Los mejores (y peores) momentos de la comparecencia de Yolanda Barcina en el Parlamento

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Ningún político navarro quiere recortar los gastos

Intervención decepcionante para quienes, frente al discurso dominante, consideran que  los recortes no sólo no hay que lamentarlos sino que deben ser celebrados como una copa de fútbol. Ante las consideraciones del portavoz de Izquierda Unida, Barcina le planteó sin que nadie le rebatiera si de verdad creía “que algún político está deseando hacer ajustes en nuestra comunidad”. Al parecer la presidenta cree, con razón, que los políticos no pueden desear hacer un ajuste casi por naturaleza. De hecho parece haber un consenso político en torno a la idea de que los recortes son malos, oscilando tan sólo el matiz en hasta qué punto son obligatorios. Por el contrario, bien puede pensarse que los recortes son buenos y producen por sí mismos un efecto positivo: más recortes equivale a menos impuestos. Sirva como ejemplo de esa relación la forma en que el gobierno de PP ha resuelto el desfase entre ingresos y gastos, parte recortando y parte subiendo impuestos. Todo lo que no ha sido recorte ha sido subida de impuestos. Los recortes pueden provocar destrucción de riqueza por un lado, pero más destrucción de riqueza produce aumentar los impuestos para recortar menos. Este planteamiento es posible, sólo que gastar menos en nuestra comunidad (y seguramente en todo el mundo) no lo contempla con entusiasmo ningún político.

La independencia de Euskal Herria como solución a la crisis

Más incisiva se mostró Yolanda Barcina a la hora de replicar los planteamientos de Bildu, cuya única propuesta para salir de la crisis (como para cualquier otro problema) es en definitiva es hablar de la independencia de Euskal Herria. Barcina recordó un dato interesante como el de que “los Jubilados y las pensiones del País Vasco, que ustedes quieren que vaya bien, mejor que Navarra, resulta que  son deficitarias y que se están pagando gracias a la caja común de solidaridad de todos los españoles”. El dato, efectivamente, se explica por el particular grado de envejecimiento y escasa natalidad del País Vasco; cuya situación, por otro lado, anticipa lo que pronto será un grave problema para todos.

Bildu sigue sin condenar los actos violentos de la huelga general

La presidenta del gobierno supo situar hábilmente a Maiorga Ramírez en la tesitura de condenar o no la violencia que dejó arrasados los comercios del centro de Pamplona con ocasión de la huelga del 29 de marzo. Ramírez no condeno esa violencia, lo que demuestra una vez más que el acercamiento entre la “izquierda abertzale” y el “nacionalismo democrático” no se ha producido tanto porque la izquierda abertzale haya pasado a rechazar la violencia, como porque ahora es el nacionalismo democrático quien huye de condenarla.

Barcina y la “ley del silencio” sobre Caja Navarra

La última parte de la comparecencia incluía una pregunta sobre la vigencia del artículo 56 del Amejoramiento, que establece la competencia de Navarra en materia de organización de cajas de ahorro, una competencia que se retrotrae a la Ley Paccionada de 1841. Ante la respuesta de Barcina, confirmando que las funciones supervisoras del gobierno de Navarra siguen vigentes, Maiorga Ramírez le preguntó si estaba dispuesta  a hacer público y  llevar al Parlamento el famoso informe en que exdirectores como Lorenzo Riezu, expresidentes y otros responsables políticos le hicieron llegar sobre la situación de Caja Navarra el año pasado. En este caso fue Barcina quien evitó ostensiblemente responder a esta pregunta, limitándose a insistir innecesariamente sobre la vigencia del artículo 56 del Amejoramiento.