Corrupción socialista: es más grave la reacción que la acción

¿Es grave la avalancha de casos de corrupción que no paran de sucederse en torno al PSOE? No es grave, es gravísimo. Hasta los socios de Sánchez se preguntan ya si no estamos ante la Gurtel del PSOE, sólo que esto es muchísimo peor que la Gurtel. ¿Es creíble que Sánchez se encuentre subido a una montaña de basura sin haber notado nunca algún olor raro? Si los que se encuentran bajo tu mando son mafiosos, ¿no es la opción más lógica pensar que eres el jefe de los mafiosos? Como ya se ha señalado, sólo hay dos alternativas: o Sánchez es el jefe de los corruptos, o no se enteraba de nada, ambas alternativas le inhabilitan. Sin embargo, siendo gravísimo todo lo que se está destapando sobre la corrupción, la forma en que el gobierno del PSOE está respondiendo a los escándalos, como trataremos de explicar a continuación, es más grave si cabe que la mismísima corrupción.

En este sentido, Sánchez se comporta como el jefe de los corruptos y no como un pobre bendito que no se enteraba de nada. No ya sólo es que se aferre al poder para blindarse frente a las posibles acciones judiciales en vez de asumir su responsabilidad política, sino que como destacamos en el titular lo peor del PSOE no es la propia corrupción, siendo gravísima, sino que la clave es cómo está reaccionado a la corrupción. Analizar esta forma de reaccionar nos ofrece claves fundamentales no sólo sobre la posible implicación de Sánchez en esa corrupción, sino los peligros para la supervivencia del estado de derecha con esa reacción.

Si algo conocemos bien respecto a Sánchez y se encuentra fuera de toda duda, si hace falta se lo repetimos veinte veces, es su capacidad de mentir. De mentir con toda desfachatez. Es complicado ya de entrada confiar en alguien capaz de mentir a la cara con toda desfachatez. La credibilidad de Sánchez es cero desde mucho antes incluso de destaparse todos estos casos de corrupción. Para entender correctamente a un mentiroso lo fundamental, en vez de escuchar a sus palabras, es atender a sus actos, y es observando los actos del PSOE cuando tenemos que empezar a asustarnos.

Es mentira que el PSOE ha reaccionado con diligencia para atajar la corrupción en cuanto ha conocido el informe de la UCO. Muchos meses antes de que se publicara el informe, el PSOE ha volcado todos sus recursos en dos frentes complementarios. Primero en el de perseguir, señalar y desacreditar a todos los medios que estaban publicando datos sobre las investigaciones contenidas en ese informe. Segundo en crear un equipo de demolición, encabezado por Leire Díez, encargado de matar al jefe de la UCO para tratar de frenar las investigaciones y la publicación de ese informe. Hoy conocemos el informe sobre las corrupciones del PSOE sólo gracias a que al frente de la UCO hay alguien que dijo ni plata ni plomo. Pero no perdamos de vista que de lo que ha tratado el PSOE de Sánchez no es atajar la corrupción en cuanto ha conocido el informe de la UCO, sino de intentar matar antes al jefe de la UCO.

En este sentido, Sánchez vuelve a comportarse como si fuera culpable en todas las medidas legislativas que está promoviendo. A lo que se está dedicando Sánchez no es a atajar la corrupción, sino a intentar colonizar la Justicia, a nombrar los jueces, a dejar la instrucción de las causas penales en manos de la Fiscalía General que controla para que en el futuro ya no haya un juez que le vuelva a encargar otro informe a la UCO. Sánchez el mentiroso dice con la boca que está atajando la corrupción, pero los actos de Sánchez nos dicen que lo que realmente está intentado atajar es la lucha contra la corrupción. La pregunta evidente, si fuera inocente, es por qué.

Grave es sin duda la corrupción, pero mucho más grave (y peligrosa) es la manera en que el PSOE está reaccionando ante el descubrimiento de todos los casos de corrupción. Si Pedro Sánchez quisiera tapar y frenar como fuera la investigación sobre la corrupción no podría estar haciéndolo mejor ni con mayor intensidad y velocidad.

Si Sánchez es culpable, por tanto, se explica perfectamente lo que está haciendo, y esto genera como poco una apariencia terrible de culpabilidad sobre el presidente. Que viene la extrema derecha es una mentira que los socialistas se han inventado para robar impunemente y gobernar despóticamente. Las alternativas que ahora mismo parece barajar Sánchez, las que desde luego barajaría si fuera culpable, no son o él o la derecha, sino dictador o preso. No podemos tener un segundo más en el poder a un sujeto cuyas alternativas, ni como hipótesis, en su estado actual pueden ser un golpe blando o marchar preso. No sólo porque es algo bochornoso, sino sobre todo porque es algo muy peligroso.

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