Las agresiones sexuales no paran de crecer. Las mujeres cada vez se sienten más inseguras en las calles de nuestro país. La inseguridad es un problema que día a día adquiere proporciones preocupantes pero, dentro del problema de la seguridad, la seguridad de las mujeres ocupa un lugar especial.
A nadie se le escapa que la forma en que está creciendo la inseguridad, también la de las mujeres, es un hecho muy relacionado con la inmigración. No se trata de criminalizar con carácter general a todos los inmigrantes, pero las noticias que leemos todos los días o las cifras oficiales, cuando las unas y las otras no se censuran, ponen de manifiesto primero la gravedad del problema, segundo que los responsables del problema no suelen ser la generalidad de los inmigrantes, sino inmigrantes de ciertos perfiles y ciertos orígenes, no siendo iguales todos los inmigrantes, y tercero que ni siquiera se hace nada contra el grupo específico de los inmigrantes delincuentes, que siguen delinquiendo pese a encontrarse en situación irregular o con decenas de antecedentes a sus espaldas. Todos estos delincuentes cometen delitos, incluyendo agresiones sexuales y crímenes, que perfectamente podrían estar evitándose. Ni siquiera respecto a este grupo concreto se actúa ni se reconoce el problema. El descontrol de la inmigración masiva nos lleva por tanto de una parte a seguir importando delincuentes, y por otra a acumular estos delincuentes de nueva importación a todos los que ya tenemos y que nuestro gobierno no quiere expulsar, porque la expulsión requeriría un previo reconocimiento del problema y su gravedad.
En todo este panorama resulta particularmente llamativa la actitud de las organizaciones y plataformas supuestamente feministas o LGTB. Siendo estos colectivos particularmente afectados por el crecimiento de la inseguridad, callan clamorosamente sin embargo ante el deterioro de la situación. Su causa por lo visto está muy bien para conseguir movilizar el voto hasta llevar a la izquierda al poder, pero una vez que la izquierda llega al gobierno se acabó la defensa de la mujer o del colectivo LGTB. No es que todos veamos la realidad menos estas organizaciones, es que estas organizaciones tienen sus propios intereses. También es que todas estas organizaciones tienen su conocida filiación y conocida financiación. Estas organizaciones, como los sindicatos, no denuncian por tanto problemas que puedan provocar una desafección de la población hacia los partidos de izquierda en el poder.
No se trata sin embargo de un problema sólo de la delincuencia importada. Tampoco respecto a la delincuencia nacional o el narcotráfico sabe afrontar el problema la izquierda. La izquierda ha llegado al poder de hecho para rebajar las penas a los violadores y a los responsables de la manada. La izquierda usó las penas a la manada, que consideraba insuficientes, para llegar al poder, pero lo que ha hecho en realidad al llegar al poder es rebajar las penas de la manada. ¿Hay alguna queja al respecto de los colectivos feministas que salieron a manifestarse en masa contra la sentencia de la manada? ¿Por qué está Irene Montero o la ministra de turno por encima de la defensa de la mujer? ¿Porque son las que pagan? ¿Porque tienen comprado al colectivo? No han cambiado los jueces sino la ley, así que la culpa de las reducciones de pena es de la ley. Desde luego la solución al problema no va a llegar de las manos de estas plataformas de activistas con afasia selectiva. El problema que mejor se soluciona es el que no existe, así que dicen que no existe un problema de inseguridad sino de xenofobia. Este problema que no existe se resuelve por tanto ocultando la nacionalidad de los delincuentes. No reconocer el problema, no separar el grano de la paja y no actuar contra la delincuencia importada es sin embargo lo más injusto que se puede hacer contra los inmigrantes como conjunto, y lo que más puede estimular la xenofobia por la que dicen estar preocupados.
