo Ayuso, el PP de Feijóo se ha dedicado empezando por Extremadura y acabando por Murcia por criminalizar a VOX. Que si VOX era extremista. Que si VOX era machista. Que si VOX era xenófobo. Que si VOX era homófobo. Un elector dudoso de la izquierda, o incluso de centro, se ha sentido durante esta campaña tan movilizado  por la izquierda como por el PP para  frenar un posible pacto PP-VOX. Cómo no iba a ser VOX un partido ultra si lo decía el propio Feijóo. 

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La cuestión añade un agravante, y es que no se trata de blanquear a VOX. Vox no es realmente un partido machista, ni homófobo ni racista, sino un partido patriota y conservador. No hacía falta mentir para blanquear a VOX, sólo decir la verdad. El PP empezó a perder las elecciones de ayer en el momento en que con María Guardiola, que para más INRI es la que ha acabado de presidenta de Extremadura con VOX, trasladó el debate de lo malo que era Sánchez a lo malo que era VOX.

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No sólo es que Feijóo ha ayudado a la izquierda a movilizarse azuzando el espantajo de cuidado que viene VOX, es que además Feijóo ha desmovilizado a la derecha en la misma medida en que ha movilizado a la izquierda. Para empezar, a la vista está el fracaso del discurso tendente a captar voto de los socialistas descontentos en vez de centrarse en ganar los votos del electorado de la derecha, insistiendo en que lo primero que iba a hacer tras ganar ampliamente las elecciones iba a ser llamar al PSOE, o asegurando que con quien él quería entenderse era con Page y no con Abascal. No ha habido trasvase de votos del PSOE al PP. No hay socialistas descontentos. Algún día habrá que empezar a asumir que el sanchismo, igual que el zapaterismo, reflejan perfectamente al votante socialista.

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Dando por hecho que iba a ganar, incluso especulando con la idea de que podía superar los 160 diputados (ha obtenido 136), y que con ese resultado tan amplio podía intentar gobernar hasta con el PNV, Feijóo invitaba al electorado de la derecha no ya a desencantarse, sino a desmovilizarse, a confiarse, a marcharse a la playa dando por hecha la victoria, fiado en unas encuestas que se han revelado ridículas, construidas sólo para convencer a toda la derecha de que el voto útil era Feijóo.

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Decíamos hace unos días, respecto a la ausencia de Feijóo en el debate entre Abascal, Sánchez y Díaz, que el resultado de las elecciones mostraría al ganador del debate. Pues bien, salta a la vista que el perdedor ha sido Feijóo. Su decisión de no acudir al debate no parece ahora que haya dado un gran resultado. A lo mejor tenía que haber ido al debate. A lo mejor fue un error pensar que la forma de ganar la batalla era no dar la batalla. Si Feijóo tuvo un inicio de campaña desastroso, convirtiendo en el centro del debate lo malo que era VOX en vez de lo malo que era Sánchez, ha tenido un fin de campaña no menos desastroso, dando la victoria por hecha, huyendo del debate, confiándose, poniéndose de perfil, renegando de su futuro socio y mirando al PNV.

Feijóo era un candidato supuestamente adecuado para captar voto moderado y ha fracasado. Analizando ahora las cosas con perspectiva, lo cierto es que cabría pensar si la crisis del PP generado por Casado se cerró en falso. Feijóo fue designado por aclamación con mucha prisa pero la mejor candidata acaso era Ayuso. De hecho esa es quizá la pregunta hoy. El próximo presidente popular del gobierno, ¿será Feijóo? ¿O la primera presidenta del gobierno de España tendrá que ser Ayuso? ¿Qué horizonte ofrece ahora mismo Feijóo? Es que incluso aunque hubiera ganado Feijóo a lo mejor ahora mismo no teníamos tampoco un horizonte claro. Y eso al menos para esta orilla tampoco resulta demasiado motivador.

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