¿Qué fue primero, el fanatismo o el dinero? O dicho de otro manera, ¿el gobierno les paga porque son sus fanáticos o son fanáticos del gobierno porque el gobierno les paga? Apuesten por la gallina o el huevo. Un huevo es lo que por otro lado cobran los miembros del equipo olímpico de opinión sincronizada del gobierno por defender al gobierno. ¿Y cómo se justifican estos pagos? Pues recurriendo a la memoria histórica y la lucha contra el franquismo. Uno de los últimos casos es del “humorista” Quequé, conocido por su llamada a “tirar piedras a los curas que se hayan follado a algún niño; o sea, a todos”. El humorista de la SER se repartió recientemente 20.000 euros con otra presentadora por uno de estos actos antifranquistas.
A la izquierda, Héctor de Miguel y Marina Lobo negando que hayan cobrado casi 20.000 € por presentar un acto del año Franco
— Pablo Haro Urquízar (@pabloharour) June 24, 2025
A la derecha, el documento oficial del Estado firmado por el Ministerio de Política Territorial que acredita hasta la última coma de lo que digo pic.twitter.com/qtm9FVKNGw
El caso de Quequé no constituye ni mucho menos un hecho singular. La lista de beneficiarios en la órbita sanchista por actos relacionados con la memoria histórica franquista comprende a una pléyade de famosos, influencers y presentadores adeptos incluyendo además de al propio quequé a otros personajes como Carla Galeote o Marina Lobo.
Así riega Sánchez a los influencers de izquierdas en los actos del "año de Franco" https://t.co/6CeWGqDI6w
— Libertad Digital (@libertaddigital) June 23, 2025
Hace unas semanas fueron también noticia los más de 3.000 euros que Alan Barroso, otro olímpico sanchista, había cobrado por dos vídeos de poco más de un minuto sobre la dictadura franquista.
🇪🇸🗞️ Según el diario The Objective, el Gobierno ha contratado al politólogo Alán Barroso para hacer vídeos sobre Franco.
— La Respuesta (@larespuesta_es) May 20, 2025
👉🏻 Concretamente, le habrían sido pagados 3.146 euros por realizar dos vídeos de un minuto y medio de duración.https://t.co/SjRdf8JXBw
Todo lo anterior confirma el diagnóstico de que la memoria histórica antifranquista, no digamos a estas alturas, es más que nada un pretexto para forrar con dinero público a los adeptos al sanchismo. En realidad no se les paga por hablar de Franco, eso es la excusa, sino por hablar bien de Sánchez. Por hablar bien de Sánchez se les contrata con el dinero de todos para pagarles una fortuna por un pequeño encargo relacionado con Franco. Si alguien lo cuestiona lógicamente es tachado de franquista. La realidad es que cuanto más se hunde en el fango el sanchismo, más tiene que pagar al equipo. Sepamos al menos de dónde viene el dinero para la defensa de Sánchez (de nuestros bolsillos) y que la defensa de Sánchez no depende de los hipotéticos merecimientos del sanchismo, sino que se paga generosamente al contado. Al menos en muchos casos.