Cada día el sanchismo se supera a sí mismo. Su penúltima ocurrencia es la orden de Interior a la policía de dejar que la gente se drogue tranquilamente dentro de los coches aparcados. ¿Y si el coche está aparcado delante de un colegio? No se puede hacer nada, es un espacio de privacidad protegida. ¿Y si ya puestos los drogatas dentro del coche aparcado frente a un colegio o un kinder garden se desnudan y montan dentro del coche una orgía? No pasa nada, mientras no critiquen al gobierno. Naturalmente se podría multar al coche acaso por estar mal aparcado o no tener al día la ITV, pero ni por la droga ni el espectáculo. ¿Puede un exhibicionista actuar impunemente si aparca frente a un colegio? Esta orden del sanchismo abre la puerta a un abismo de incertidumbre. ¿Cómo vas a ser alguien un exhibicionista en un espacio privado protegido? ¿Es un espacio privado inviolable sólo para drogarte? ¿Va a hacer falta una orden judicial para sacar a un delincuente de su coche si es que es su coche?
Está muy bien que un gobierno mantenga el más estricto respeto por la privacidad y la intimidad de los ciudadanos, pero hay que realizar una serie de matizaciones al respecto. No es tan escrupuloso el gobierno con la privacidad de la gente cuando se la saca a la fuerza del anonimato para señalarla, como está sucediendo con algunos perfiles de las redes sociales críticos con el gobierno, y cuya exposición se dedican a viralizar miembros del propio gobierno.
Tampoco era muy escrupuloso con la privacidad de los españoles este gobierno cuando declaró un estado de alarma ilegal, cancelando todos los derechos fundamentales y dejando a la policía entrar a patadones en las casas. Pero es que además hablamos de coches aparcados en la vía pública, en la calle, en cualquier calle, a cualquier hora y lugar y a la vista de cualquiera incluyendo menores. Defender la privacidad de la invasión pública es muy distinto de defender la vida pública de la invasión de la vida privada de unos exhibicionistas o unos drogatas.
La consecuencia más palpable de este nuevo dislate del gobierno es la invención del narco-coche. El sanchismo abre la puerta a zonas en las que los narcos tengan coches aparcados para que sus clientes se chuten tranquilamente. Y la policía mirando. ¿Empezará a proliferar este fenómeno en primer lugar por las urbanizaciones de lujo de los ministros del gobierno social y de progreso? Seguro que no es el caso.
