Corrupción ha habido siempre, es algo consustancial a la humanidad. Es decir, todos los humanos somos pecadores y por tanto mientras haya humanos habrá en alguna medida imperfección, corrupción y maldad. La izquierda sin embargo tenía otra teoría, la de que la corrupción es fruto de la ideología y no de la naturaleza. De este modo, la corrupción sería una cosa de la derecha y de la que estaría libre la izquierda. Para acabar con la corrupción, bastaba con votar a la izquierda. Obviamente esto no resiste el mínimo análisis, pero forma parte de la radicalización del discurso izquierdista en los últimos años en virtud del cual todo lo que no es la izquierda es el mal. Esta tesis va un paso más allá de afirmar que el contrario está equivocado, porque conduce a la conclusión de que el contrario es la fuente del mal, que por tanto no es permisible pensar como el contrario y que para acabar con el mal es legítimo perseguirlo. Las violaciones o los asesinatos de mujeres, por ejemplo, se nos ha vendido que eran consecuencia de tener una visión del ser humano distinta a la de la izquierda, que para acabar con las violaciones o los asesinatos de mujeres había por tanto que universalizar el discurso de la izquierda y que por consiguiente para acabar con estos males el discurso de la izquierda tenía que ser obligatorio desde la escuela. Es más, había que perseguir el discurso que no era el de la izquierda. Cuestionar el discurso de la izquierda o su legitimidad para imponerlo era hacer apología del asesinato y de la cultura de la violación. Lo que estamos viendo, sin embargo, es que también los izquierdistas son humanos y que, de hecho, a más ideología izquierdista parece que más violaciones, más asesinatos y también más corrupción.
Un juez del Supremo ha mentido de manera flagrante en un auto para poder imputar al Fiscal General del Estado.
— AntonioMaestre (@AntonioMaestre) June 9, 2025
El juez Ángel Hurtado ha mentido para poder justificar que la declaración de un testigo que anulaba la causa no era válida.
Esto es lo grave de lo que está pasando. pic.twitter.com/2Pu7iUvrlv
En todos los partidos que manejan dinero siempre más tarde o más temprano hay corrupción. La cuestión es cómo reaccionan los partidos frente a la corrupción. Lo novedoso del sanchismo, y también lo realmente peligroso, es que hasta ahora el que era pillado en un caso de corrupción asumía la culpa, intentaba desvincularse de los acusados, agachaba las orejas, trataba de limitar los daños y aguantaba el chaparrón. Ahora con el sanchismo en cambio se ha producido un cambio sustancial. Lo que ahora hace la izquierda, en vez de asumir los pecados de su gente, es cargar contra los medios que denuncian la corrupción, cargar contra los jueces y cargar contra las fuerzas de seguridad. Los enemigos ya no son los corruptos, sino los que denuncian la corrupción. El objetivo ya no es acabar con la corrupción, sino controlar los medios, la Justicia o las fuerzas de seguridad para acabar con los investigan la corrupción de la izquierda. Investigar la corrupción de la derecha está muy bien, pero investigar la corrupción de la izquierda es no aceptar el resultado de las urnas, prevaricación y lawfare.
#ÚltimaHora 🔴 Jueces y fiscales paran en toda España para alertar de que la independencia judicial "está bajo amenaza" por las reformas del Gobierno https://t.co/CL0qCmb2d5
— EL MUNDO (@elmundoes) June 11, 2025
Todo esto es una novedad porque al PP no se le ocurría cargar contra los jueces o hablar de lawfare para tapar sus casos de corrupción, aunque algunos motivos para ello podía tener. Así, por ejemplo, la moción de censura contra Rajoy se articuló en base a un párrafo de la sentencia del caso Gurtel, redactado por el juez progresista José Ricardo de Prada, el cual fue desautorizado por el Tribunal Supremo con posterioridad. Esto no quiere decir que el PP fuera un partido ejemplar libre de corrupción, como evidencia el hecho de que Bárcenas, Rato, Granados u otros personajes acabaran en prisión, o que no se beneficiara “a título lucrativo” de las andanzas de los condenados de la Gurtel sabiéndolo o sin saberlo. Lo que por lo menos no hizo fue acusar de golpistas a los jueces, empezar a impulsar leyes para amordazar a los periodistas, intentar nombrar a los jueces y dar el poder sobre las causas contra el partido a los fiscales bajo su control. Todo esto en cambio lo está intentado ahora el sanchismo y es por lo que tenemos a los jueces y fiscales manifestándose a las puertas de los juzgados. Un juez es imparcial o no es, y si el juez es nombrado por el que tiene que juzgar no puede ser imparcial, porque el que puede nombrar al juez que le puede juzgar no elige a nadie imparcial.

