Llegados a este punto puede ser que para entender al PSOE haya que haber visto la serie de los Soprano. Si no resulta imprescindible, al menos ayuda bastante. Para un mafioso también puede ser interesante conocer bien la historia del PSOE. El caso es que el protagonista de la serie y capo de la familia Soprano es Tony Soprano, sobrino de junior Soprano. No obstante, Tony Soprano crea la apariencia y deja creer a su tío que es él quien manda en la familia. De este modo, Tony evita por un lado enfrentarse a su tío y por otro lo coloca como escudo para recibir los golpes o rendir cuentas a la policía. Llegado el momento, al conocer la verdad, junior Soprano decide comerse la condena por orgullo y mantener así la apariencia de que es el jefe antes de reconocer que ha sido utilizado y que no era más que un monigote de Tony Soprano. ¿Puede ser este el caso de Pedro Sánchez?
En la situación a la que hemos llegado, el dilema es si Pedro Sánchez es el capo de toda la trama o si era un monigote al que todos han utilizado y que no se enteraba de nada de lo que hacía todo su cuerpo de subordinados directos. Naturalmente en cualquiera de los dos casos Sánchez queda inhabilitado por completo para ser presidente pero, ¿cuál ha sido su papel real en todo este asunto?
En los últimos días asistimos a un nuevo regreso bajo los focos de José Luis Rodríguez Zapatero, y no es una reaparición casual, su figura aparece como un papel protagonista en toda la trama corrupta del petróleo de Venezuela. Es decir, para evadir el régimen de sanciones internacionales impuestas sobre las exportaciones de petróleo de la dictadura venezolana, Zapatero sería la cabeza visible de una trama encargada de derivar el crudo a la República Dominicana, refinarlo, transportarlo a Canarias y venderlo bajo otra bandera evitando el embargo. Todo ello, naturalmente, sería a cambio de una generosa recompensa para Zapatero y todo el entramado socialista implicado. Para hacer viable toda esta operación hace falta una amplia implicación de al menos varios ministerios del gobierno. Por supuesto hablamos de cantidades milmillonarias y por otro lado tamaña trama explicaría bien el caso Delcy Rodríguez, la intermediación de Aldama, o la llamativa relación amorosa entre Zapatero y la dictadura venezolana.
Todas las andanzas y mordidas de Abalos y Koldo serían en realidad, sin quitarles un ápice de gravedad, una broma comparadas con la magnitud del caso del petróleo de Venezuela. En este caso la cabeza pensante sería Zapatero y son por ello ya muchos los observadores que empiezan a preguntarse si el “one” de toda la trama no es realmente Zapatero. La pregunta una vez más es: ¿no se enteraba de nada Sánchez o es Sánchez el jefe de toda la trama?
En medio de este contexto es cuando quizá empieza a explicarse la postura de Abalos respecto a la Justicia y su disposición a declarar o no declarar, a favor o en contra de quién, y buscando la protección de quién. ¿Podría entregar Abalos la cabeza de Zapatero para salvar la de Sánchez? Entre Sánchez y Zapatero, es Sánchez por tener a su disposición el aparato del gobierno quien podría ofrecer más protección a Abalos.
La trama del petróleo venezolano nos conduce a otro ministro, Angel Victor Torres, del que se dice que es objeto de un futuro informe de la UCO como el informe Cerdán del que hasta hace unos días hemos estado hablando durante meses. La implicación de Torres nos devuelve una vez más a la pregunta de si todo esto puede pasar bajo las narices de Pedro Sánchez sin que se enterara de nada y si la extensión y coordinación de la trama por el partido y los ministerios es posible sin sin el conocimiento y la implicación del presidente. La cuestión resulta relevante a efectos penales por la disyuntiva dolosa entre enterarse o no enterarse. Políticamente en cambio no hay dilema porque no es presentable una presidencia sometida a semejante sospecha. La responsabilidad política de Sánchez ya no es cuestionable.
Por lo demás, cuando Abalos dice que tiene grabaciones el mensaje al gobierno es dadme algo o hablo. No lanzaría ese tipo de mensajes hasta en público si no tuviera algo y si después de lanzarlos no habla ante el juez, como ayer, es que le han ofertado algo. Por otra parte, ¿qué podríamos pensar ahora si eventualmente un tribunal absolviera a Abalos, a Koldo, o a cualquiera de los implicados en la trama? Es decir, tenemos también la evidencia de que Ferraz ha creado un comité de fontanería en las cloacas para buscar material con el que chantajear a jueces y guardias civiles. ¿Qué cabe pensar entonces si un tribunal dicta una sentencia favorable al PSOE? ¿Que los fontaneros encontraron algo con lo que chantajear a tal o cual magistrado? ¿Por qué si es inocente en vez de asumir su responsabilidad política, dimitir y convocar elecciones, Sánchez se aferra al poder para poder ofrecer tratos o cambiar las leyes procesales como si fuera culpable? No es posible por tanto que la presidencia de Pedro Sánchez y el presente gobierno se dilaten más en términos democráticos.
