Ya no existe la «Educación para la Ciudadanía». Desde el punto de vista del movimiento objetor, es indudable que se trata de una victoria. Las plataformas de objetores han trabajado mucho y bien. Haciendo un trabajo silencioso y desagradecido; incomprendidos y solos, como el que se echa al monte por dignidad, han conseguido sin embargo que el gobierno de un importante paso atrás. O adelante, porque al final ha ganado el sentido común y la defensa de la patria potestad. Por el camino se han quedado, no tan avergonzados como debieran, algunos presuntos defensores de la libertad de conciencia que optaron cobardemente por defender lo suyo y pactar con el enemigo, acatando formalmente el esquema de la EPC, actuando de forma insolidaria con los estudiantes de la escuela pública y cometiendo un auténtico fraude de ley.
Ya no hay EPC. Sin embargo las plataformas de objetores, como Navarra Educa en Libertad, no se van a disolver. La llegada de una nueva Educación Cívica y Constitucional no garantiza nada. Por el contrario, una vez institucionalizada como cauce para la inyección de contenidos ideológicos podría esta nueva asignatura convertirse en un auténtico caballo de Troya al servicio del gobierno de turno. ¿Estaremos ante el típico caso de «dos pasitos p’alante, un pasito p’atrás»? Tiempo al tiempo.
2 respuestas
Pues han ganado. Muy bien. Tampoco voy a decir que me gustase que el estado (esa cosa) nos enseñe ética. Pero atiendan al fondo del problema. En España es necesaria una enseñanza de ética en relación con lo común tan importante para todos que es la política: el bien de la comunidad, y también la protección de los derechos individuales.
¿Lo vamos a conseguir desde una moral católica enrocada en si misma? Yo creo que no: ni desde la musulmana tampoco. Es necesaria una ética transreligiosa que asiente las bases de una conciencia común sobre los puntos cardinales en los que se asienta la convivencia pacífica y el progreso de la civilización.
En nuestro país estamos todo el dia desnudando a un santo para vestir a otro. No sé si es mejor Buda o Tao. Lo que se es que necesitamos personas autónomas, con criterio, que pongan en valor el enorme tesoro cultural que hemos recibido de nuestros antecesores, y apuesten por la aventura de la dignidad de la persona humana en libertad. Los retos son inmensos.