¿Mascarilla o mordaza?

A estas alturas, ocuparse de lo que diga el CIS podría parecer una pérdida de tiempo lamentable. El CIS ha perdido cualquier credibilidad pasada que pudiera haber tenido. El CIS se ha convertido en la agencia de verificación del PSOE. Todo el mundo lo sabe y por tanto no merece la pena ni atender a los resultados de las encuestas del CIS ni desmentirlos, puesto que nadie se los cree. En esta ocasión, sin embargo, el CIS ha ido un paso más allá que nos obliga no ya a ocuparnos de lo que dice, sino a preocuparnos por lo que hace.

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En concreto, el motivo de preocupación con el último barómetro publicado por el CIS viene dado por esta pregunta, en la que se les propone a los encuestados si querrían que sólo el gobierno pudiera ofrecer información sobre la crisis del coronavirus.

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En otro momento podríamos señalar que, si alguien ha dado información mala o falsa sobre el coronavirus en esta país, ha sido precisamente el gobierno, de lo que existen clamorosos y numerosos ejemplos, pero la gravedad del mero hecho de que el CIS haga esta pregunta va mucho más lejos.

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Imaginemos, por ejemplo, que el CIS preguntara en a los encuestados en uno de sus barómetros si considerarían aceptable que el gobierno empezara a fusilar a los miembros de la oposición.

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Desde luego ya sólo plantear algo así no sólo sería raro, sino inquietante en un grado extraordinario. Si además el 66% apoyara el fusilamiento de los opositores sería cosa de empezar a correr.

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Lo que se está planteando a los encuestados es prácticamente si quieren que el gobierno imponga una dictadura. A este respecto se pueden hacer varias consideraciones, todas ellas escasamente tranquilizadoras. Puede que el gobierno quisiera o no quisiera realmente imponer una dictadura, pero si quisiera el 66% la apoyaría. Pensábamos que había una mayoría social contra la “ley mordaza”, pero ahora resulta que el 66% de los españoles quieren que la información en España solo pueda difundirse a través del gobierno.

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Obviamente hablamos del CIS y sería sensato no creerse nada de lo que dicen sus encuestas. Es decir, podemos dudar de que realmente hay un 66% de españoles a favor de eliminar toda información no gubernamental, pero la pregunta entonces es para qué plantean esa cuestión y para que cocinan el resultado para que sea ése. ¿Qué es lo que nos quieren decir? ¿Qué es lo que quieren justificar? No hay ningún escenario para responder a lo anterior que no sea más o menos escalofriante.

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Alguien podría pensar que la pregunta ciñe el ámbito de la censura al ámbito del coronavirus pero, ¿cómo de amplio es ese ámbito? Las medidas económicas que plantea el gobierno como respuesta al coronavirus, ¿son opinables o dejarían de serlo? El coronavirus está afectando a todos los aspectos de nuestra vida, todo es coronavirus, todo por tanto podría dejar de ser opinable salvo lo que dijera el gobierno. Por otro lado resultaría equivocado pensar que, como el coronavirus es un asunto tan serio, se podría opinar sobre otras cosas pero no sobre un asunto tan mortal y tan grave. La libertad hace falta justo para poder hablar sobre los asuntos graves. La libertad, al menos en una democracia, no puede quedar relegada a opinar libremente sobre deportes o programas de cocina.

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Con eso y con todo, es posible que el apoyo popular al gobierno que muestra el CIS puede que no sea falso. Desde luego es posible que sí lo sea, pero puede que no. Es decir, si tienes todas las televisiones a tu favor, y a toda la gente todo el día encerrada en casa viendo esas televisiones, que están haciendo las mejores audiencias de su historia, a lo mejor no es tan increíble que el gobierno tenga un apoyo apreciable. O al menos parece lógico que el gobierno se desgaste mucho menos de lo que se desgastaría habiendo canales críticos.

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España necesita una Fox News

Puede que aún no vivamos una dictadura política, pero ya vivimos una dictadura mediática. El dominio de la izquierda en los medios (y del nacionalismo en los territorios en los que gobierna) resulta abrumador. Las elecciones están tan decantadas a la izquierda como los medios. O la derecha se empieza a preocupar por los medios, o viviremos casi siempre gobernados por la izquierda. Incluso cuando gobierna la derecha, lo hace con un corsé ideológico impuesto por la izquierda. La Ventana de Overton, salvo chispazos excepcionales, es el marco que marca la izquierda desde los medios. ¿Es posible que el PSOE y Podemos apenas estén sufriendo desgaste? Es seguro que mucho menos que si hubiera grandes medios que fueran críticos con la izquierda. ¿Es posible que la libertad de expresión de los españoles esté amenazada? Seguro que mucho más que si no hubiera un partido comunista formando parte del gobierno. De estas dos cosas al menos podemos estar bastante seguros en estos tiempos inciertos.

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