Por lo demás, ante los intentos del sanchismo de atacar a los jueces para sostener a su Fiscal General, volvemos a estar ante un caso de linchamiento mediático de un juez incómodo para el poder. Resulta llamativo como el sanchismo mediático está sirviendo hasta de testigo en defensa del Fiscal General acusando al juez instructor de acusar sin pruebas o incluso contra las pruebas que evidenciarían la inocencia del Fiscal. Por un lado el juez instructor no acusa, y por otro la instrucción no prueba, sino que se limita a presentar indicios para iniciar un proceso en el que será donde se prueben o no se prueben las sospechas. Lo que pretende por tanto el sanchismo es que ni se investiguen las sospechas contra el sanchismo. La cronología que está esgrimiendo el sanchismo para exculpar al Fiscal de la filtración, por otro lado, no se sostiene como demostración. La Sexta alega unos mensajes de wassap para intentar demostrar que en un chat de periodistas ya se manejaban los datos del novio de Ayuso a las 21:54, antes de que el Fiscal tuviera acceso por correo a la literalidad del documento original a las 21:59. Sin embargo, se trata de dos cosas distintas. Una cosa es que el Fiscal General recibiera el documento original a las 21:59 y otra muy distinta que no conociera antes el contenido de ese documento.
El chat que demuestra que laSexta tenía la información de la confesión del novio de Ayuso antes de que el correo le llegara al fiscal general https://t.co/g19t0m2BV9
— Alfonso Pérez Medina (@alfonsopmedina) June 10, 2025
Tampoco es lo mismo por tanto que a los medios sanchistas no se les hubiera podido filtrar el documento textual del pacto con Ayuso hasta después de las 21:59 con que no pudieran tener antes, filtrada por el Fiscal o no, información sobre lo que decía ese documento. De hecho, en el chat de la Sexta no se maneja el propio documento, sino lo que dice el documento. Puede haber hablado del contenido en algún chat interno, pero ningún medio ha publicado el documento ni ha acreditado tener el documento antes que lo tuviera el Fiscal General. Aparte de esto, lo que no se puede negar es la actividad frenética del Fiscal respecto al pacto con el novio de Ayuso, su extraño interés por intervenir en la construcción de un relato político, o que sacara aprisa y corriendo a un fiscal de un partido de fútbol para tener el documento cuyo contenido resultó filtrado.
Tenían la información sobre el correo, pero no tenían el correo que se filtró. Si lo hubieran tenido, lo habrían puesto a disposición del instructor. Alfonso no informa, sino que trata de confundir al personal. https://t.co/mWHhiHj60c
— Mac (@mevoyacaer) June 10, 2025
La Sexta o PRISA, en su empeño curiosamente intenso por exculpar al Fiscal General, tampoco tienen en cuenta otro de los datos que se incluyen en el auto del juez, y es que antes de las 21:54 y de las 21:59, a las 21:38:12, el Fiscal General recibió una llamada de un periodista de la SER, seguida de un mensaje SMS a las 21:38:36 que forma parte del contenido borrado por el Fiscal General. Este periodista de la SER es además el único periodista con el que habló el Fiscal General. La llamada duró sólo unos segundos, quizá sólo los precisos para decir te cuelgo que ahora te mando todo en un SMS, pero por tanto ya permite cuestionar el testimonio del periodista de la SER que dice que fue una llamada perdida y que el Fiscal General no descolgó. Quizá todos los indicios acumulados por el juez no prueben la filtración del Fiscal, cosa que se verá en el juicio, pero es evidente que todo lo que están diciendo La Sexta o la SER no prueba la inocencia del Fiscal ni la improcedencia de su enjuiciamiento.

Es evidente que existe un problema con la Justicia y que lleva mucho tiempo politizada. Otrotanto se puede decir respecto a la politización de la mayoría de los medios, no digamos los públicos. En esto tan culpable es el PP como los sanchistas. Los sanchistas sin embargo han llevado la colonización de la Justicia, la Fiscalía y los medios a unos extremos nunca vistos hasta la fecha. El ataque de los medios sanchistas contra los jueces que investigan al sanchismo tampoco tiene por su violencia precedentes hasta la fecha. Politizar la Justicia tenía unos riesgos y ahora los estamos sufriendo, lo que no se había visto hasta ahora es ir tan lejos como consecuencia de esa politización. Si por otro lado una amplia mayoría de los españoles somos conscientes de este problema, la alternativa sólo puede ser la regeneración y la despolitización.